N/A: Este es el último capítulo de la primera parte... No voy a separarlas por lo que seguiré la historia aquí mismo, no sé como llamar a la segunda parte así que lo sigo aquí. Lo que sí aviso es que habrá un pequeño salto en el tiempo... Y luego más, tengo historia hasta para cuando nuestra pequeña Valerie tenga quince años! Así que daremos saltos para llegar a eso...
CAPÍTULO 20: MI FAMILIA
Sam estaba en el trabajo, dibujando una figura humana, aunque aun no tenía forma muy definida. Su teléfono móvil estaba en su mesa, junto a sus pinturas y, aunque no sonaba, el comprobaba cada cierto tiempo que no había recibido ningún mensaje o llamada. Faltaba sólo una semana para que Blaine saliera de cuentas y estaba muy nervioso. Todo estaba preparado para el nacimiento de Valerie, la habitación que antes pertenecía a Sam tenía las paredes pintadas de color lila y los muebles blancos, preparada para la llegada de la niña.
El jefe de Evans, un hombre de más de sesenta años, bajo y con el cabello canoso, se acercó con una sonrisa. Era casi como un padre para los pocos empleados que trabajaban en la empresa, era un sitio familiar e inspirador ya que su trabajo era más artístico y entendía que no podía presionar para obtener inspiración. Llevaba algo en sus manos, pero el rubio no prestó atención.
– Hola, Sam. ¿Cómo está Blaine? Si no me equivoco, pronto saldrá de cuentas. – El mayor preguntó.
– Está muy cansado, tiene ganas de que llegue el parto aunque también está nervioso. Supongo que es normal. Sale de cuentas la semana que viene y tengo muchas ganas de tener a nuestra pequeña en mis brazos. – La sonrisa del ojiverde era la que siempre tenía cuando hablaba de su hija. Tenía tantas ganas de que naciera que podría pasarse horas hablando de ella.
– Supongo que ya os habrán hecho muchos regalos y seguramente mucho más valiosos y necesarios pero yo también tengo algo para ella. – El jefe dijo y le dio a Sam un paquete no muy grande pero tampoco pequeño. Cuando el feliz papá retiró el papel que lo envolvía, distinguió la portada que él había dibujado para una nueva edición de Los Tres Cerditos. Movió el libro para ver otros que él también había ilustrado, todos formaban parte una colección de cuentos infantiles clásicos que había lanzado una editorial. Estaban Blancanieves y Los Siete Enanitos, Caperucita Roja, La Bella Durmiente, Cenicienta. – Había pensado que cuando sea un poco mayor podrá entender quién los ha dibujado y serán especiales para ella.
– Muchas gracias. Es un regalo muy especial y tanto a Valerie como a Blaine les va a encantar.
Sam guardó el regalo muy agradecido. Ver su trabajo siempre era reconfortante y más si era algo que podía disfrutar su familia... El rubio suspiró al pensar en su familia. Hacía tan sólo un año no podía ni imaginarse estar con Anderson, ya que éste tenía una relación con Kurt desde hacía mucho tiempo y parecían almas gemelas. Hacía tan sólo siete meses no podía ni imaginarse ser padre y en ese momento sentía que tenía más de lo que pudiera desear.
Después de media hora trazando las líneas que delimitan el hombre que estaba dibujando para la portada de un libro, cuando su móvil sonó. Rápidamente respondió porque sabía que sólo podía ser una persona.
– ¿Blaine? ¿Ya? – El rubio dijo casi sin aliento. Su corazón latía a toda velocidad y contenía la respiración a la espera de una confirmación.
– Soy Rachel, Blaine está de parto y vamos al hospital. Brittany ha ido a recoger sus cosas a vuestro apartamento mientras yo voy con él. Ha roto aguas hace poco.
– ¿Está bien? ¿Por qué no me ha llamado él? – El ojiverde se levantó y se dirigió al despacho de su jefe.
– Está bien, sólo le duele lo que es normal. No tienes nada de lo que preocuparte, sólo ve al hospital.
Berry colgó el teléfono para que su amigo no siguiera insistiendo. Sam llamó a la puerta del despacho.
– Adelante.
– Señor Hunt, Blaine está de parto. Si mi presencia no es necesaria me gustaría acudir al hospital...
– Por supuesto que sí, Sam. Mucha suerte.. ¡Y acuérdate de mandar una foto de la niña cuando puedas!
Sam llegó al hospital y entró corriendo a la recepción. Rachel estaba allí, esperándolo. El rubio la abrazó nada más llegar a su lado, totalmente nervioso.
– ¿Y Blaine? – El ojiverde no tenía nada más en su cabeza.
– Está en una habitación, todavía no está de parto. Brittany está con él. Estábamos en una cafetería cuando ha roto aguas y el dueño ha llamado a un taxi para que pudiéramos venir cuanto antes. Estábamos cerca de vuestra casa por lo que Britt ha ido a por el bolso que teníais preparado.
La joven dirigió a su amigo hasta el lugar donde estaba su novio. Notaba el nerviosismo y la ansiedad, por lo que acarició con dulzura su espalda mientras recorrían los pasillos del hospital.
Cuando entró a la habitación esperaba muchas cosas excepto lo que vio. Brittany y Blaine estaban riendo por algo, tranquilos como si nada estuviera pasando. Aun así, Sam corrió al lado de su amado, dejó sobre la mesa los cuentos que le había regalado su jefe y besó los labios de su amado.
– ¿Cómo estás? – El rubio preguntó nervioso mientras cogía la mano de su pareja.
– Siento algo de dolor aunque el médico dice que irá a peor. – El moreno respondió, aliviado porque su novio había llegado.
– No esperaba encontrarte así. – El ojiverde confesó.
– Aun queda para que Valerie nazca. Tenemos que esperar un poco.
Evans se agachó para volver a besar a su amado y cuando sus labios se encontraron a escasos centímetros, éste sintió una contracción y apretó con fuerza la mano del otro.
Sam no sabía que un parto podía tardar tanto. Había leído que no era tan rápido como parecía en las películas o series de televisión, sobretodo la primera vez, pero habían pasado horas desde que habían llegado. Las contracciones de Blaine eran mucho más seguidas y dolorosas. Una enfermera había estado unos minutos en la habitación para comprobar el estado del embarazado pero había salido.
El rubio se estaba desesperando, era la espera más difícil de su vida. Entre las ganas que tenía de tener a su hija entre sus brazos y ver el dolor reflejado en la cara de su amado hacía que deseara que todo acabara cuanto antes.
El médico entró y se acercó al moreno para comprobar como iba el parto. Después de analizar la situación, sonrió hacia la pareja.
– Ha llegado el momento.
A partir de ahí, todo se aceleró. Blaine empujaba para que la niña saliera mientras el doctor y Sam le daban ánimos. El rubio deseaba poder aliviar el dolor de su amado pero no había nada que pudiera hacer.
– Un último empujón, ya casi está. – El médico exclamó.
– Vamos, mi amor, tu puedes. – El rubio intentó apoyarlo.
Poco después, un llanto se escuchó mientras todos sonreían felices ya que Valerie había nacido y parecía estar bien. Un enfermero la tapó con una manta para dársela a los felices papás para que la vieran antes de limpiarla y hacer una revisión más a fondo para saber su estado de salud. El moreno la rodeó con sus brazos suavemente mientras la acomodó sobre su pecho. Después movió una de sus manos para que su dedo acariciara la cara sonrojada de la pequeña.
– Es preciosa. – El ojimiel comentó totalmente feliz.
– Tan hermosa como su padre.
Los dos papás se besaron, ya eran la familia que estaban deseando ser. Tal vez algo apresurada pero ellos se amaban y sabrían lidiar con todos los problemas que vendrían, porque estaban seguros de que llegarían.
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No Pierdas La Esperanza (Blam - boyxboy)
FanfictionA veces a las buenas personas les ocurren cosas malas. Hay veces que por más que quieras conseguir algo, no encuentras el momento de dar un paso para alcanzarlo. La paciencia y la valentía son dos cualidades necesarias para no perder la esperanza...