CAPÍTULO 19: CONTRACCIONES

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CAPÍTULO 19: CONTRACCIONES

Blaine y Sam estaban durmiendo, abrazados como cada noche durante los dos últimos meses. Eran las tres y media de la mañana y hacía pocos días que se había cumplido el séptimo mes de embarazo. La habitación estaba completamente a oscuras. El moreno dormía de lado, con su cabeza a escasos milímetros del hombro de su novio. El rubio estaba boca arriba, con sus piernas enredadas con las de su pareja y su mano entrelazada con la del ojimiel, apoyadas sobre su pecho desnudo.

Las molestias del embarazo iban a más, pero lo que más aumentaba en ellos eran los nervios por el parto y por la paternidad. Las inseguridades propias de unos padres primerizos no eran una excepción para ellos, aumentadas por el hecho de que su pequeña Valerie llegaría cuando ellos sólo llevaran seis meses de relación. Era poco tiempo para afrontar una responsabilidad tan grande, pero sabían que todo estaría bien porque eran mejores amigos y porque llevaban amándose mucho tiempo y sabían que habían llevado vida de pareja antes incluso de serlo.

- ¡Ay! - Blaine se despertó quejándose de dolor, despertando también a Sam, que se sobresaltó.

- ¿Qué ha pasado? ¿Estás bien? - El rubio estaba asustado.

- Creo que... Creo que acabo de tener una contracción. - El moreno confesó, todavía molesto por el dolor mientras intentaba respirar con normalidad a pesar del miedo.

- ¡Es muy pronto! ¡No puedes estar de parto! ¡Es el séptimo mes de embarazo! - El ojiverde gritó, lo contado por su pareja no lo tranquilizaba.

- Tranquilo, Sam. Vamos al hospital y vemos que dicen los médicos. - El actor intentó mantener la calma aunque estaba tan aterrado como su novio.

- Sí, claro... - Evans asintió y se levantó. Al darse la vuelta vio que su pareja estaba intentando levantarse lo detuvo. - Blaine, espera. Cuando me vista, yo te ayudo. Si estás de parto aun tenemos tiempo. Además hay que llamar a un taxi y coger algunas cosas porque no tenemos todo preparado porque no esperábamos que el parto fuera tan pronto... Llamaré a Santana para que se encargue de eso...

El rubio se vistió, preparó la ropa que se pondría Anderson para ir al hospital, llamó a Santana, que se enfadó porque la llamara tan tarde pero que pronto accedió a ayudar cuando se enteró del motivo de la llamada. Mientras él hacía todo eso, Blaine seguía en la cama y tuvo otra contracción.

Con mucho amor, ayudó al embarazado a vestirse, intentando ocultar su intranquilidad mediante el amor que sentía por su pareja. Mentalmente se repetía que todo estaría bien, que aunque Valerie fuera prematura no significaba que nacería con problemas de salud, que el parto no sería complicado...

Cuando los dos estuvieron preparados, llamó al taxi y los dos salieron de casa para ir directamente al hospital.

Llegaron al hospital y caminaron hacia la recepción. Una enfermera se acercó a ellos para hacer que Blaine se sentara en una silla de ruedas para dirigirlo a una habitación. Como el moreno nunca había sentido una contracción, no estaba muy seguro de que fuera eso lo que sentía, aunque estaba casi convencido.

Poco después entró el ginecólogo y realizó el reconocimiento para evaluar la situación. Tardó muy poco en hacerlo y miró a la pareja con indulgencia. No era los primeros padres primerizos con los que se encontraba y todos tenían las mismas dudas y errores.

- No estás de parto. - El médico aseguró.

- ¿No eran contracciones? ¿Por qué le duele? - Sam quiso saber. Esa afirmación, en vez de tranquilizarlo, lo había puesto más nervioso.

- A partir del séptimo mes pueden sentirse contracciones de Braxton Hiks. Son normales salvo que sean demasiado frecuentes. Vuestra hija no está preparada para nacer todavía, así que podéis volver a casa e intentar descansar. Cuando llegue el momento del parto lo notaréis. Y esperemos que falten dos meses para ese momento. - El doctor sonrió. - Voy a completar el informe y cuando os lo traiga la enfermera podréis volver a casa.

Cuando Blaine y Sam llegaron allí, Brittany y Santana estaban esperándolos. Habían entrado al apartamento con la llave que el rubio les había dado. Poco después de enterarse del embarazo, había dado copias de la llave a las chicas, a Rachel y a Artie por si pasaba algo y necesitaban que uno de ellos entrara al apartamento. Había temido hasta que el moreno se pusiera de parto y no pudiera andar por sí mismo y necesitara que alguien entrara para ayudarlo.

- ¿Qué ha dicho el médico? - La latina preguntó, aunque sabía que estaba bien porque habían hablado con ellos mientras volvían a casa.

- Que estoy bien, es normal sentir alguna contracción... Siento haberos preocupado a todos y que vosotras hayáis tenido que venir hasta aquí para nada. - El ojimiel se disculpó.

- Mira, Hobbit. Somos tus amigas y nunca dudaríamos en ayudarte... Y el Boca-Trucha menos todavía, porque es tu novio. Deja que te mimen un poco, ya te patearemos el trasero cuando mi preciosa sobrina salga de tu barriga. - Lopez exclamó

- Gracias. - Anderson susurró antes de abrazar a su amiga. Luego fue la rubia la que lo abrazó antes de que ellas se marcharan de vuelta a su casa.

Sam miró su reloj y vio que le tocaba levantarse en menos de hora y media. Pensó que sería mejor no ir a la cama y directamente arreglarse, aunque primero quería asegurarse de que Blaine sí intentaba dormir un poco ya que el horario del teatro era diferente al suyo y podía dormir algo más.

- ¿Vas a venir a dormir? - El moreno preguntó, consciente de las dudas de su pareja.

- Voy a tumbarme unos minutos contigo pero no voy a dormir. Creo que me levantaré más cansado si duermo ahora este rato. - El rubio se acercó y besó a su novio, rodeándolo con sus brazos y deseando que ese momento fuera eterno.

- Siento haberte levantado... - El ojimiel intentó disculparse pero su pareja no le dejó, interrumpiéndolo con otro beso.

- Como ha dicho Santana, estoy para mimarte y ayudarte. Ahora ve a descansar, aun queda tiempo para que tengamos a nuestra hija en nuestros brazos.

Evans guió al otro hasta la habitación, con sus manos entrelazadas. Sam caminaba hacia atrás mientras Blaine sonreía por todas las atenciones que le daba su pareja. El rubio ayudó al otro a tumbarse en la cama, con mucho amor. Él también se tumbó, pero sin taparse con las sábanas y tarareó una melodía suave para ayudar al otro a relajarse mientras lo acariciaba con dulzura. Sabía que el moreno tenía problemas para dormir por los movimientos de la niña y el dolor en la espalda. Él no sabía qué hacer, no sabía cómo ayudarlo, salvo intentar que se relajara y durmiera siempre que pudiera. El ojimiel se sentía tan especial con todos esos cuidados que era incapaz de negarse a recibirlos. El embarazo estaba siendo algo difícil, pero tener a su amado a su lado tan incondicionalmente lo hacía todo más fácil. Deseaba poder encontrar una forma de agradecerle todo lo que había hecho por él pero se sentía tan débil y torpe por el embarazo que pospondría esa recompensa para después del parto.

Finalmente, Anderson se quedó dormido y Evans pudo prepararse para ir a trabajar con la seguridad de que esa noche, su novio y él volverían a estar juntos, abrazados y demostrándose su amor. Por fin tenía algo seguro en su vida. Por fin sentía que podía ser feliz, sólo necesitaba esperar dos meses para que Valerie pudiera estar con ellos para hacer perfecta su familia.


No Pierdas La Esperanza (Blam - boyxboy)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora