CAPÍTULO 7: NUEVA VIDA

219 25 3
                                    

CAPÍTULO 7: NUEVA VIDA

Blaine se sentía algo bajo de ánimo. Le había costado recuperarse de la gripe y estaba buscando un nuevo trabajo pero, en su estado, nadie quería contratarlo. Empezaba a notarse un poquito su vientre redondeado y en ese momento estaba intentando encontrar unos pantalones que no le quedaran demasiado ajustados en la cintura. Sin embargo, los únicos que tenía que le valían eran los deportivos. Escuchó que Sam golpeaba su puerta y le dijo que podía pasar.

El rubio se quedó mirando sorprendido el cuerpo semi-desnudo de su mejor amigo, que estaba frente a su armario en ropa interior. Le encantaría poder tocarlo, sentir su piel bajo sus dedos, verlo enloquecer bajo sus manos, sentirlo excitarse por sus caricias... Definitivamente necesitaba pensar en otra cosa, porque no debía volver a imaginar qué cosas que le haría a su mejor amigo si tuviera la oportunidad.

– ¿Estás bien? – El ojiverde decidió preguntar.

– Toda la ropa me queda pequeña. Estoy muy gordo. – El moreno hizo un puchero. Se sentía poco atractivo y deprimido. Era en momentos como ese cuando más notaba que estaba solo en el embarazo.

– Blaine... Estás embarazado y tu bebé necesita espacio para crecer. No estás gordo, estás creando vida... ¿Puedo tocar tu tripa? – Las palabras salieron de los labios del ojiverde antes de que pudiera retenerlas. Quería sentir ese bultito donde estaba el bebé, quería sentirse el padre de ese bebé, aunque sólo fuera dos segundos.

– Claro que sí. – Anderson se acercó y el más alto puso su mano en el vientre del otro. No se sentía nada, pero aun así era muy especial. No pudo ni quiso contener la sonrisa, era feliz y no quería ocultarlo.

– Vamos a comprarte algo de ropa. Va siendo hora de que te prepares, dentro de poco ese bebé se notará mucho más.

Evans le dejó una camisa y unos pantalones y entre los dos doblaron los bajos y las mangas para que quedaran de sus medidas. Los dos se fueron a comprar, con la misión de encontrar algo perfecto para el embarazado. Estuvieron mirando en varios sitios pero les costó encontrar la tienda perfecta. Los dos se divirtieron mucho probándose ropa, incluso Sam se probó alguna prenda utilizando el relleno que había en la tienda para que los embarazados pudieran saber como les quedaría la ropa en los siguientes meses. Todo fueron risas y diversión, hacía mucho tiempo que ellos no estaban así. Eran los mejores amigos y, aunque pasaran por baches, siempre podrían contar con que el otro les haría sonreír hasta en los más oscuros momentos.

Blaine entró en el apartamento con una gran sonrisa en su rostro. Irradiaba la felicidad propia de cualquier persona embarazada. Sam lo miró intrigado, no era que hubiera estado triste pero hacía mucho tiempo que no lo veía así. De repente un miedo irracional se apoderó de él. ¿Y si su mejor amigo había conocido a alguien que le pudiera atraer? Sin Kurt en la ecuación, esperaba ser él quien conquistara el corazón del moreno pero era consciente de que no había dado ningún paso para enamorar al otro. Eso hacía que en cualquier momento pudiera conocer a alguien y abandonarlo a él.

– ¿Y esa sonrisa? – El rubio no pudo evitar preguntar.

– He encontrado trabajo. – El ojimiel respondió mientras colgaba su abrigo en el armario de la entrada.

– ¿Qué? ¿Dónde? – El más alto quiso saber. Estaba realmente sorprendido.

– En Freedom. – Anderson informó. Su amigo se quedó mirándolo anonadado. Ese era uno de los musicales off- Broadway de más éxito en la temporada. Se rumoreaba que la siguiente temporada daría el salto a uno de los teatros de la calle más famosa del mundo de la interpretación. El ojiverde no había visto la obra pero había escuchado a Rachel y Kurt hablar de ella durante horas. Una de las cosas que más le había llamado la atención cuando hablaban de ella, era que la coreografía era tan compleja que ni Rachel ni Kurt habían sido elegidos para un papel y tuvieron que repetir el casting porque nadie llegaba al nivel. Blaine no llegó a hacer la prueba porque en aquel momento tenía otro proyecto.

– Ni hablar. Es una obra muy difícil y tienes que pensar en el bebé. – El ojiverde exclamó y observó como el más bajo se sentaba a su lado y ponía una de sus manos sobre su pierna izquierda.

– Voy a ser uno de los violinistas. Voy a estar hasta mayo, cuando retiran la obra de ese teatro para empezar en Broadway. No voy a bailar, así que deja de comportarte como un padre preocupado y alégrate de que voy a estar trabajando hasta casi el día del parto y que voy a ganar dinero sin un gran esfuerzo físico. – El moreno informó.

– ¿Qué? – Evans lo miró sorprendido pero pronto sonrió tanto como su amigo y lo abrazó con fuerza. Estaba realmente feliz por él. Era algo perfecto, iba a seguir trabajando en lo que le gustaba y además podía cuidarse apropiadamente. – Me alegro mucho por ti. Te mereces todo lo bueno que te pase. Estoy tan orgulloso de ti. No vas a rendirte, vas a seguir adelante, por ti y por tu bebé... No creo que yo pudiera ser tan valiente. Te admiro mucho.

– Gran parte de la culpa es tuya. Gracias a tu apoyo y a tu cariño puedo seguir. Eres el mejor amigo del universo. – El ojimiel lo abrazó con fuerza. Esos brazos le hacían sentirse seguro. Seguía doliendo el pensar que su amigo era heterosexual y que jamás lo miraría como algo más. Sin embargo, eso era un millón de veces mejor que no tenerlo en su vida.

Cuando empezaron a separarse de su abrazo, se quedaron mirándose a los ojos durante un instante antes de volver a acercarse con la clara intención de besarse. Los dos estaban totalmente hipnotizados por la belleza de los ojos del otro mientras acercaban sus labios lentamente pero sin detenerse.

El sonido del teléfono de Anderson interrumpió el casi beso cuando apenas quedaban tres centímetros para que sus labios se encontraran por primera vez. Blaine se alejó rápidamente, como si saliera de un trance. Cogió el teléfono móvil y respondió a la llamada de su madre.

– Hola mamá... Sí, te he llamado... No, estoy bien. Simplemente llamaba para decirte que me tengo que quedar en Nueva York estas Navidades... Tengo que trabajar... Tampoco me apetecía mucho viajar hasta Los Angeles pero la verdad es que tengo que trabajar... Lo sé, pero piensa que el año que viene no me la voy a perder... Seremos uno más y vendrá Santa y todo será distinto... No te preocupes, encontraré alguien con quien pasar el día... No estaré solo... Espero que nos veamos pronto... Te quiero mucho, mamá. Besos

– ¿Te quedas en Nueva York estas Navidades? – Sam lo miró intrigado.

– Tengo que trabajar. – El moreno explicó.

– Yo me quedo también. Creo que ha llegado el momento de vivir mis primeras navidades en Nueva York. – El rubio dijo con una sonrisa.

– No es necesario. Seguro que quieres ver a tus padres y hermanos. – El ojimiel susurró.

– No voy a cambiar de opinión. Quiero estar aquí, contigo.

Anderson lo abrazó otra vez. No tenía palabras para agradecer lo que su mejor amigo estaba haciendo por él. Era demasiado y no sabía qué podía hacer por el otro, pero estaba convencido de que debía haber una manera de hacer feliz a Sam y él la iba a descubrir y lo iba a conseguir para él. Porque él también quería que el rubio se sintiera querido y valorado. Porque Evans era la persona que más merecía la felicidad.

No Pierdas La Esperanza (Blam - boyxboy)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora