CAPÍTULO 3: UNA SORPRESA INESPERADA

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ADVERTENCIA: Esta historia contiene escenas violentas, hay relaciones no consentidas (aunque no tengo intención de ser muy descriptiva en ese aspecto) y embarazo masculino. Entiendo que si lees esta historia estás de acuerdo con esas condiciones.


CAPÍTULO 3: UNA SORPRESA INESPERADA

Blaine poco a poco iba encontrándose mejor. Las semanas habían pasado y él volvía a ser el chico alegre y despreocupado que tenía una relación con demasiado contacto con su mejor amigo. Sam estaba orgulloso al ver que todo volvía a la normalidad. El moreno era la persona más importante en su vida y le dolía verlo triste.

Santana y Brittany estaban alojadas con ellos porque las chicas habían tenido que salir de su apartamento por unos días ya que se había inundado por una fuga en las tuberías. La convivencia de los cuatro no era fácil y el ojimiel estaba durmiendo en el sillón para que ellas ocuparan su habitación sin problemas.

La latina estaba preparando el desayuno para todos cuando Blaine entró y se sentó a la mesa después de saludarla con un escueto "hola". Pierce le dedicó una inmensa sonrisa en cuanto lo vio. Dos segundos después tuvo que levantarse rápidamente al baño porque sintió ganas de vomitar. Eso había sido algo habitual en él durante los dos últimos días. No sabía qué podía pasarle, había estado cuidándose para evitar eso.

Sam se cruzó con él cuando salía de la cocina y lo miró con semblante serio antes de entrar allí para desayunar. No le gustaba pensar que su amigo estaba enfermo. Santana lo miró preocupada, como si ella supiera algo que él no. Si era justo, a Evans no le agradaba esos momentos en los que la latina se comportaba altiva pero agradecía su preocupación por el bienestar de Anderson..

Cuando Blaine volvió y se sentó en la mesa, todos comenzaron a desayunar. El moreno decidió tomar sólo una infusión para no dañar más su estómago.

– ¿Cuántos días llevas vomitando? – Santana preguntó mirando a su amigo con firmeza. No permitiría que ocultara nada.

– Dos o tres. No es nada, seguro que algo me ha sentado mal. – El ojimiel intentó explicar.

– ¿Algún otro síntoma? – La latina se mostró firme en su intención de descubrir la verdad.

– Bueno... – El actor evitó la mirada de todos y se sonrojó, sabía que todos, sobretodo Sam, se enfadarían. – Algún mareo...

– ¿Qué? ¿Por qué no me lo dijiste? – El ojiverde estaba realmente enfadado porque él no sabía que su amigo estaba enfermo.

– ¡Estoy bien! – Esas palabras de Anderson no engañaron a nadie.

– ¿Vas a tener un unicornio? – Brittany preguntó mirándolo con profunda pena. Sabía que, de ser así, eso no haría muy feliz a su amigo. Todos miraron a la rubia sorprendidos aunque la latina sí había pensado en esa posibilidad. De repente, todo pareció nublarse alrededor de Anderson. Sólo tenía 23 años y estaba soltero, su trabajo no era estable y no tenía dinero para tener un bebé, ¿cómo conseguiría salir de esa?

En ese momento se dio cuenta de algo. Había dos posibilidades. Una era que estuviera de más de tres meses y que Kurt fuera el otro padre, algo complicado debido a que siempre habían usado protección, pero los preservativos no son 100% seguros.

La otra opción era que estuviera embarazado de poco más de un mes y, en ese caso el problema sería inmenso. No sabría nunca cuál de los cinco hombres había sido el "culpable" de que ese bebé estuviera creciendo en su interior.

Cualquiera de las dos opciones lo asustaba pero, si tenía que elegir, prefería no pasar sólo por eso y tener a Hummel a su lado.


Blaine estaba sentado en la sala de espera de la consulta de uno de los mejores ginecólogos expertos en embarazo masculino de Estados Unidos. Estaba realmente nervioso, esperaba que todos sus temores fueran sólo fantasías y que realmente tuviera algún virus tratable o una indigestión.

Sam agarró con fuerza su mano para darle apoyo. Siempre estaría a su lado, no lo dejaría solo y mucho menos en una situación como esa. El rubio tenía muy claro que, mientras él pudiera, estaría al lado de su mejor amigo para no dejarlo caer nunca.

Entraron a la consulta para hablar con el doctor después de que una enfermera los llamara y la chica lo hizo sentarse en una camilla para esperar al médico. Poco después él llegó con un montón de papeles en sus manos. Los estaba leyendo mientras caminaba hasta la camilla donde estaba sentado el moreno.

– Los análisis lo han confirmado. Estás embarazado. – El doctor comentó.

Blaine rompió a llorar en los brazos de su mejor amigo, que le acariciaba la espalda con suavidad mientras contenía sus propias lágrimas. El rubio no entendía como una persona tan buena y dulce podía sufrir tanto. No lo merecía, él no le había hecho daño a nadie.

– Por favor... Dígame que estoy de casi cuatro meses... – El moreno suplicó y en ese momento el ojiverde fue consciente de lo que preocupaba a su amigo.

– Para eso tendré que hacer ecografía. No podré precisar la fecha exacta pero sí aproximada. Espere a que la enfermera traiga todo lo necesario.

El doctor salió y los dos amigos se quedaron a solas. Evans seguía de pie junto a la camilla donde estaba sentado el ojimiel, acariciando su espalda para intentar tranquilizarlo mientras el más bajo se aferraba a la camisa que llevaba el otro con todas sus fuerzas, como si fuera un salvavidas y él estuviera en medio del océano.

El médico volvió a entrar acompañado de una enfermera y prepararon todo para hacer la ecografía. Anderson se levantó la camiseta para dejar al descubierto su vientre, ese vientre dentro del cual estaba creciendo un bebé. Ese pensamiento asustó al joven, que no estaba preparado para ser padre. Era muy joven, muy inexperto y estaba solo. Sintió un gel frío sobre su piel y su corazón lo sintió como si fuera un cuchillo dispuesto a matar sus felicidad, sueños y esperanzas. El médico puso el aparato sobre su piel y comenzó a moverlo.

– Está de unas 6-8 semanas. – El especialista comentó después de unos minutos.

La mano de Sam se apretó más fuerte en la de Blaine, aunque éste no era consciente de en qué momento había comenzado ese gesto. Las lágrimas comenzaron a salir por sus mejillas con fuerza y empezó a sentir dificultades para respirar, sentía que se ahogaba. No era que supusiera un gran cambio que el otro padre fuera Kurt, pero ese bebé sería el recuerdo constante de lo que había pasado.

– No tienes que ser padre si no quieres. Hay alternativas. – El doctor explicó al darse cuenta de lo desolado que parecía el joven. – Puedes interrumpir el embarazo si lo deseas, sólo tienes que decirlo y yo me encargaré de todo. También puedes seguir con el embarazo y luego buscar una familia para que eduque al bebé en un ambiente familiar. Es tu decisión y tienes tiempo para tomarla, así que lo que te aconsejo es que vayas a casa y te relajes un poco. Hasta que tomes la decisión, te aconsejo que te cuides. La enfermera te dará unos papeles con toda la información que necesitas para cuidarte, los alimentos que son perjudiciales para el bebé, los síntomas que vas a experimentar...

Anderson dejó de escucharlo, no quería tener síntomas de embarazo, no quería tener que preocuparse por un bebé que el no deseaba, no quería tener que tomar una decisión que, a la larga, lo dañaría demasiado. No quería nada de eso y lo único que lo mantenía lejos de derrumbarse era la fuerte mano que se aferraba a la suya. Miró a Sam que le dedicó una tímida y triste sonrisa, intentando animarlo y darle apoyo. Blaine suspiró, su amigo siempre estaba a su lado, ignorando lo que sentía por él. Esperaba que nunca lo descubriera porque no quería que se alejara de él, por más egoísta que eso sonara. Prefería tener a Evans como su amigo a no tenerlo en absoluto.

No Pierdas La Esperanza (Blam - boyxboy)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora