CAPÍTULO 5: LOS MEJORES AMIGOS

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N/A: Muchas gracias por vuestro apoyo... No tenía pensado desvelar este secreto TAN pronto pero mis dedos simplemente se dejaron llevar por la inspiración... Tengo la sensación de que he repetido demasiadas veces la palabra "amor"... Siento eso...


CAPÍTULO 5: LOS MEJORES AMIGOS

Santana y Brittany volvieron a su apartamento cuando solucionaron el problema de las tuberías y arreglaron los desperfectos que el agua había causado. Era lunes y Blaine tenía descanso en el teatro, algo que se había hecho indispensable dado que cada día se sentía más agotado por culpa del embarazo.

Todavía no había dicho nada a sus compañeros de trabajo. Sabía que tarde o temprano se enterarían pero no podía decirlo en ese momento. Temía que en cuanto sus jefes se enteraran, lo despedirían. No podía permitirse quedarse sin trabajo tan pronto. Sus padres habían empezado a buscar un lugar para vivir cerca de él, una casa donde ellos también podrían alojarse en caso de ser necesario. El joven sabía que tal vez no podría trabajar durante meses porque ningún productor de teatro querrá a un hombre embarazado sobre el escenario. Esperaba poder hacer algo hasta que su bebé naciera, tal vez tocar algún instrumento o algo. No podía estar los cinco meses en los que se le notara el embarazo más unos meses después sin trabajar y sin ningún ingreso. Tenía que encontrar la manera de conseguir dinero para no depender de sus padres.

Cuando Sam llegó de trabajar, se encontró a su amigo durmiendo en el salón. La televisión estaba encendida, por lo que dedujo que se había quedado dormido viendo algo. Se acercó a él y lo tapó con una manta con cuidado de no despertarlo. Sonrió dulcemente por lo tierno de la imagen.

Todavía no había tenido valor para reconocerlo frente a él, pero amaba a ese joven que descansaba plácidamente con una de sus manos sobre su vientre. Se había dado cuenta de que lo amaba tras la reconciliación de Kurt y Blaine cinco años atrás. Los celos que experimentó no eran los propios de un amigo que sabía que pasaría menos tiempo con él porque tendría que "compartirlo" con su novio. No, sus celos eran porque Hummel iba a poder besarlo en los labios y tener sexo con él.

Tardó muy poco tiempo en darse cuenta de que estaba enamorado, pero prefirió ocultarlo y seguir siendo su mejor amigo. Cuando la pareja rompió, decidió que le confesaría sus sentimientos. Sin embargo, creía que lo mejor era esperar hasta que el moreno hubiera superado su amor por Kurt. Tenía todo preparado para confesarle su amor, había reservado en un restaurante lujoso y había pensado en un discurso pero nada había salido como esperaba y dos días antes de su gran momento, violaron a Blaine y todo tuvo que ser pospuesto. Cuando veía a Blaine nuevamente recuperado y pensaba que su momento había llegado, se enteró del embarazo.

El rubio empezaba a pensar que el universo no quería que ellos estuvieran juntos y hacía cualquier cosa para impedirlo. Era una sensación extraña y tenía miedo porque ya no era sólo preocuparse por el bienestar de Blaine. Había un bebé en camino que necesitaría atenciones. Si él empezaba una relación con el moreno, también empezaría una como padre. No era que tuviera miedo a la paternidad. Creía que, de ser necesario, estaba preparado. Simplemente temía que todo saliera mal y dañar a dos personas a las que amaba, porque ese bebé todavía no había nacido (ni siquiera sabía si sería chico o chica) pero él ya lo amaba.

Fue a la cocina a hacer la cena para los dos mientras el otro descansaba. Había notado que últimamente dormía más pero en Internet decían que eso era normal, por lo que no se preocupaba. Puede que Evans no tuviera dinero para comprarse esos libros que todos los futuros papás compran pero para algo estaba la web, ¿no? Había estado leyendo cosas sobre el embarazo y sobre los primeros meses de vida de los bebés.

La cena estaba casi preparada cuando Blaine entró a la cocina. Se acercó a su amigo con una sonrisa.

– Eso huele delicioso... ¿Te ayudo? – El moreno ofreció.

– No hace falta, puedes sentarte a la mesa y esperar. – Sam respondió con otra sonrisa. Los dos se dedicaron miradas de amor sin ser conscientes. Tampoco se daban cuenta de la mirada del otro o realmente no eran conscientes porque siempre se habían mirado así.

– Estoy embarazado, no paralizado completamente. Puedo hacer cosas. – El ojimiel protestó, aunque en el fondo le agradaban los cuidados de su mejor amigo.

– Y yo también puedo hacerlas. Ahora siéntate y espera a que sirva la cena. – Evans se mostró firme.


Era la noche de comida basura y películas de superhéroes para los chicos. Como todos los días desde que se enteraron del embarazo de Blaine, Sam se encargaba de preparar todo mientras el moreno descansaba. El rubio fue llevando al salón las palomitas, los refrescos (sin cafeína para el ojimiel) y varias bolsas de patatas fritas y otros snacks salados.

El más alto se sentó junto a su mejor amigo y abrió la bolsa de Doritos sabor Rachera. En el momento en el que Anderson olió ese aperitivo, tuvo ganas de vomitar y fue corriendo al baño. Al parecer, ese alimento le producía nauseas durante su embarazo. Apenas estuvo dos segundos apoyado en el retrete cuando sintió la mano de su amigo en su espalda, reconfortándolo mientras vaciaba su estómago.

– ¿Todo bien? – Preguntó el ojiverde cuando el otro terminó de vomitar.

– Sí... Ha sido el olor de tus Doritos... Lo siento... – El más bajo susurró.

– Vale, nada de Doritos esta noche... Iré a recogerlos.

Para cuando Anderson salió del baño, en el salón no quedaba ni rastro de los snack que tanto le habían molestado.


Blaine tenía antojo de comer galletas saladas y sabía que se encontraban en el mismo cajón donde guardaban los Doritos sabor Ranchera. Tenía dos opciones, no comer lo que deseaba o arriesgarse a vomitar por el olor del snack favorito de Sam.

Decidió que sus ganas de comer eran mayores y fue a la cocina. Al abrir el cajón donde guardaban la comida basura, vio que no había Doritos. Le resultaba extraño, pero decidió apuntarlos en la lista de la compra que siempre preparaban para cuando les tocara ir al supermercado. Era la única manera de que no se olvidaran de nada y no tuvieran que ir todos los días.

Después cogió el paquete de galletas saladas y fue al salón para comérselas mientras veía la televisión.


Blaine y Sam estaban en el supermercado haciendo la compra semanal. El carro ya tenía varios comestibles y productos de limpieza para cuando llegaron a la sección de snacks. El rubio cogió un paquete de palomitas para sus sesiones de cine y el moreno miraba la lista. Estaba totalmente seguro de que dos días antes había apuntado que había que comprar Doritos pero en la lista no aparecía.

– ¿Ocurre algo? – El ojiverde preguntó.

– Juraría que había apuntado tus Doritos... – El más bajo miraba la lista como si esperase que de un momento a otro las letras aparecieran.

– Lo sé, pero yo lo quité. No voy a comer Doritos si eso provoca que vomites. – Evans aclaró tranquilamente.

– ¿Qué? ¡Sam! ¡Son tus favoritos! – El ojimiel gritó.

– ¿Y qué? – El más alto se encogió de hombros. – Te hacen vomitar. Puedo vivir sin comer Doritos durante unos meses... Pero no quiero que vomites por mi culpa. Tienes que cuidarte y yo te voy a cuidar. No quiero que estés débil o peor y si por eso tengo que dejar de comer Doritos, creeme, no es un gran sacrificio.

– Eres el mejor amigo del mundo. – Anderson abrazó a Sam con todas sus fuerzas. Ese gesto permitió que el rubio se diera cuenta de que no se le notaba nada el embarazo, ya que sus pechos y sus abdominales estaban totalmente pegados. Sabía que era pronto para que se le notara algo, pero estaba deseando poder ver el vientre del moreno redondeado por el pequeño o pequeña que crecía en su interior. Una imagen invadió su mente, una en la que el chico que le había robado el corazón sostenía a un bebé que sonreía complacido por las atenciones de su papá. No sabía cómo, pero él quería formar parte de esa imagen.

No Pierdas La Esperanza (Blam - boyxboy)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora