CAPÍTULO 15: NUESTRA PRIMERA VEZ

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CAPÍTULO 15: NUESTRA PRIMERA VEZ

Blaine llevaba esperando más de una hora. Empezaba a temer que su novio se hubiera arrepentido y no quisiera pasar la noche con él. Sin embargo, Sam entró totalmente elegante con su traje y una rosa roja en su mano. El moreno no pudo evitar sonreír por el gesto. Cogió la flor y la olió, dejando que el dulce perfume se colara en su cerebro, haciendo que el olor a rosas, desde ese momento, le recordara la noche más especial de su vida.

Caminaron hacia el aseo, donde la bañera estaba preparada con agua caliente y pétalos de rosa, mientras a su alrededor había muchas velas iluminando el lugar de manera mágica y especial. El aroma de las rosas inundaba el lugar y el corazón del moreno se aceleró, sabiendo que había llegado el momento.

Con mucho cuidado, Sam ayudó a Blaine a entrar en la bañera, para después acompañarlo, haciendo que la espalda del moreno se apoyase en el pecho de su pareja. El rubio empezó a acariciar el cuerpo ajeno con mucha dulzura mientras le besaba el cuello, el hombro y la oreja con mucho, mucho amor.

El ojimiel se dejó cuidar, sintiéndose especial por las suaves caricias y besos que sentía sobre su piel. Levantó una de sus manos para acariciar a su pareja, enredando los dedos en el rubio cabello mientras la otra acariciaba el muslo dentro del agua. No era muy erótico ni buscaba aumentar el deseo que sentían. Simplemente era un momento íntimo entre los dos, dando rienda suela a sus corazones, perdiéndose en las manos del otro.

Un escalofrío recorrió el cuerpo de Anderson porque el agua ya no estaba caliente y empezaba a sentir frío.

– Creo que es el momento de salir. – Evans susurró en su oreja de manera sensual, provocando un nuevo escalofrío en su pareja, esa vez por el deseo.

Sam secó la piel de su novio una vez estuvieron fuera, con toda la dedicación del mundo. Blaine se sentía tan amado, tan bien en los brazos del otro que quería que no acabara ese día nunca.

– Ve a la habitación y túmbate. Iré en unos minutos. – El rubio volvió a susurrar en el oído del otro con el mismo tono seductor que antes.

El moreno obedeció y se tumbó. No sabía como debía hacerlo por lo que se decidió por tumbarse de lado, últimamente era como más cómodo se encontraba. Apenas esperó dos minutos cuando el más alto entró en la habitación con un cochecito de bebé.

– Este NO es el regalo que tengo preparado para San Valentín pero lo vi y no pude resistirme... Nos vi a los dos de la mano, empujando el cochecito por Central Park este verano... ¿Te gusta?

– Es perfecto. – El ojimiel iba a levantarse pero el otro lo paró.

– No te levantes... Hoy es un día para que te cuide... Mañana verás el cochecito... Además, tengo el regalo de San Valentín... Pensaba en dártelo ahora...

Evans se alejó, sacando de la habitación el cochecito para seguir con su momento. Después se tumbó junto a su novio, besándolo con dulzura. Antes de que el actor se diera cuenta, había algo en su muñeca. Bajó la mirada y vio la pulsera de plata que le había regalado. Levantó la mano para mirar y pudo leer la inscripción.

"BLAM"

– Es preciosa. – El más bajo susurró, totalmente encantado.

– Si le das la vuelta... – El ojiverde hizo lo que decía. – Tienes el nombre de Valerie... He pedido que dejaran espacio para los hijos que tengamos más adelante. Quiero que en esa pulsera lleves a toda tu familia, para que siempre recuerdes que te amamos...

– Te amo... – Anderson dejó caer una lágrima de felicidad por su mejilla que rápidamente fue retirada por los suaves dedos del otro.

– Yo también te amo... Ahora... Es el momento de tu masaje... No puedes tumbarte bocabajo por Valerie, lo que es algo incómodo para hacer lo que tenía en mente... ¿Tal vez si te sientas?

A Sam no le gustaba mucho esa postura, habría preferido que su novio estuviera tumbado para que sus manos no tuvieran que dejar de bajar cuando llegaban a la cintura. Su mente había pensado en un masaje de cuerpo completo, entreteniéndose en partes interesantes, como el trasero o el interior de los muslos, haciendo que a la vez de relajarse, también se excitase, una mezcla perfecta. Sin embargo, tuvo que conformarse con la espalda, los hombros y el cuello. Aunque pronto se sintió satisfecho porque sabía que Blaine lo estaba disfrutando y al final era eso lo que siempre había deseado.

– Me hice unos análisis para asegurarme que todo está bien... No querría poneros en riesgo a ti y al bebé... Estoy completamente sano... Aunque si quieres que usemos preservativos, tengo alguno. – El rubio tragó el nudo que se le había formado en la garganta, estaba muy nervioso, era su primera vez con un hombre y, aunque estaba más que seguro de querer dar ese paso. Sin embargo, estaba preocupado porque sabía que era algo importante para su amado. Sabía que después de la violación, el tema sexual era algo delicado y quería hacerlo lo más romántico y delicado posible, totalmente contrario a esa vez que tanto había dañado al moreno.

– No necesitamos usarlos, sabes que me hicieron todo tipo de pruebas después de... – El ojimiel no quiso seguir con su explicación, no quería estropear la atmósfera del momento.

El más alto buscó en su cajón el bote de lubricante que tenía preparado para cuando llegara esa situación. Después ayudó a su pareja para que se tumbara y se posicionó entre sus piernas. Los dos estaban desnudos porque no se habían vestido después del baño.

Entre besos y caricias, Sam comenzó a preparar a su amado con uno de sus dedos, arrancando gemidos y suspiros, que ahogaba su propia boca. Pasaron varios minutos así, con el rubio deseando a su amado aun más y con Blaine casi desesperado debido a que con el embarazo toda su necesidad había aumentado. Tanto así que después de que el ojiverde estuviera un rato moviendo tres dedos en el interior de su amado, el moreno giró de manera que él quedaba encima de su pareja. Puso lubricante en el miembro del otro para después colocarse sobre él, con sus piernas al lado de ambas caderas y bajó con suavidad, introduciendo el miembro ajeno en su interior. El ojimiel tenía los ojos cerrados, dejándose llevar por todas las sensaciones mientras iba sintiéndose lleno de su amado, que se sentía enloquecido por lo estrecha que era la entrada de su pareja.

Anderson esperó un poco para acostumbrarse a la intrusión y Evans se incorporó para poder abrazarlo. Se perdieron en la intimidad del momento durante unos segundos, mirándose a los ojos.

– Te amo. – Sam susurró antes de juntar sus labios de una manera muy pasional.

Blaine comenzó a moverse, de manera suave y lenta, dejando que sus cuerpos se acostumbraran a las nuevas sensaciones. Sus labios no se separaban, de manera que los gemidos se escuchaban ahogados.

Poco a poco la velocidad de los movimientos aumentaba y con ella, el placer. Los dos disfrutaban de las nuevas sensaciones y de todo su amor sin restricciones. El rubio notó las uñas del otro clavándose en su piel mientras su cuerpo temblaba y supo lo que estaba a punto de suceder. El moreno se separó de sus labios para ahogar su gemido en el cuello de su amado. El ojiverde sintió el cálido aliento sobre su piel y la entrada del otro estrecharse aun más por lo que no pudo resistirse más y acompañó a su pareja en el máximo placer.

El actor se dejó sostener por el otro ya que ninguno quería romper esa unión que se había creado entre ellos. Pero no podían estar eternamente así, por lo que Evans se separó un poco para sujetar con amor la cara de su pareja, acariciándole las mejillas con los pulgares y juntando sus frentes para mirarse a los ojos.

– ¿Estás bien? – Sam preguntó con dulzura.

– Mejor que nunca. – Blaine respondió con total sinceridad, haciendo que mil mariposas revolotearan en el estómago del rubio, que sonrió. – Lo has hecho muy especial y es algo que jamás olvidaré.

– Te amo, te mereces eso y mucho más.

Volvieron a besarse con amor y dulzura mientras el ojiverde se tumbaba, sin dejar de abrazar a su amado. Los dos se acomodaron en la cama, abrazados con Evans tumbado hacia arriba y Anderson de lado. Era un momento perfecto y muy especial. Exhaustos por todos los acontecimientos del día, se quedaron dormidos con grandes sonrisas en sus labios, reflejo de la felicidad que ese día nadie les podía quitar.

No Pierdas La Esperanza (Blam - boyxboy)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora