CAPÍTULO 28: EL DÍA DE LA BODA (PARTE 1)

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CAPÍTULO 28: EL DÍA DE LA BODA (PARTE 1)

Blaine se despertó solo en su cama. Sam no estaba junto a él porque era la mañana de su boda. Habían sido cinco meses muy ocupados con los preparativos pero por fin había llegado el gran día. No habían querido estar comprometidos mucho tiempo porque tampoco querían una boda realmente grande. Sólo familia y amigos más cercanos los acompañarían en ese gran día.

Valerie no lo molestaría porque estaba siendo cuidada por Stacy, que adoraba a su sobrina y aprovechaba cada momento que tenía con ella, sobretodo desde que estaba estudiando en Nueva York. Se veían habitualmente y hacían "cosas de chicas". No hacía mucho, la rubia había pintado las uñas de la niña de color rosa, algo que a ella le encantó. Para los padres era bueno saber que su hija tendría una mujer con la que compartir esos aspectos que no podía compartir con ellos.

El moreno sintió unas nauseas y corrió hacia el baño, donde vomitó. No era la primera vez que le había pasado esa semana y empezaba a preguntarse si... Volvió a su habitación para vestirse y fue a la farmacia. Sabía donde había una, habían ido muchas veces para comprar cosas para Valerie o test de embarazo. Eso último era lo que estaba buscando en ese momento.

Fue corriendo a su casa y realizó todos los pasos para saber si estaba embarazado o no, quería saberlo cuanto antes porque si estaba esperando un hijo no podía beber en su boda. Para su felicidad, el test dio positivo, por lo que corrió para llamar al médico que le había atendido durante su anterior embarazo, quería concertar una cita tan pronto volviera de la luna de miel y hacerle unas preguntas al doctor por si tenía que tomar algunas precauciones durante el vuelo.

Sin embargo, la persona que respondió al teléfono le comunicó que una persona que tenía revisión esa mañana había tenido un parto prematuro, por lo que tenía un hueco si quería ser atendido esa misma mañana. Como la boda era por la tarde, Anderson accedió totalmente feliz.

No iba a avisar a Sam porque no podía verlo en todo el día (querían mantener alguna tradición) y porque como le había explicado la recepcionista del médico, podría ser un falso positivo, algo que lo decepcionaría. Por eso pensó que lo mejor sería saberlo seguro antes de comunicárselo al que dentro de unas horas sería su marido.

Se presentó solo en la consulta y, después de varios minutos, el doctor Smith le confirmó que estaba embarazado. Lágrimas comenzaron a caer por sus mejillas mientras su mano se posaba en su vientre.

– Creo que esas lágrimas son muy diferentes a las que derramaste durante tu primer embarazo... ¿Me equivoco? – El médico le acercó un pañuelo de papel para que se secara las lágrimas.

– Llevamos tres años intentándolo... Bueno, hace un año "dejamos de intentarlo". – Anderson hizo el gesto de comillas.

– Bueno, pronto tendréis el hermanito de... ¿Cómo se llamaba tu hija? Lo siento, no lo recuerdo. – El doctor se disculpó.

– Es comprensible, tienes muchos pacientes. Se llama Valerie. – Blaine sonrió como siempre que hablaba de su hija.

– ¿Cuántos años tiene ya? – El médico preguntó.

– Va a cumplir cuatro años en pocos días.

– Mi secretaria me ha dicho que te ha programado la visita hoy porque te vas de viaje y querías saber si tengo algún consejo.

– Me caso hoy y me voy de luna de miel... ¡Lo sé! Nada de alcohol... Créeme que es lo que menos me preocupa... – Anderson comentó.

– Enhorabuena, espero que seáis muy felices...

Después de eso Smith le dio varias indicaciones para la boda y el viaje para que no tuviera ningún problema. Por suerte, el destino no suponía ningún riesgo adicional.

Blaine ya estaba preparado para la ceremonia y sólo le quedaba esperar a que comenzara. Junto a él estaban cuatro de las damas de honor (Brittany, Rachel, Tina y Stacy), Valerie, Cooper y Pam. Sin embargo, Santana, la tercera dama de honor, entró en la sala.

– Mirad lo que he conseguido... – La recién llegada cantó mientras mostraba dos botellas de champán y varias copas. El ojimiel se asustó porque sabía lo que iba a pasar.

– Vamos a brindar por los novios. – Pierce aplaudió al ver a su prometida (Blaine y Sam se les habían adelantado en la boda aunque ellas llevaban más tiempo comprometidas).

– Yo no voy a beber. – El menor de los Anderson anunció.

– ¡Vamos! ¡Es para celebrar tu boda! – La latina insistió.

– Santana, no puedo beber. – Blaine no quería confesar lo que pasaba porque el que pronto sería su marido debía ser el primero en enterarse.

– ¡Cómo no vas a poder beber! Eso es una tontería... – Lopez protestó sin prestar mucha atención.

– ¡No! No puede ser... – Stacy se acercó y con sus manos tocó el vientre de su cuñado. – ¿Estás...?

– Sí. – El joven no necesitaba que formulara la pregunta, toda la familia Evans y la familia Anderson sabían que llevaban mucho tiempo intentando tener otro hijo. No quería mentir, por mucho que deseara que Sam fuera el primero en saberlo.

– ¡Sam no me ha dicho nada! – La rubia protestó. Aunque estaba casi llorando de la emoción mientras abrazaba al otro.

– No lo sabe todavía, me he enterado hoy. – El ojimiel explicó y recibió las felicitaciones de todos los demás.

Sam estaba en el altar esperando a su amado, junto a los dos padrinos, Cooper y Stevie. Estaba muy nervioso, deseando ver como su prometido caminaba hacia él para que la ceremonia comenzara. Estaba ansioso y deseaba tener un anillo en su dedo que indicara que ya había encontrado a su alma gemela.

Las primeras en entrar fueron Brittany y Santana, con sus hermosos vestidos azul cielo. Tras ellas, Tina y Rachel, con vestidos iguales a los que llevaban la pareja. El color de sus vestidos (y la corbata de Evans y la pajarita de Blaine) habían sido elegidos para Valerie. Querían que el vestido de la niña realzara esos hermosos ojos azules que tenía.

La pequeña también caminó por el pasillo con una versión algo más infantil del vestido de las damas de honor, poniendo pétalos de flores blancas en el camino. Todos sonrieron por su dulzura y lo preciosa que estaba, con un gran lazo controlando sus rizos alocados. Stacy caminaba junto a ella, sonriendo porque sabía que ese día era el más importante para su hermano por su boda y por la noticia que iba a recibir.

Su corazón se aceleró cuando lo vio, tan elegante con su traje y tan hermoso que parecía irreal. Esa sonrisa era capaz de iluminar toda la sala y el resto de personas desaparecieron para el rubio. Sólo podía ver esos ojos color miel que tanto amaba. Sonrió porque sabía que lo mejor de su vida estaba por llegar.

Finalmente, Anderson llegó junto a su amado y los dos entrelazaron sus manos con mucha suavidad. Los dos estaban temblando por los nervios y la emoción, pero las sonrisas no abandonaban sus caras. Ese era el momento que habían estado deseando y esperando. El rubio se agachó para besar al otro. No le importaba nada, no quería esperar hasta el final para saber si esos labios seguían sabiendo como siempre o había algo especial en ellos.

Se separaron un poco, aunque sus manos seguían entrelazadas, y se volvieron hacia la persona que oficiaría la ceremonia, sabiendo que había llegado el momento.

– Estamos hoy aquí reunidos para celebrar el enlace entre Sam y Blaine. El amor es...


No Pierdas La Esperanza (Blam - boyxboy)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora