CAPÍTULO 31: REPOSO ABSOLUTO

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N/A: Muchas gracias a todos por leer y comentar. ¡Feliz Navidad a todos! Espero que paséis un gran día con vuestros seres queridos.

CAPÍTULO 31: REPOSO ABSOLUTO

– No lo entiendo. – Los enormes ojos azules de Valerie se fijaron en Sam, que la miraba sonriente después de haberle explicado que él también estaba embarazado.

– Lo que papi quiere decir es que él también tiene un bebé en la tripita. Primero llegará el hermanito o hermanita que está en la mía y luego el que está en la de él. Tú vas a ser la hermana mayor y tendrás que ser una niña muy buena, ¿de acuerdo? – Blaine sonrió hacia su hija y sintió la mano de su esposo sobre la suya, acariciándola con suavidad para agradecértelo.

– Vale. – La niña se encogió de hombros porque era muy pequeña para entender lo que sucedería en el futuro. Decidió que la muñeca que minutos antes había dejado en el suelo era más importante que esa conversación y se bajó del regazo de su papá para jugar.

– ¿Estás bien? – El moreno le preguntó a su marido antes de besarlo en la mejilla.

– Sí... – El rubio suspiró.

– Es normal que estés asustado, yo también lo estuve la primera vez. Pero me tienes a mí para todo lo que necesites. – El ojimiel acarició la mejilla de su esposo con una mano mientras la otra se posicionaba en su vientre.

– Tú me tuviste a mí todo el tiempo. – El dibujante frunció el ceño porque pensaba que el otro no valoraba lo que había hecho por él.

– La diferencia es que yo sí sé por lo que estás pasando. Lo entiendo de una manera que tú no lo pudiste entender entonces. No es que no fuera buena tu ayuda, simplemente había cosas que no entendías. – El actor intentó explicar y pronto supo que el otro lo había entendido porque se apoyó en su hombro.

– Te amo.

– Yo también te amo.

El doctor había decidido programar las ecografías para ambos a la vez, de manera que pudieran compartir la mayor parte de la experiencia. El primero en someterse a la prueba fue Blaine, que estaba preparado para descubrir el sexo del bebé.

El médico movía el ecógrafo mostrándoles las partes que se iban viendo en la pantalla. Smith sonrió cuando llegó a la parte que más les interesaba a los futuros papás.

– Es un niño. Parece sano y está creciendo de manera normal.

La pareja se miró con una sonrisa y se besaron en los labios con amor. Estaban felices porque todo estuviera saliendo tan perfecto. El doctor le dio a Blaine unos pañuelos de papel para que pudiera limpiarse el gel y así intercambiar la posición con su esposo.

Sam estaba muy nervioso porque era su primera ecografía. No sabía qué esperar de esa prueba y tenía miedo a tantas cosas que pensaba que enloquecería. Sólo la mano de su esposo, que sujetaba fuertemente la suya, era capaz de contener el ataque de pánico que estaba a punto de sufrir.

Sintió un gel frío sobre su vientre y eso no lo ayudó a tranquilizarse. El médico comenzó con la prueba y se puso a mirar fijamente a la pantalla. A diferencia de la ecografía que le había hecho a Anderson, esta vez no sonreía y su rostro reflejaba preocupación. La pareja se asustó porque sabían que algo no iba bien. Conocían muy bien al doctor para saber que había algún problema.

– ¿Qué ocurre? – Blaine fue el que expuso sus dudas en voz alta.

– Hay un problema en la placenta... Esto implica un riesgo de aborto, por lo que vas a tener que cuidarte mucho. Te aconsejo que guardes reposo absoluto y que cuides tu alimentación y no hagas esfuerzos. Intenta estar tranquilo, el nerviosismo o los disgustos no son buenos en tu estado. Sé que tenéis una niña pequeña pero vais a tener que buscar ayuda con eso.

No habían pasado ni 48 horas desde que el doctor Smith ordenó a Sam reposo y el rubio ya estaba cansado de descansar (si es que eso tiene algún sentido). Y ver a Pam, Stacy y Blaine a su alrededor ocupados en limpiar o cuidar de Valerie no ayudaba en nada a su estado de ánimo. Incluso había intentado seguir trabajando desde casa, pero la familia Anderson podía ser muy insistente.

– Papi. – La pequeña se acercó a él porque lo había notado triste. Acabó subiéndose al sillón donde estaba y dándole un beso en la nariz al rubio.

– ¿Qué pasa princesa? – Evans preguntó.

– ¿Por qué estás triste? – La niña hizo un puchero que consiguió que el mayor quisiera comérsela a besos.

– Porque el bebé que tengo en mi tripita está enfermo y tengo que cuidarlo. – Sam explicó. Habían decidido no ocultarle nada a la pequeña, ella también tenía que ayudarlos dejando a su padre tranquilo y tenía que comprender que él no la podría coger en brazos o jugar con ella como antes.

– ¿Vemos La Sirenita? – Valerie propuso porque esa era la película que a ella le gustaba ver cuando estaba enferma o triste y tendía a pensar que tenía el mismo efecto en los demás, por eso, esa era la mejor solución para todos los problemas del universo para ella. Blaine había estado escuchando la conversación y no pudo evitar sonreír. En el fondo, sabía que era la niña la que quería ver esa película ya que era su favorita, pero había "aprendido" a ocultar sus deseos y empezaba a preguntar a los demás si querían verla porque sus papás no siempre le dejaban ponerla.

– Vale. – Evans cedió y miró a su marido esperando que le dejara levantarse pero el moreno negó y fue él quién se acercó para poner la película.

– La consientes demasiado. – Anderson susurró al oído de su esposo cuando la película comenzó y la niña perdió cualquier interés de lo que sucedía a su alrededor.

– Es mi pequeña princesa y, pase lo que pase, siempre lo será. – Sam aclaró con una sonrisa.

– Gracias. Sé que ahora que vas a tener tus propios hijos, sería fácil que ella no fuera tan importante... – Blaine se sonrojó y desvió la mirada al exponer uno de sus mayores temores.

– En lo que a mí respecta, esa niña es tan hija mía como el niño que está en tu vientre o el bebé que está en el mío. Tengo tres hijos y Valerie no va a ser menos porque no fuera yo el que te dejó embarazado. – El rubio se mostró firme.

– Y es por eso por lo que te lo agradezco. – El moreno lo besó en los labios con amor.

– Os recomendaría que mantengáis eso para todo los públicos. – Stacy acababa de entrar en el salón con una sonrisa. – Puede que Valerie no entienda mucho de lo que pasa todavía, pero yo ya tengo suficiente con toda la información sobre vuestra vida sexual que vuestros embarazos me han proporcionado.

– Stacy... – Sam protestó, aunque sonreía porque sabía que su hermana bromeaba.

– No importa. Ya he separado la ropa de Valerie en dos grupos. Por un lado los vestidos y cosas que son sólo para niña y por otro bodies, pijamas y cosas que puede usar un niño también. He lavado toda la ropa que va a poder usar y ya está planchada y doblada. Salvo que mi hermano vaya a tener una niña, lo demás seguirá en la caja. – La joven explicó.

– Muchas gracias, Stacy. – Anderson sonrió a su cuñada.

– Es un placer ayudar. Tengo que irme, nos vemos en otro momento. – La chica se despidió.

– Espera Stacy. – Pam la llamó. – Yo también me voy, te llevo en coche. Ya he dejado la cena lista para que la calentéis. Nos vemos mañana.

– Adiós. – Los tres se despidieron de las dos mujeres después de que le dieran un beso a la niña. La familia se quedó a solas, esperando que sus "problemas" se solucionaran pronto.


No Pierdas La Esperanza (Blam - boyxboy)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora