CAPÍTULO 44: UNA DECISIÓN

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N/A: Muchas gracias a todos por leer y comentar... Confirmo que serán 47 capítulos, así que queda muy poco para el final... Y hoy tendréis sesión doble... Espero que os guste...

CAPÍTULO 44: UNA DECISIÓN

Dos días habían pasado desde que se habían enterado de que era una niña y todos estaban felices. Stacy fue a visitarlos para pasar algo de tiempo con ellos. No había ido antes porque sabía la tensión que había con Valerie y sabía que eso debían solucionarlo en familia pero, una vez todo había vuelto a la normalidad, estaba bien ver hacer una visita.

– ¿Qué nombre habéis elegido para la niña? – La rubia preguntó mirando a Sam.

– No hemos pensado nada todavía. – Su hermano informó.

– Cuando estaba embarazado de Valerie Sam vino con el nombre perfecto y no tuve ni que pensarlo. Con Kevin y Alex teníamos varias opciones y no tardamos en decidirnos pero ahora... No tenemos ni una idea. – Blaine añadió.

– Podéis llamarla Stacy. – La rubia sonrió.

– ¡No! Ese es mi segundo nombre – Val interrumpió con seriedad.

– Lo sé, sólo bromeaba. Eso me lleva a la segunda pregunta... ¿Cómo elegiréis el segundo nombre? Ya habéis gastado los de todos vuestros hermanos... – La mujer comentó, aludiendo al hecho de que los nombres completos de sus sobrinos eran Valerie Stacy, Alexander Cooper y Kevin Steve.

– ¿Por qué no elegimos nosotros un nombre? Descartáis uno y luego elegís el orden. – La menor propuso, dispuesta a ayudar a sus padres en todo.

– No. – Los dos progenitores respondieron a la vez.

– ¿Por qué no? – Stacy preguntó.

– No quiero gritos o discusiones porque hemos descartado uno o hemos elegido otro. – Blaine explicó y los dos niños hicieron un puchero.

– ¿Y Jessica Devon? – La adolescente no se rindió. Quería ayudar después de todo lo que había dañado a la familia. Aunque las cosas estaban como siempre, ella quería compensar todas las lágrimas y problemas que había causado.

Sin embargo, cualquier respuesta quedó olvidada cuando notaron que Anderson bajaba la mirada a su vientre y colocaba sus dos manos sobre ella, intentando cubrir cada centrímetro.

– ¿Estás bien? – Valerie se levantó para correr junto a él.

– Sí, tranquila princesa. Creo que he sentido que se movía. – El moreno informó mientras intentaba acomodarse mejor. Sam sonrió y se levantó corriendo a la cocina. Cuando su marido estaba embarazado de Kevin, el dulce hacía que el niño enloqueciera y se moviera. Iba a intentarlo porque había cuatro personas que estaban deseando sentir al bebé... Bueno, cinco, pero él podía esperar.

Cuando regresó al salón, había cuatro manos sobre el vientre de Blaine. Tantos sus tres hijos como Stacy querían sentir a la niña que crecía en su interior y Sam le dio el caramelo que había cogido para él guiñándole un ojo. Él sonrió antes de comérselo, esperando que los movimientos llegaran. Como había pasado años atrás, sintió movimiento en su vientre y todos comenzaron a emocionarse e intentar sentirlo mejor.

La familia estaba en el salón viendo la televisión. Blaine estaba apoyado sobre su marido, que le acariciaba la espalda con dulzura. Los hijos intentaban no observarlos demasiado, sabían que apenas habían tenido intimidad desde que las clases habían acabado por las vacaciones de verano dos meses atrás.

El teléfono de Sam sonó y se levantó y salió del salón para responder sin interrumpir la tranquilidad de su familia. Le extrañó ver el nombre de Cooper, pero respondió de todos modos.

– ¡Hola Coop! – El rubio comentó.

Sam... ¿Estás solo? – La voz del mayor sonaba triste y parecía que estaba conteniendo las ganas de llorar.

– Si, he venido a la cocina. ¿Va todo bien? – Evans estaba extrañado.

Sé que Blaine tiene que estar en reposo y las malas noticias no le vienen bien. Espero que cuando se lo cuentes tengas mucho tacto.

– Coop, me estás asustando.

Mis padres han sufrido un accidente. Mamá no llegó al hospital y papá está en quirófano aunque los médicos no son muy optimistas.

Sam se sentó, realmente afectado por la noticia. Miró la puerta de la cocina, como si a través de ella pudiera ver a su marido con sus hijos. Todo estaba mal y lo peor era que no sabía cómo darle la noticia a su esposo y a sus hijos.

– ¿Tú como estás?

Mal, es difícil perder a mi madre y saber que mi padre probablemente no... Y me siento un poco solo en este momento... Sé que Blaine tiene alguna complicación con el embarazo pero... Me gustaría tener a mi familia aquí.

– No te prometo nada. Hablaré con Blaine y con su médico. Por mucho que nos gustaría estar allí, la salud de la niña es lo más importante.

Lo entiendo, de verdad. Lo último que querría es que a mi sobrina o a mi hermano le pase algo. Sobretodo cuídalos.

– Yo me encargo... Te llamo... Y cuídate mucho. Cualquier cosa, llámame a mí.

Blaine levantó la mirada y supo que algo no estaba bien en cuanto vio la mirada de su esposo. Sam se acercaba a su familia de forma sigilosa. Ya había hablado con el ginecólogo y le había dicho que lo mejor era que viajaran para que pudieran asistir al funeral y para estar con su hermano. Además le aconsejó que viajaran cuanto antes por si había una posibilidad de que pudiera ver a su padre antes de que falleciera.

– ¿Sam? – El moreno preguntó.

– Blaine...

El rubio se sentó y ayudó a su marido a que se sentara sobre su regazo. Los tres hijos miraron a sus padres, sabían que había algo.

– Venid, chicos. – El ojiverde pidió a los chicos y los tres se sentaron a su lado. – Ha habido un accidente.

– ¿De quién? – Anderson no dejó que el otro siguiera. Sabía que las noticias no eran buenas y quería obtener toda la información.

– Tus padres. – Evans acarició el vientre de su amado, como recordándole que debía estar tranquilo porque su bebé necesitaba que se relajara.

– ¿Qué? – La voz de Blaine fue apenas un susurro. Valerie mordió su labio mientras abrazaba a su padre con fuerza. Kevin y Alex le acariciaban la espalda y la pierna respectivamente. Por mucho que a los tres les doliera lo que pasara con sus abuelos, lo importante era su hermana.

– Tu padre está en el hospital, lo tiene muy difícil y tu madre no... – Sam informó conteniendo las lágrimas. Durante esos años había mejorado muchísimo su relación con ellos y eran casi como unos padres para él. El moreno rompió a llorar en el hombro de su esposo y los otros cuatro lo abrazaron con fuerza.

– Papá, tienes que estar relajado... – La chica pidió, intentando que su padre se relajara.

– Princesa... ¿Puedes sacar la tarjeta de mi cartera y reservar un vuelo para todos a Los Angeles lo antes posible? Confío en ti. – El rubio comenzó a dar órdenes y ella asintió, agradeciéndole el gesto. Sabía que todos estaban mal pero tenían cosas que hacer. – Alex, el ginecólogo me iba a mandar el historial del embarazo por si ocurre algo en el viaje. Necesito que vayas al estudio y abras mi correo para imprimirlo. Creo que tengo la aplicación abierta pero, si no es así, ven para que te de la contraseña. Kevin, quiero que prepares las maletas de tu padre y mía. Asegúrate de meter ropa negra para el funeral, algo de abrigo, cosas de aseo y sobretodo, las vitaminas de papá.

Los tres hijos salieron del salón dejando a sus padres a solas. No dijeron nada, sólo siguieron abrazándose con amor mientras Anderson lloraba la muerte de su madre y la más que probable muerte de su padre. Sam no comentó nada cuando vio los ojos rojos de sus hijos cuando volvieron. En parte les había asignado esa misión porque sabía que necesitaban unos minutos a solas para llorar y no quería que se derrumbaran frente a Blaine, era lo único que faltaba para derrumbarte aun más.

No Pierdas La Esperanza (Blam - boyxboy)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora