CAPÍTULO 23: EL TEST DE EMBARAZO

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CAPÍTULO 23: EL TEST DE EMBARAZO

Un mes había pasado desde que Blaine y Sam habían decidido ser padres. Un mes en el que ambos habían aprovechado cada momento a solas para intentar "encargar" a su futuro bebé. No había habido día en el que no se entregaran en cuerpo y alma con ese propósito... Aunque ese no era el único motivo por el que mantenían relaciones. Ellos seguían amándose y utilizaban el sexo como otra manera de conectar entre ellos. Tal vez no eran tan románticos como lo fue su primera vez, pero seguían demostrándose su amor sin prisas y buscando sentir.

Esa mañana de domingo, Val se había quedado dormida en el sofá, abrazada a "Trigue" mientras veía La Cenicienta y eso les dio unos minutos de privacidad a la pareja. No los utilizarían para intimar, hacía apenas unas horas, al despertarse, habían dado rienda a su pasión. Tal vez algo más rápido de lo que les hubiera gustado pero sabían que su hija tardaría poco en despertarse y, aunque no sabía bajarse de la cuna sola, sí sabía llamar la atención de sus papás hasta que estos se levantaban.

Lo que tenían pendiente era realizar el test de embarazo que les indicara si ya habían conseguido su objetivo o debían seguir intentándolo. Por eso el moreno entró al baño, no sin haber sacado varias fotos de la niña antes, y su pareja lo esperó en la habitación, para no molestar a la pequeña con su conversación. Poco después entró el ojimiel sosteniendo el test, tenían que esperar unos minutos para saber el resultado.

Sabían que esas pruebas no eran fiables al 100% pero habían decidido que no irían al médico hasta que no tuvieran un resultado positivo en el test.

Cuando el tiempo de espera pasó, los dos se cogieron de la mano para ver si iban a cumplir otro de sus sueños. Miraron el test y se llevaron una desilusión porque era negativo. Sabían que era pronto, que había parejas que tardaban mucho en conseguirlo, pero eso no hacía que estuvieran menos decepcionados, deseaban tanto ser padres.

Sam decidió darle un beso de consolación a su amado, dejando que su amor se mostrase en cada movimiento y en cada caricia.

- ¡Papá! ¡Papi! - Val gritó rompiendo ese momento de intimidad. La niña se había despertado sola en el salón y se había extrañado, por lo que había empezado a buscar a sus padres. Los encontró besándose en la habitación, algo a lo que estaba acostumbrada porque sus padres eran muy amorosos juntos.

- ¿Qué pasa princesa? - El rubio cogió a su hija en brazos para que los tres pudieran volver al salón.

- "Quero tate" - La niña los miró con sus enormes ojos azules, haciendo una perfecta imitación de la mirada de perro abandonado bajo la lluvia que su padre ponía cuando quería algo.

- Después de comer. - Blaine prometió.

- ¿Y qué queréis hacer hasta entonces? - Evans quiso saber, mirando con amor a las dos personas que más quería en el mundo.

La pequeña no respondió, sólo salió de la habitación para volver minutos después con una de las muñecas. Los dos supieron en ese instante lo que quería hacer Valerie. Sam suspiró cansado, se aburría de juegos de niñas pero era su pequeña y era incapaz de negarle nada.

Sam llegó a casa después de un largo día de trabajo y lo peor era que sabía que su pareja todavía tardaría en llegar. La señora Anderson estaba en la casa intentando que Valerie no se durmiera. No sólo para que pudiera disfrutar de la compañía de sus papás, también lo hacía para que por la noche la niña no tardara en dormir y así sus padres pudieran descansar.

- ¡Papi! - La niña "corrió" hacia el recién llegado para abrazarlo.

- Hola princesa. ¿Te has portado bien? - El rubio preguntó y la niña asintió.

- Os he preparado la cena. - La mujer informó.

- No tenías que molestarte. - Evans protestó, siempre pasaba lo mismo.

- No es ninguna molestia. - Ella afirmó.

- Gracias por todo. - Él comentó tímido. Aun le costaba hacerse a la idea de que la señora Anderson estaba ahí para ayudarlos.

- No me las des... Sólo dime a qué debemos esa sonrisa... ¿Has tenido un buen día? - La mujer quería cambiar de tema cuanto antes.

- Sí, he recibido una gran noticia en el trabajo... Pero quiero que Blaine sea el primero en enterarse, te lo contaré mañana. - Sam explicó.

- ¿Algo que merezca celebración? - Pam preguntó con una sonrisa.

- Sí.

- En ese caso, lo mejor será que me lleve a Valerie esta noche. Seguro que quiere dormir en casa de los abuelos. Hace más de un año que esta brujita llegó y no habéis pasado ni una noche a solas y ya es mayor como para poder dormir con sus abuelos... Y así mi hijo y tú celebráis la buena noticia como se merece. Voy a preparar un bolso con sus cosas. - La mujer sonrió antes de darse media vuelta y dirigirse a la habitación de su nieta.

Cuando Blaine llegó de trabajar, se encontró el salón iluminado por la luz de las velas. Se sorprendió porque con Valerie en casa, ese tipo de citas eran muy difíciles para ellos... Bueno, cualquier tipo de cita.

- ¿Y ésto? - El moreno preguntó a Sam, que entraba al salón para poner los platos en la mesa.

- Tengo una gran noticia. Sentémonos a cenar... ¡Por cierto! No quiero llevarme el mérito de la cena, la ha hecho tu madre. Y estamos solos, Val está con sus abuelos esta noche. - El rubio señaló la silla y los dos se sentaron.

- ¿Cuál es la gran noticia? - El ojimiel preguntó impaciente.

- ¡Voy a ser dibujante en una película de animación!

El actor se levantó para abrazar a su amado. Era una gran noticia, algo que había estado deseando durante mucho tiempo. Era un reconocimiento a su trabajo, a todas las ilustraciones que había hecho.

La pareja se besó, olvidándose de todo lo demás. Después de varios minutos así, se escuchó un ruido proveniente del estómago de Anderson, indicando que estaba hambriento, por lo que volvió a sentarse para comenzar a cenar.

A partir de ahí, la noche fue para ellos. No estaban acostumbrados a la soledad, pero era algo que agradecían. Amaban a su hija, pero eran conscientes de que había muchas cosas que con ella no podían hacer. Si se tenía en cuenta que empezaron cuando Blaine estaba embarazado, se podía deducir que habían tenido muy poco tiempo para disfrutar de esos momentos.

Después de cenar, decidieron darse un baño juntos, emulando su primera vez, esa en la que Sam hizo que el otro se sintiera especial. Sin embargo, esa vez fue el moreno el que cuidaba y amaba a su pareja como si fuera lo más perfecto y maravilloso del universo. Era el que merecía sentirse amado para que aumentara esa sensación de que era especial. Tenía un gran trabajo, que además había conseguido un ascenso y podría hacer algo que realmente le gustaba. Era una gran oportunidad, sobretodo si tenían en cuenta que había creado unos dibujos para Valerie y tenía intención de mostrárselos a sus jefes. Quería convertirse en un creador y como su hija centraba su universo en esos días, sólo podía crear personajes e historias para ella. Deseaba que alguna de ellas llegara a más niños y no solo al pequeño o pequeña que estaba esperando que llegara a su familia.

La noche acabó con ellos amándose sin prisas y sin tener que estar en silencio, sin interrupciones y sin precauciones. Sólo ellos como hacía mucho que no habían estado.

No Pierdas La Esperanza (Blam - boyxboy)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora