CAPÍTULO 13: VALERIE

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CAPÍTULO 13: VALERIE

Blaine llegó cansado de trabajar y Sam ya estaba esperándolo. Después de su ataque de pánico, el rubio había estado buscando información en Internet y después había preparado la cena. Había unas velas en la mesa y un ramo de flores, lo que hizo sonreír al moreno. Le encantaban esos detalles que le demostraban que sus sentimientos eran realmente correspondidos.

– No tenías que molestarte con todo esto. – El más bajo comentó antes de darle un beso suave en los labios. Los ojos color avellana miraban al otro con tanto amor que el corazón del ojiverde se saltó un latido. Desde luego, había merecido la pena.

– Me gusta hacerlo, me gusta que seas feliz.

Los dos se besaron con dulzura y cariño. Eran tan perfectos el uno para el otro y se complementaban tan bien que a veces les aterraba.

Después de terminar la cena, Sam sacó el postre. Había hecho una macedonia de frutas, algo sano para que su pareja cuidara su salud y la de su bebé.

– ¿Has pensado en un nombre para el bebé? – El rubio preguntó.

– No... Todavía no he pensado en nada... ¿Tú? – Blaine miró a su novio con amor.

– Yo... – El ojiverde dudó un momento. Quería compartir con él lo que había estado mirando en Internet, había encontrado un nombre perfecto para su hija. Sin embargo, quería que fuera una decisión de ambos y no sólo de él. – No...

– No me mientas... Dime qué has pensado. – El moreno demandó, aunque de manera suave. No estaba molesto, sólo quería conocer lo que el otro pensaba. Acabó cogiendo la taza con frutas que su pareja le había servido y se sentó sobre sus piernas, acariciando la parte de la nuca donde comenzaba la melena rubia. Lo besó con dulzura, esperando que el otro se dejara convencer.

– Bueno... Creo que el nombre que elijamos tiene que estar relacionado con música porque es lo que nos ha unido... Y además, tiene que tener un significado... ¿Sabías que cada nombre tiene su significado? Por ejemplo, Samuel significa "El que es escuchado por Dios". – Los ojos verdes brillaron con intensidad.

– ¿La música nos ha unido? – El embarazado preguntó.

– ¡Claro! New Directions. – El más alto respondió.

– Tienes razón... ¿En qué nombre has pensado? – Anderson animó a que su pareja le confesara sus sentimientos.

– Valerie... Significa "Valiente", al igual que su papá. La historia de como ha llegado a nuestra vida está llena de valentía, aunque tal vez ella nunca llegue a saberlo... No creo que sea una historia que podamos contarle... – Evans habló deprisa, como si temiera ser interrumpido.

– Es... Perfecto... ¡Me encanta! Nuestra hija ya tiene nombre... Valerie... – Blaine besó con pasión a su novio, sabiendo que cada vez se sentía aun más enamorado y que cada gesto de Sam hacía que su corazón se derritiera. Nunca pensó que pudiera tener eso, sentía que lo tenía todo. Y eso lo maravillaba y asustaba a la vez. Por un lado disfrutaba de lo que su pareja le daba pero por otro lado temía que eso acabara antes de lo esperado por algún giro que el destino les tuviera preparado. Y una vez había conocido el amor del rubio, se sentía incapaz de renunciar a él.

Sam caminaba por la ciudad de regreso a casa después de terminar con su jornada de trabajo. Estaba feliz porque todo iba mejor que nunca. Por primera vez, se fijó en una tienda de juguetes que había allí. Había pasado frente a esa tienda cientos de veces pero nunca había prestado atención. Sin embargo, algo en el escaparate lo había hipnotizado.

Era una muñeca de trapo rubia de ojos azules que llevaba un vestido rosa. Era pequeña, del tamaño ideal para una niña de un año y no había nada que pudiera dañar a un bebé si jugaba con ella.

Se dio cuenta de que no habían comprado nada para Valerie todavía y pensó que ese sería un gran regalo. Por eso no lo dudó un segundo y entró en la tienda.

Sam entró en su apartamento con la muñeca envuelta en papel de regalo. Quería sorprender a Blaine con el juguete y esperaba que le gustara tanto como le había gustado a él. El moreno tardaría aun en llegar del trabajo, por lo que dejó el regalo en el dormitorio, escondido en un cajón y se fue a preparar la cena.

Cuando estaba terminando, el rubio escuchó el sonido de la puerta abrirse, indicándole que su amado llegaba. El ojimiel entró directamente a la cocina para encontrarse con él y los dos se fundieron en un abrazo acompañado de muchos besos en los labios y las mejillas.

– ¿Qué tal el día? – Preguntó el actor.

– Muy bien... ¿Qué tal tú hoy? ¿Qué tal Valerie? – El ojiverde acarició el vientre a modo de saludo a su hija.

– Empieza a dolerme la espalda, pero es normal. Por lo demás, estamos los dos muy bien. – Anderson sonrió hacia su amado.

– Tengo algo para ella... Espera un momento. – El más alto salió corriendo de la cocina y su pareja se sentó en una de las sillas que había allí, frente a la mesa.

Sam regresó con el regalo envuelto entre sus manos y se lo dio a su novio. Blaine lo miró con una sonrisa que llegaba a sus ojos, una sonrisa que pocas personas habían podido disfrutar. Sólo él y Kurt los primeros meses de relación habían conseguido esa sonrisa. Esperaba poder seguir siendo el destinatario de esa mirada eternamente.

El rubio le entregó el regalo al otro que lo abrió emocionado. Su mirada se iluminó aun más cuando vio la muñeca de trapo, sencilla pero hermosa.

– ¡Oh Sam! Es perfecta... – El moreno se levantó y lo besó con fuerza. Le encantaba que su novio mirara por la niña.

– Es la primera cosa que le compramos, estás de cuatro meses y todavía no le hemos comprado nada. Deberíamos empezar con eso ya que son demasiadas cosas, la cuna, el cochecito, ropa, chupetes, biberones... – El ojiverde susurró sobre los labios de su amado, sin querer alejarse lo más mínimo de él.

– Tienes razón, hay que empezar con las compras... Aunque hay algo que quiero hablar contigo... – El más bajo lo miró a los ojos. – Entiendo que le vamos a comprar muñecas y cosas con las que suelen jugar las niñas pero si luego ella decide que le gustan más los coches o el fútbol...

– Eso es lo que le compraremos, lo sé, y estaré más que feliz de que sea ella misma y de poder jugar con ella y compartir mi experiencia en esos juegos. Sin embargo, hasta que nuestra pequeña princesa nos pueda decir con qué quiere jugar, somos nosotros los que tenemos que elegir... Tardará tiempo en pedir juguetes y no vamos a tenerla sin nada hasta entonces. – Evans susurró.

– Tienes razón. Es un buen juguete para que la acompañe los primeros meses de su vida. – Anderson volvió a besar a su novio con dulzura, perdiéndose en el ambiente de felicidad en el que se había visto sumergido los últimos días, desde que Sam lo besara para darle la bienvenida al nuevo año y empezar así una relación más que perfecta... Aunque la perfección no dura para siempre...

No Pierdas La Esperanza (Blam - boyxboy)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora