CAPÍTULO 45: EL FUNERAL

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N/A: Muchas gracias a todos por leer y comentar... Lo prometido es deuda, aquí está el segundo capítulo de hoy ;)

CAPÍTULO 45: EL FUNERAL

La llegada al aeropuerto de Los Angeles fue más o menos tranquila. Sam no se había separado de su marido que no había parado de llorar desde que había recibido la noticia. Sabía que sus hijos habían encontrado momentos para llorar, pero todos habían entendido rápidamente que era importante estar tranquilos por Blaine.

Cooper estaba esperándolos con lágrimas en los ojos y se abrazó a su hermano nada más verlo. Su padre también había fallecido mientras ellos llegaban a California por lo que les dio la noticia personalmente. El embarazado se aferró a él con fuerza al conocer la noticia mientras Sam abrazó a sus hijos para que pudieran desahogarse.

Se dirigieron a la casa del mayor, que había preparado para recibir a su familia. Él dormiría en el sofá, Blaine y Sam ocuparían la habitación de invitados y sus sobrinos dormirían en su habitación porque la cama era más grande para los tres.

El matrimonio fue directamente a la habitación, era tarde y el rubio quería que su esposo intentara descansar un poco. Sabía que le costaría dormir pero venían unos días muy difíciles y no quería que se complicaran las cosas, tenían un bebé en el que pensar.

Los siguientes días estuvieron preparando el funeral. Decidieron enterrarlos en Los Angeles porque sabían que era un lugar que les gustaba. En Ohio ya no les quedaba nada, por lo que no había motivo para hacer un desplazamiento tan largo.

Cooper intentó encargarse de todo con la ayuda de Sam, pero Blaine no quería que ellos se ocuparan de todo. Valerie hizo el mayor esfuerzo por demostrar que ya no era una niña y que lo pasado semanas antes sólo había sido algo aislado. Ella se encargó de cocinar, cuidar de sus hermanos y apoyar a sus padres y su tío en cualquier cosa que se le necesitara.

La segunda noche, el moreno acabó escapándose del abrazo de su marido para ir a la cocina. Allí se encontró a su hija, que tomaba un vaso de leche para intentar dormir.

– No deberías estar despierto. – La joven lo amonestó cuando lo vio entrar.

– No puedo dormir porque tu hermana está teniendo su primera clase de ballet o de fútbol, todavía no lo sé... ¿Cuál es tu escusa? – El ojimiel preguntó mientras se sentaba. Antes de que pudiera reaccionar, la mano de la castaña estaba sobre su vientre, intentando sentir los movimientos.

– No paro de pensar y no consigo dormir. – Ella susurró, no queriendo traer la dolorosa situación de nuevo a su padre, que parecía más calmado en ese momento.

– Quiero darte las gracias, te estás comportando como una auténtica mujer... Ya no eres una niña... – Una sonrisa triste se dibujó en los labios del mayor.

– No soy una niña... Pero siempre quiero ser tu princesa... – Ella pidió antes de abrazar a Blaine.

– Siempre lo serás. – El moreno besó la frente de la adolescente y ésta se separó un poco.

– Quiero darte las gracias por todo lo que has hecho por mí. Desde decidir quedarte conmigo cuando te enteraste de que estabas embarazado hasta aceptar mis disculpas después de todo lo que hice... – Valerie desvió la mirada, todavía estaba avergonzada de lo ocurrido.

– No tienes que darme las gracias... Quiero que sepas que nunca me he arrepentido de haber tomado esa decisión. Eres mi princesa y eso no cambiará aunque venga otra niña en la familia... Ya sabes, Kevin es el campeón, Alex es el duendecillo y tú eres la princesa de la familia. Ya encontraremos el mote para la pequeña. – El ojimiel la tranquilizó.

– ¿Por qué esos motes? – La castaña lo miró intrigada.

– Bueno... El tuyo fue porque eras la única... Ninguno de tus abuelos tenía nietos, ninguno de nuestros amigos tenía hijos... Eras la consentida de todos... La princesa de la casa. El de Alex fue el más fácil... Verlo tan pequeñito... Sabes que el duendecillo fue sietemesino, por lo que era muy pequeño. El que más tardó en ganarse su mote fue Kevin... Pero cuando empezaron a comer papillas, Sam y yo comenzamos a hacer competiciones porque no había otra manera de que se la comieran toda sin protestar... Proclamábamos campeón al que terminaba primero y, casualmente, siempre era él por lo que se quedó con eso. – El mayor sonreía por los recuerdos. Sus hijos habían crecido mucho pero él tenía una pequeña que le llenaría de nuevas anécdotas que contaría hasta cansarse a todo el que lo quisiera escuchar.

– Tengo ganas de que nazca. – La chica comentó.

– Yo también. – Blaine respondió con total sinceridad. Se sentía muy cansado (y no sólo por la muerte de sus padres), su espalda dolía, tenía los pies hinchados, necesitaba ir al baño cada poco tiempo...

– ¿A quién se parecerá? – La menor preguntó intrigada.

– No lo sé... Sólo espero que nazca sana. – El moreno estaba más tranquilo.

– Vamos papá, sabes que estará bien... Y debemos reconocer que no importa a quién se parezca porque todos en la familia somos guapísimos... ¡Será adorable y bella! – La adolescente estaba emocionada.

– Si te soy sincero, preferiría que se parezca a Sam...

La familia al completo, junto a Cooper, los Evans que habían viajado hasta allí, Mercedes, Marley y varios compañeros y amigos del mayor de los Anderson y de los fallecidos, estaban en el cementerio. Las chicas vivían en la ciudad y habían acompañado a sus amigos en ese duro trance. Todas las palabras ya habían sido dichas, todas las despedidas realizadas y ya estaban bajando los féretros para enterrarlos.

Sam notó que la mano de su esposo ya no apretaba la suya con tanta fuerza y se giró para ver lo que pasaba. Blaine estaba pálido y parecía cansado, aunque por culpa de las gafas de sol no podía ver sus ojos. Se acercó aun más a su marido y lo agarró por la cintura, notando que el moreno acababa apoyándose a él.

– ¿Estás bien? – El rubio preguntó preocupado.

– Un poco mareado. – El ojimiel confesó y no necesitó desviar su mirada para sentir cinco pares de ojos mirándolo con preocupación.

– En el coche he dejado un botellín de agua y unas galletas... ¿Quieres que te traiga algo? – Valerie ofreció y Evans le sonrió en agradecimiento porque ella seguía atenta a todo a pesar de la tristeza porque había perdido a sus abuelos.

– Trae todo, seguro que comer un poco y beber algo le sentará bien. – Cooper ordenó y después ayudó a Sam a sentar a su hermano en una de las sillas.

– Estoy bien... Sólo es cansancio... – El embarazado protestó.

– Aun así, a tu bebé y a ti no os va a hacer ningún mal comer y beber. – El rubio insistió.

Anderson suspiró pero aceptó que todos se preocuparan por él. Sin embargo, eso sólo sirvió para que se diera cuenta de que había dos personas que no conocerían a su bebé. Hizo un esfuerzo para contener las lágrimas, sabía que no debía pensar en eso pero era inevitable. Sintió los labios de su marido en su frente y supo que, a pesar de todo, estaría bien. Sólo necesitaba tiempo para asimilar lo sucedido y, aunque le dolería siempre su ausencia, sabía que tenía muchas cosas todavía por vivir. Sobretodo, mientras tuviera a su lado al ojiverde, podría hacerle frente a cualquier adversidad.

No Pierdas La Esperanza (Blam - boyxboy)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora