CAPÍTULO 22: "TRIGUE"
Valerie estaba muy nerviosa porque iba con sus padres y su tío Cooper al refugio de animales. Aunque era domingo, se habían enterado de que aceptaban visitas para que las personas adoptaran mascotas ya que había trabajadores allí siempre cuidando de los animales. Eso había facilitado mucho las cosas porque querían que fuera la pequeña quién eligiera el nuevo miembro de la familia y que el que le hacía el regalo, Cooper, estuviera presente.
Les atendió un chico de apenas 19 años, estudiante de veterinaria, que había conseguido un trabajo que le apasionaba aunque le costaba mucho resistirse ya que le gustaría adoptar a todos los animales que había allí. A pesar de todo, se había llevado a su apartamento un perro, dos gatos y un conejo que una familia había llevado allí porque su hija había resultado ser alérgica.
– Buenos días, ¿puedo ayudarlos? – El joven saludó amablemente.
– Sí. – Cooper fue el que habló. – Aquí mi sobrina acaba de cumplir un año y sus papás y yo creemos que es un buen momento para que tenga su primera mascota.
El empleado bajó la mirada a la niña y le dedicó una sonrisa.
– Vamos a encontrar la mejor mascota para esta niña tan guapa. ¿Has pensado en lo que quieres?
Val se encogió de hombros mientras se escondía detrás de la pierna de su papá Sam. La habían bajado de la silla de paseo para que ella pudiera mirar por el lugar hasta que encontrara un animal con el que tuviera una conexión. Sin embargo, no habían pensado en eso. Ella era muy tímida cuando se encontraba con desconocidos y le costaba un poco hablar con extraños.
– Un perro o un gato. Tenemos algún vecino con esas mascotas y le encantan. – Blaine explicó con tranquilidad.
– Creo que tengo algo que te va a encantar. – El estudiante comentó con una sonrisa. – Pero me tienes que prometer que lo vas a cuidar muy bien. – La niña asintió, aun medio escondida detrás de su papá. – Hace cuatro semanas una mujer nos trajo una camada de gatos recién nacidos que se había encontrado en un contenedor. Alguien sin corazón los abandonó allí. Los llevamos al veterinario y él se encargo de revisarlos y cuidarlos este tiempo porque han tenido varios problemas. Por desgracia, uno de ellos murió pero los otros cinco están bien. Van a necesitar cuidados, pero los normales para unos gatos tan pequeños.
– ¿Al estar entre basura no tendrán parásitos o algo? Por mucho que me encantaría darle hogar a uno de esos gatitos, no voy a poner en riesgo la salud de mi hija. – Evans preguntó mientras cogía en brazos a Valerie para seguir al trabajador del centro.
– No tienen de qué preocuparse en ese sentido, acaban de recibir el primer tratamiento de desparasitación. Les explicaré todos los detalles pero primero tenemos que comprobar que a la niña le gustan.
Como era de esperar, a ella le encantaron cuando los vio. Eran cinco gatitos muy pequeñitos, que estaban dormidos unos sobre otros, con los ojos cerrados, durmiendo. Todos eran del mismo color, con un pelaje algo atigrado. Ella se acercó despacio en cuanto su padre la dejó en el suelo y uno de los animalitos se despertó y comenzó su camino hacia ella. Todos supieron en ese momento que nadie podría elegir, que el mismo gatito se había encontrado su nueva casa. La niña se sentó frente al gato y éste se apoyó en ella para llegar a lamerle la cara.
– Creo que ya tenemos mascota. – Blaine sonrió a su pareja.
– Yo quería un labrador. – Sam protestó aunque sabía que él no tenía voto en eso.
– Mira a tu hija y dime que no quieres ese gato. – El moreno lo desafió.
– ¡Está bien! ¡No puedo negarle nada a un Anderson! – El rubio fingió molestia.
– En ese caso, cuñado, yo quiero un Porsche. – Cooper comentó sin apartar la mirada de su sobrina.
– ¿Qué? – El ojiverde lo miró como si le hubiera salido una segunda cabeza.
– Soy un Anderson, no puedes negarme nada.
Los dos hermanos rieron mientras Evans negaba con la cabeza. No podía creerse que todo fuera tan bien, que la familia de su novio lo aceptara, que su propia familia se hubiera acostumbrado a que estuviera con un hombre y que consideraran a Blaine uno más, que su hija creciera sana y feliz. Todo parecía muy perfecto.
– ¿Cómo lo vas a llamar? – Cooper se acercó a Valerie y se agachó para poder acariciar al gatito.
– "Trigue". – Ella dijo muy convencida. El mayor miró a su hermano.
– Quiere llamarlo Tigre. – El menor de los Anderson aclaró.
– ¡Oh! Es un nombre muy bonito... Pero si es un chico... ¿Sabemos si es un chico? – El adulto preguntó.
– Si me permiten. – El trabajador del centro se acercó y cogió el gato. – Es un macho.
– En ese caso, creo que nos llevamos a "Trigue". – Evans confirmo.
El lunes por la mañana, Blaine preparó a Valerie temprano para salir de compras. El inconveniente de que el nuevo miembro de la familia llegara en domingo, era que no habían podido ir a una tienda de animales para comprarle todo lo necesario ese mismo día. Por eso, tuvieron que improvisar un poco. Encontraron dos platos de plástico que le servirían de comedero y bebedero durante ese día y sacaron una manta vieja y un cojín para prepararle una cama.
Se dirigieron a la tienda y la niña se quedó maravillada por la cantidad de animales que allí había, pero su padre le recordó que ella ya tenía una mascota y que habían ido para comprarle todo lo necesario.
No sin esfuerzo, el adulto consiguió que la pequeña se centrara en elegir un collar para su gato. Al principio quería uno rosa pero luego pensó que era de chica y el gato era un chico, por lo que se decidió por uno azul que tenía una medalla que colgaba.
También le compraron una cama, un comedero, un bebedero, un saco de comida para cuando dejaran de darle leche, un juguete y un trepador. La niña estaba muy feliz y deseaba tanto volver a casa para cuidar de su nuevo gatito que todo se hizo muy rápido.
Cuando llegaron a casa, Blaine le puso a su hija una de las películas de DVD que le había regalado Rachel a su hija para intentar entretenerla mientras él limpiaba pero pronto se dio cuenta de que sería imposible porque la niña no tenía más interés en Trigue que en otra cosa.
– Ten cuidado, es muy pequeñito. – El padre advirtió y la niña asintió, como cada una de las cien veces que habían dicho lo mismo.
El timbre sonó y el mayor fue a abrir la puerta.
– Mamá, ¿qué haces aquí? – El moreno preguntó.
– Yo también me alegro de verte, hijo. He venido a comprar algunas cosas, el verano se hacerca y tengo que estar preparada. – La mujer levantó las bolsas para que su hijo las viera. Todas eran de marcas muy conocidas y a su hijo no le sorprendió. Su madre siempre iba a la moda y le encantaba ir de compras.
– No te esperaba, eso es todo. – El ojimiel se defendió.
– ¿Así que al final tenemos un gatito? ¿Cómo se llama? – La madre se dirigió hacia su nieta y se sentó para verla jugar con el animal.
– "Trigue"
– ¡Que nombre tan bonito!
El actor miró a su madre y a su hija con amor. Los Anderson se habían mudado a Jersey para estar cerca de ellos porque no querían vivir en un sitio tan grande. Como Sam tenía libre los sábados y domingos y Blaine los lunes y martes, ellos necesitaban a alguien que cuidara a Valerie los miércoles, jueves y viernes. Y ahí era donde entraban los orgullosos abuelos, dos personas que se habían convertido en indispensables para la familia Anderson-Evans.
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No Pierdas La Esperanza (Blam - boyxboy)
FanfictionA veces a las buenas personas les ocurren cosas malas. Hay veces que por más que quieras conseguir algo, no encuentras el momento de dar un paso para alcanzarlo. La paciencia y la valentía son dos cualidades necesarias para no perder la esperanza...