Una serie de acontecimientos y malas decisiones obligan a Marinette a irse a vivir en Londres. La decisión de un rubio francés provoca que pierda al amor de su vida, él creyó que podría protegerla de una situación que lo tenía entre la espada y la p...
Era una noche tranquila, en el horno tenía preparándose unos macarons de maracuyá y fresa que pronto saldrían. Tikki esperaba con ansias los suyos. Ambas habíamos acordado ver una película juntas y disfrutar de nuestro día libre. En lo que yo terminaba con nuestros bocadillos ella encendió la televisión.
Un tintineo sonó para indicarme que mi postre ya estaba listo, en cuanto abrí el horno un aroma intenso inundó mi departamento e hizo que mi kwami quedara hipnotizada y se acercara con la intención de robar uno. Yo la detuve con mi mano y le fruncí el ceño como advertencia, tenía que esperar a que terminara de prepararlos, así que regresó al sofá derrotada y con la cabeza abajo.
Era un lado tierno el que tomaba Tikki cuando había un postre de por medio y eso me hacía gracia.
Rellené cada macaron y aparte un par de maracuyá para Adrien, siempre apartaba unos para cuándo vuelva a visitarme.
Llevé una bandeja llena de los demás macarons y otros aperitivos a la mesita de centro que tenía en mi sala y regresé a la cocina por unas bebidas.
Antes de llegar al refrigerador, de reojo, ví un montón de sobres y papeles en el suelo, justo en la entrada de mi hogar. Ver desordenado ese espacio me desesperó, y me desvíe para levantar de una vez ese desastre. Lo revisé y no había ninguna novedad: Cuentas que pagar, el corte del agua, luz, tarjeta etc...
Solo una cosa llamó mi atención y fue lo único que conservé en mis manos, acomodé el resto de mi correspondencia en la mesita de la entrada y la nueva revista de Gabriel Agreste la llevé conmigo.
Adrien protagonizaba la portada con un traje hermoso y el cuál lo hacía ver guapísimo, abracé la revista y di pequeños saltos de emoción. Alcancé a Tikki y me senté para poder darle un vistazo.
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La nueva colección que se promocionó hace dos días ya se encontraba publicada y Adrien salía modelando cada prenda, mi novio se veía tan lindo con cada atuendo.
Ojeé un poco más y me detuve en un apartado donde mencionaban una entrevista con el señor Agreste. Durante el tiempo que he salido con Adrien, he tratado de trabajar duro para impresionar a su padre para poder trabajar con él ( y tal vez para ganar su aprobación) , así que esto me podía ayudar en descubrir algo nuevo para mejorar en mis diseños y que sean de su agrado.
La entrevista comenzó con una mención sobre los cambios que habrán en su empresa. Cuando llegué al tercer párrafo, este provocó un sabor amargo en mi boca, la sonrisa que tenía desapareció en segundos. Esa noticia hizo que todo a mi alrededor desapareciera.
Unas simples palabras me hicieron romper en llanto en cuestión de segundos. ¿En verdad no tuvo opción? ¿Aunque me amara? ¿Llegó siquiera a ser verdadero el amor que me juró?
Mi cuerpo comenzó a temblar y mi estómago se retorcía a tal grado que no soporté el dolor. Mis ojos se nublaron debido al líquido salado que salía de ellos y apreté aquella revista sin piedad.
Adrien, quién me susurraba en las noches el amor que me tenía, el que prometió jamás dejarme y juró que nadie podría separarnos, iba a casarse con Kagami Tsurugi: mi amiga. Me sentí tan traicionada y estúpida a la vez.
-¿Marinette? - Tikki se acercó a mí y abrazó mi mejilla sin comprender que me había causado esta reacción - ¿Qué está ocurriendo?
-Se va a casar Tikki, se va a casar... - Murmuré entre sollozos - ¿Cómo pudo hacerme esto? - mi cuerpo se sentía pesado y miles de nudos en la garganta aparecían sin piedad.
Mi kwami tomó la revista de mis manos y vio con sus propios ojos el motivo por el cual había perdido el control.
-Debe ser un error, llama a su celular y habla con él, seguramente hay una explicación Marinette.
Limpié mis lágrimas y mi nariz. En cuanto me levanté para buscar mi teléfono sentí como mis piernas temblaban, no sabía porque me sentía así de insegura y con miedo a que todo esto fuera real. Adrien no sería capaz de hacerme algo así... ¿verdad? Él no me mencionó nada de esto la última vez que nos vimos, ni siquiera lo noté raro esa noche.
Desbloqueé mi celular y llamé a mi novio para buscar respuestas, el tono sonó y sonó, pero solo contestó el buzón. Volví a llamar y ahora me indicaba que su teléfono había sido apagado. El miedo solo aumentó porque tampoco hemos hablado desde la pasarela, supuse que no me llamó ni me escribió porque estaba ocupado.
Tomé mis llaves para salir a buscarlo, pero no pude, mi cuerpo no respondía. El miedo me invadió, abrir la puerta y salir a buscarlo solo me demostraba que debía enfrentarme a la realidad y que todo esto no era una simple pesadilla.
Creo que lo más prudente sería esperar y calmarme. Lo único que se me ocurrió para este momento fue pedir ayuda a las únicas personas que me apoyarían en una situación así. Necesitaba no estar sola ahora y dejar que mis pensamientos negativos me atormentaran.
En lo que tecleaba los números para llamar, mis manos temblaban y la pantalla se humedecía un poco por unas cuantas lágrimas. La persona al otro lado de la línea atendió y yo solo rompí en llanto.
