capítulo 52: No quiero perderte.

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Ella pasó a lado de mí y bajó las escaleras con prisa, yo la seguí, sus piernas se tambalearon y uno de sus tacones se resbaló de los escalones, la jalé y ambos caímos, afortunadamente ella estaba encima de mí y no se lastimó con las escaleras.

-¿Estás bien? - traté de disimular el dolor.

-S-sí - se levantó de inmediato y se quedó paralizada, yo traté de reincorporarme, pero me fue imposible, en verdad dolía -Señor Agreste...

-No me llames así - logré ponerme de pie, pero mi lumbar aún dolía - No me gusta que me hablen por mi apellido, y menos tú...

-Lo siento.

-¿Podemos hablar? - ella evadió mis ojos y mordió uno de sus labios.

-No... No hay nada de que hablar.

-Claro que sí.

-No, no lo hay.

-Amor... - ella apretó los ojos y suspiró.

-¿Quieres hablar después de cinco años sin vernos? ¿Sobre qué quieres hablar? ¿Acaso me quieres presumir como estuvo tu boda y lo divertido que fue hacerme a un lado? Si quieres eso, bien, vamos allá - caminó hasta el parque que estaba en frente de la boutique y yo la seguí, me sentí intimidado por la forma en la que se dirigía a mí.

Se sentó en una de las bancas y yo me quedé parado por qué no era fácil tomar asiento por el golpe que recién me dí. Suspiró y se levantó de nuevo para ayudarme a tomar asiento.

-Haces cosas muy estúpidas - se quejó mientras me ayudaba - debes ir a un doctor.

-Al menos tú estás bien - susurré cerca de ella e inmediatamente se alejó. Tomó asiento, pero lo más alejada a mí - No sabes cuánto te extrañe - comencé.

-Ve directo al grano, tengo prisa - ni siquiera me miró, solo observó a los niños que jugaban en los juegos.

-Yo... - su teléfono comenzó a sonar, lo cuál me interrumpió, ella con nerviosismo lo sacó de su bolso y contestó de inmediato.

-Hola... - sonrió - Sí, ya terminé, ahora me dirijo a casa ¿Cómo está él? - ¿él? - o... entiendo, sí, no te preocupes... Tranquilo... No, no estoy molesta - mientras ella hablaba yo pensé lo que debía de explicar, he planeado esto por años, pero ahora me sentía demasiado nervioso y mi cabeza se puso en blanco ahora que la tenía a unos cuantos metros de mí - me alegro, por favor no lo acuestes tan tarde y dile a tu hermano que me llame en cuanto llegue, no importa la hora, debo colgar, hay mucha gente y no quiero perder mi parada, sabes como soy - rió con nerviosismo - Gracias y lamento molestarte a tí también... - colgó y suspiró.

-¿Todo está bien?

-Adrien, habla ya.

-Sabes que nunca sería capaz de hacerte daño - dije porque ella no me iba a dar mucho tiempo.

-Claro... Casarte y dejarme sin explicaciones no cuenta como daño.

-Me casé por obligación.

-Lo entiendo, y es por eso que no te busqué para reprocharte - pequeñas lágrimas salieron en silencio - Creo que tienes razón, tu no me hiciste daño, yo me lo provoqué sola - su voz no titubeaba - creo que me cree un cuento de hadas con la persona equivocada.

-No, eso no es cierto - la tomé de las manos - podemos volver a intentarlo, esta vez nada podrá separarnos, formaremos la familia que siempre soñamos y...

-Estas bromeando ¿Verdad? - mi cuerpo se tensó - ¿Esta vez? ¿Cómo puedo creer en tus palabras? Ya me habías hecho esto y mira como terminó todo - safó sus manos - Tuvieron que pasar años para que me explicarás esto ¿De verdad creíste que en cuanto te viera de nuevo correría a tus brazos y aceptaría estar contigo de nuevo?

Grietas Del Corazón (Adrinette / Felinette)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora