capítulo 22: "Merci " en francés "Thanks" en inglés.

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Marinette.

-Listo... - el hielo ya estaba empezando a derretirse y su nariz ya se veía mejor.

-Gracias - le acerqué una toalla y él la tomó para secarse - Por cierto - se quitó la toalla del rostro y me miró a los ojos - ¿Qué hacías en la sección de medicina, creí que estudiabas diseño.

Me sentí nerviosa con su pregunta, después de saber sobre mi bebé decidí leer un poco sobre a lo que me voy a enfrentar los próximos meses... Pero eso no se lo podía decir a Félix.

-Yo... Intentaba estudiar un poco de eso porque... - ¿Qué podía decirle? - Tengo un... un amigo que... - Félix enarcó una ceja.

-Estas mintiendo - frunció sus ojos y se acercó a mí - Eres muy mala para mentir.

-¿Yo? - Tal vez fingir hacerme la tonta o la desentendida funcione.

-¿Crees que soy idiota? - empujó mi frente con su dedo índice - Dime la verdad, odio las mentiras.

-Bueno, eso es asunto mío. - me levanté, estaba furiosa - Si no te gustan las mentiras entonces aprende a captar las señales cuando alguien no quiere decirte que hace - puse mis manos en mi cintura y lo enfrenté.

-Vale, vale - se recargó en el sofá, se veía como un niño regañado.

-Eres demasiado entrometido para ser solo conocidos - cruce mis brazos y él se encogió de hombros avergonzado.

-Lo siento... - suspiré con resignación y bajé la guardia, no tenía porque ser altanera con él, tal vez solo quiso entablar una conversación... Esto de mis hormonas me estaba volviendo loca, apenas llevo un par de días conciente de mi embarazo y ya estoy hecha un desastre.

-¿Ya comiste? - el negó con la cabeza - Entonces ven - lo tomé de las manos para levantarlo y llevármelo a la cocina para darle algo. Cuando lo jalé di un paso atrás y choqué con la mesa, Casi caigo de espaldas.

El miedo que sentí al irme para atrás fue terrible, caer así como otras veces no iba a ser lo mismo ahora que tengo a mi bebé. Apreté los ojos y también contuve el aire por la adrenalina que tomó mi cuerpo en ese momento, pero sus manos en mi cintura y su jalón hicieron que yo quedara encima de él sobre el sofá. El lugar era bueno y suficiente para uno, no para dos.

Ambos estábamos en shock. Sus esmeraldas se clavaron en mis ojos y podía sentir su respiración chocando contra mis labios, de inmediato me levanté y me abracé a mi misma. No quería que pasara esto... Aunque estaba realmente agradecida, de no ser por él me habría lastimado... Y también esto hizo que recordara esa noche, de no haber sido por él, habría perdido a mi hijo... Siempre terminaba en sus brazos.

-¿Estás bien? - se levantó y tomó mis manos con preocupación - Estas pálida - acunó sus manos en mi rostro.

-Gracias... - me separé de él con cuidado y avancé a la cocina - acompañame, te prepararé algo - él se quitó el saco y arremangó su camisa.

-Te ayudaré - sonrió y me siguió. Era muy amable y acomedido, ¿Esta era su verdadera cara? ¿En verdad no es un mal encarado, entrometido y Amargado?

-Félix... ¿Tú tienes novia? - detuvo su tarea en seco y volteó a verme con el ceño fruncido.

-¿Es necesario responder eso? - su voz salió tan fría que me provocó un escalofrío.

-N-no, perdóname, tal vez si la tienes ja, ja, ja - estaba en verdad nerviosa, no debí abrir mi bocota - mi pregunta fue tonta ja, ja, ja, ja - quería que la tierra me tragara.

-No, no tengo - dijo y volvió a batir los huevos, que le di recientemente, se notaba serio.

-Creí que sí... - era muy extraño que alguien como él estuviera soltero o acaso... - ¡¿Entonces te gustan los hombres?! - El tazón se le resbaló de las manos.

-¡shit! - se agachó para limpiar el desastre. Ahora sí la había regado, tomé una franela e intenté juntar todo el huevo - ¡No lo hagas! - me detuvo - puedes cortarte Marinette - me ayudó a levantarme y con cuidado de no pisar nada me arrastró hasta afuera - Yo limpiaré, mantente alejada ¿Vale? - regresó de nuevo y levantó los vidrios más grandes - ¿Tienes una camisa vieja?

-S-sí - corrí hasta mi habitación y tomé una blusa que no me atrevía a tirar, ya no la usaba, pero tampoco la deseché, esa prenda me la había regalado Adrien en unos de nuestros aniversarios... No tenía otra cosa, y esto funcionaría, además de que era la mejor manera para soltar lo último (material) que me quedaba de él. Regresé con Félix y se la extendí.

-Perfecto - con cuidado metió todos los vidrios rotos ahí y la envolvió - ¿Donde tienes cinta? - señalé el cajón que tenía atrás de él y con la ayuda de eso envolvió la playera - Listo - la botó a la basura y tomó servitoallas para limpiar el huevo embarrado.

Cuando terminó de asear el piso se levantó y se acercó a mí.

-Lo siento... - suspiró con pesadez, estaba a punto de explotar, quizá.

-Marinette, dios santo, solo mira lo que hiciste - empezó a dar vueltas, con sus manos apretando unos mechones de su cabello - ¿Gustarme los hombres? - soltó una carcajada irónica - No porque no tenga novia significa que no me interesan las mujeres, bueno, tampoco me han atraído locamente, pero Dios, sé y estoy completamente seguro de que no me gustan los hombres.

-Ja, ja, ja, ja - su actitud paranoica me hizo mi día.

-Deja de reírte - sabía que intentaba mantenerse serio, sin embargo una línea curva quería delatarlo de que a él también le hacía gracia está situación.

-Lo siento, lo siento - quería cesar mi risa, pero no podía.

-Usted es un torbellino, torpe, imprudente y... - se acercó a mí y me tomó de los codos para empujarme hacia atrás con cuidado y en una danza, él también reía y disfrutaba de este momento.

Desde hace semanas que no reía y me sentía en verdad bien, quería que fuera mi amigo.

Londres era nublado y frío; Londres era solitario y triste; Pero Londres también puede ser divertido y cálido...

Su agarré se suavizó y ambos al fin logramos detenernos.

-Gracias - susurré - Gracias por reaccionar así y hacerme reír - su rostro se suavizó y sonrió de una manera tan tierna que suavizó mi corazón.

-Hiciste esto a propósito ¿Cierto? Te gusta agarrarme desprevenido - yo asentí y sonreí con complicidad.

-¿Te gustaría ser mi amigo?

-No lo sé... Si solo somos un par de conocidos ahora, y me tratas así ¿Cómo me tratarás cuando seamos amigos? Usted es un peligro Mademoiselle - se alejó de mí y se cruzó de brazos.

-Bueno, tú te lo pierdes - yo también crucé mis brazos y fingí indignación.

-Esta bien, si me ruega de esa manera yo con gusto acepto - contestó sarcástico y después se inclinó para hacerme una reverencia.

Nos miramos por unos segundos y después volvimos a reírnos por nuestro acto, él me seguía el juego y yo el de él, ambos conectamos y creamos algo que nunca había tenido con alguien. Sincronización y comodidad sin titubear.

Continuará...


Las cosas se complican...

Grietas Del Corazón (Adrinette / Felinette)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora