capítulo 28: Confesiones.

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Marinette.

-Buenas noches mademoiselle - han transcurrido doce semanas desde que Félix y yo comenzamos con las clases de cocina, en verdad ya había mejorado con los platillos típicos de aquí y él con la repostería.

-¿Listo? - él alzó las bolsas de la compra y entró, este fin de semana era su turno de aprender.

-¿Porque tu vestido está más holgado?

-Es más cómodo - me encogí de hombros. En realidad mi vientre ya empezaba a notarse, y aún no le contaba sobre mi embarazo - Bueno, vaya a lavarse las manos mientras que yo preparo todo en la cocina - lo empujé delicadamente y tomé las bolsas de la compra.

-Sí mademoiselle - saludó como si yo fuera su capitán y entró al baño. Yo entré a la cocina y dejé los ingredientes en la barra.

-Echa seis huevos aquí - le entregué el tazón en cuanto llegó.

-Has estado de excelente humor ¿hay algo que me quieras contar? - negué con una sonrisa - mientes, siempre mientes - tomó un poco de chocolate y me lo embarró en la cara. Esto no se quedaría así...

-¡Oye! - se quejó porque le puse chocolate en la boca.

-Odio el chocolate - se limpió - esto sabe asquerosamente dulce - Reí por como se quejaba.

En realidad si había una razón por la cuál estaba así, pronto iba a tener mi próxima cita con el ginecólogo y descubriría si mi bebé es un niño o una niña. Durante estas últimas semanas he meditado sobre mi futuro: si debería quedarme aquí en Londres o regresar a París...

En la primera ecografía que tuve de mi bebé me acompañó Luka, como había prometido, sin embargo en esta ocasión me tocará ir sola porque él está en New York e iba a regresar a París dentro de tres meses. Yo ya no podía esperar más para saber que será mi hijo... O mi hija.

Ambos continuamos con el pastel en el que estábamos trabajando y lo metimos al horno.

-Bien, ¿Qué quieres hacer en lo que sale? - pregunté mientras que me quitaba el delantal.

-Mmmm... - un trueno resonó y ambos nos acercamos a la ventana para ver el exterior.

-Oh no... Parece que lloverá fuerte.

-Sí...

-Sera mejor que te vayas, si gustas mañana te llevaré el pastel - el negó con la cabeza sin despegar su mirada del cielo - No seas terco, vete antes de que la tormenta se ponga fuerte.

Un relámpago cayó y la luz de mi edificio se estropeó, ahora el horno no funcionará y el pastel no estará a tiempo. Las gotas comenzaron a caer y Félix sonrió.

-¿Puedo quedarme hasta que termine?

-No hay otra opción - puse los ojos en blanco y con cuidado caminé hasta mi habitación, ahí tenía unas velas guardadas que me ayudarían a alumbrar el departamento.

-¿A donde vas? - me siguió.

-Por unas velas - sentí como tomó mi mano y me detuve para poder verlo, aunque era imposible por la oscuridad - ¿Qué haces?

-Eres demasiado torpe, no quiero que te tropieces - tenía razón... No podía arriesgarme, asentí y avancé con él - ¿Donde están?

-En mi armario - Félix sacó la caja en dónde tenía mis velas y me las dio para que comenzara a prenderlas.

Grietas Del Corazón (Adrinette / Felinette)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora