capitulo 87: Aprendiendo a olvidar.

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Marinette.

El clima estaba nublado y hacía frío, me recordó mucho a Londres. En mañanas así, siempre le preparaba su taza de té y la bebía en nuestra habitación para poder empezar su día, lo cuál sucedía todos los días... En realidad yo hacía sus tes a diario. Saber que en esta mañana no podría darle su taza a mi Félix me dolió, me dolió como si una daga me estuviera desgarrando por dentro. Mis ojos estaban demasiado agotados de tanto llorar y me ardían.

Escuché como la puerta de la habitación se abrió, sin embargo no volteé a ver a la persona que ingresó.

-Marinette, todos están esperando a que bajes amor.

-Ya voy mamá - me levanté del sofá que había en la recámara y limpié mi rostro. Mi madre se adelantó y después de un par de minutos tomé aire para poder contener mi tristeza y salí para encontrarme con los demás.

Bajé por esas enormes escaleras que nunca me atreví ni tuve permiso de subir en mi juventud. Los tacones que tenía puestos resonaban por el eco que había en la enorme mansión de Gabriel Agreste. Adrien me esperó al final del camino con nuestro hijo en brazos y ambos estaban vestidos de negro.

Yo no estaba lista para esto. Adrien me extendió la mano para ayudarme a terminar de bajar y me jaló para darme un abrazo y dejar un beso en mi mejilla.

Sabía que en cuanto entrara a la sala, en dónde nos esperaban nuestras familias y nuestros amigos, la realidad de que Félix ya no estaba iba a matarme.

Cargué a mi hijo, besé su cabeza y lo peiné como lo hacía su papá...

-¿Estás listo? - él negó y escondió su rostro en mi cuello. Sus mejillas estaban húmedas y me di cuenta que no era la única que estaba sufriendo este duelo.

Suspiré y miré a Adrien, Louis no ha hablado desde que Félix murió, ya han pasado dos días sin escucharlo.

-Vamos, todos ya están adentro - asentí y puso su mano en mi espalda para guiarme.

Cuando Adrien abrió la puerta, me encontré con una habitación llena de personas vestidas de negro y con un aura de tristeza. Amelie se encontraba conversando con Claude y limpiando su rostro con un pañuelo; Mis padres estaban con Alya y mis demás amigos arreglando y acomodando las flores blancas de la corona; Gabriel y Nathalie también estaban aquí ayudando con el velorio. Éramos los únicos presentes para despedirnos de mi prometido... No había más personas, así lo quise y también Amelie.

La mañana había sido demasiada dura después del entierro. Yo no quería venir, yo solo deseaba estar en mi cama y dormir para olvidar, pero Gabriel insistió, por esa misma razón lo estábamos haciendo aquí en su mansión, prácticamente nos obligó.

La tarde para mí pasó rápido y agradecí a todos por acompañarme, Amelie y Claude me abrazaron y no quería separarme de ellos, sé que son las únicas personas que más me entienden ahora, compartíamos casi el mismo sentimiento de pérdida; un hijo, un hermano, un amor...

Ellos fueron los primeros en retirarse. Yo iba a regresar con mis padres para recoger mis cosas e irme, no sabía exactamente a donde, pero no quería estar ahí y recordar los últimos momentos que pasé con mi prometido. Tampoco quería regresar a Londres, a nuestra casa, porque sé que lo veré en cada rincón y sentiré más su ausencia en nuestra cama...

-Debo irme, después discutiremos lo de Louis, no tengo cabeza ahora como para hacer esta transición y darle explicaciones de tí - me abracé y mantuve la cabeza abajo, no tenía ni fuerzas para solucionar esto de una vez.

-Ven conmigo a mi departamento - acarició mis brazos y me miró a los ojos. Yo negué - no estás bien y tienes a nuestro hijo, no puedes hacer esto sola ahora, déjame ayudarte con él en lo que te recuperas.

Grietas Del Corazón (Adrinette / Felinette)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora