capítulo 8: Errores.

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Marinette.

Un fuerte olor a alcohol me despertó y provocó que mi estómago se revolviera, aparté a Adrien, que tenía en la mano esa torunda que hizo presentes mis náuseas y corrí al baño para vomitar, estuve encerrada durante un rato y salí a lavarme la cara, mis ojos estaban rojos por las lagrimas... Ni siquiera sentí cuando salieron. Mis manos temblaban y mi corazón latía como la lluvia que estaba cayendo el día de hoy.

Tenía que salir y enfrentarlo, tenía que gritarle todo el dolor que guarde desde que ví esa noticia, tenía que reclamarle por lastimarme de esta manera, agarre valor y salí del baño para verlo y hablar con él.

En cuanto regresé, mi mundo se quebró, ya no traía puesta esa bufanda y su cabello ya se había secado y se arregló el cabello con un poco de elegancia, ese no era Adrien y su voz y acento me confirmó esta realidad.

-¿Te encuentras bien? - me tomó de los hombros y mi corazón se agrietó más porque no era mi Adrien, solo era un ciudadano más, mis mejillas comenzaron a empaparse de nuevo y él me jaló para ayudarme a sentar en el sillón. ¿Cómo podían ser dos personas tan similares?

-Disculpe mi imprudencia - dije con vergüenza.

-¿Ya estás mejor? - su voz era gruesa, pero suave a la vez, tenía un algo... me extendió un pañuelo y eso me hizo sentir un poco incómoda, creo que él lo notó y por esa razón se sonrojó - E-es por qué estas empapada de lágrimas, límpiate - Era un hombre muy amable.

-¿Vino por una taza de café por este clima? - traté de relajar el ambiente y el soltó una carcajada amarga. Ok, no era alguien de bromas...

...

Desde el mostrador ví como su llamada no salió bien, se acercó a mí y me devolvió el teléfono. Yo no dije nada y lo tomé para dejarlo en su lugar.

-¿Te has sentido estresada o enferma últimamente? - su pregunta me extrañó ¿Qué le importaba?

-¿Acaso eres un detective?

-Estoy estudiando medicina - se sentó y recargó sus codos en la barra.

-Exacto, es un estudiante, no un doctor. Usted está aquí para refugiarse y yo para atenderlo, le pido amablemente que no indague en lo que no le incumbe - tomé unas tazas y las limpié con una franela para ya no tener que seguir con una conversación. Él me recordaba físicamente a mi ex novio y para mí es una tortura.

-Bien - su voz cambió a una firme - entonces prepara un té negro Assam; cuida que la temperatura del agua este a ochenta grados centígrados, no quiero que quemes las hiervas, eso amarga el té y no me gusta. Déjalo reposar unos cinco minutos y vierte 6ml de leche descremada, sin azúcar - me lo pidió de la forma más arrogante que nunca he visto en una persona. Mi ojo tembló por su exigencia. ¡Está loco! - ¿No me escuchaste? - me mostró una sonrisa cínica. Saqué mi libreta y anoté los detalles que me proporcionó, no pude torcer mis ojos por mi ética, lo único que me quedaba era obedecerlo.

-En un momento se lo traigo - traté de darle mi mejor sonrisa y me metí a la cocina para prepararle su estúpido té.

Terminé su orden y se lo entregué. Era muy meticuloso con su pedido, tanto que sacó un termómetro para medir la temperatura, ¡Dios santo! Es solo té.

- Vaya... - murmuró con sorpresa - esto... Jamás me había sucedido - clavó sus ojos en mí y después bebió con cuidado - está perfecto - exclamó en un susurro y después levantó su rostro para volver a mirarme - sabe, he visitado muchas cafeterías y a pesar de ser más grandes y reconocidas que esta...- dio una arrogante mirada alrededor del local - usted me ha dado lo que pedí - me mostró una sonrisa sincera y eso provocó una calidez en mi interior, era un cumplido tonto e insignificante, sin embargo eso me levantó un poco el ánimo. Desde que llegué aquí no he tenido a una sola persona que me diga algo bueno como un cumplido.

-Gracias por su comentario - agradecí con sinceridad.

-Lamento tener una actitud así con usted, solo he tenido un mal día y no debí desquitarme exigiendo un té de una forma tan altanera y exigente, aunque en realidad suelo ser así, solo que un poco más calmado - agachó su mirada con vergüenza.

-Lo entiendo - murmuré. Yo tampoco me encontraba con el mejor humor - ¿A qué hora piensa marcharse?

-Quiere me vaya ya? - dijo con cierta molestia.

-No, no, solo es curiosidad - Tikki aún estaba escondida, pero no quería que estuviera incómoda ya que no podía pasear con libertad - Esque está lluvia es muy intensa, creo que debería quedarse hasta que terminé - sí, así ya no sonaba tan grosero.

-Sí... Eso haré ya que mi chófer no le gusta mojarse - sonrió con gracia. ¿Qué clase de jefe le tiene consideración a sus empleados? El señor Gabriel siempre mandaba al chófer de Adrien por él aunque hubiera una tormenta. Tal vez este joven es diferente...

Un ligero dolor de cabeza me molestó y entré a la cocina por el botiquín, pero este no estaba, salí de nuevo algo extrañada por la ausencia de eso.

El joven terminó su té y se quedó mirando hacia la ventana un poco aburrido. Tuve que aguantar mi dolor y me senté a su lado para conversar un poco con él.

-¿En que universidad estudias? - dio un pequeño brinco por el susto y yo me reí - perdón ja, ja, ja ¿Estás bien?

-Avise cuando tome asiento - trató de calmarse, era un poco tierna su actitud.

-Se espanta con facilidad - murmuré y él frunció el ceño con indignación.

-No es así, solo me tomó desprevenido - bufó - Se ve que eres joven ¿Estás en la carrera?  - asentí.

-Obtuve una beca y estoy terminando - me recargué en la mesa y el hizo lo mismo para prestar atención a mis palabras.

-¿En qué universidad?

-Yo le pregunté primero - me quejé y me alejé un poco de la mesa.

-Estoy en King's college London - recargó su rostro en la palma de su mano - estoy en mi último año de medicina.

-Entonces usted ya es un señor - tape mi boca por el asombro, creí que tendría menos de veintitrés.

-Oiga, tengo veintiuno - se indignó.

-¿Me está tomando el pelo? - me acerqué y él se alejó.

-Entré a la universidad a los dieciséis.

-Wow - susurré, Adrien es alguien muy inteligente, pero incluso él entró a la universidad en su respectivo año, no se adelantó.

-Sí ja, ja, lo sé, un cerebrito aburrido que siempre ha estado detrás de los libros - agachó su cabeza con vergüenza ¿Porque se pondría así? Esto es algo de admirar.

-Me parece que es increíble que hayas logrado algo así, eres muy inteligente - quería levantarle el ánimo.

-¿Eso crees? - asentí con orgullo y él me demostró una cálida sonrisa - Gracias... - se acercó y tocó mi frente sin aviso - Parece ser que ya estás mejor - sonrió.

yo me alejé de su tacto y sin darme cuenta el dolor de cabeza había desaparecido y también las náuseas y el mareo.

-Así parece... - mi estómago gruñó y mis mejillas ardieron por la vergüenza.

-¿Ya comiste algo? - acercó más su silla a mi lugar y yo me sentí un poco invadida por este joven. Aunque por primera en varios días me sentía en paz, su compañía me hacía sentir cómoda...

Continuará...

Grietas Del Corazón (Adrinette / Felinette)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora