Capítulo 51: Hilo rojo maltratado.

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Adrien.

Me levanté temprano y salí del hotel para recorrer la ciudad, ya casi no la frecuentaba. Algunos edificios desaparecieron estos dos últimos años y también hubo nuevos establecimientos.

Mi estómago rugió ya que había salido sin desayunar. Pedí un taxi y pedí la dirección que me hacía feliz, estaba solo a media hora. Cuando llegué y crucé por la puerta, mis suegros sonrieron al verme y se acercaron para abrazarme.

-Hijo - el señor Tom fue el primero en recibirme - ¿Cuando volviste? - sonrió de oreja a oreja y me arrastró hasta la caja registradora.

-Ayer en la tarde.

-¿Ayer? - sus ojos brillaron y volteó a ver a su esposa, pero ella negó con la cabeza y le borró ese brillo - De haber sabido hubiera preparado algo para tí.

-No se preocupe - mi teléfono sonó y me disculpé para poder atender.

-Señor Agreste, lamento molestarlo tan temprano, solo llamo para recordarle que hoy tiene una sesión en nuestra boutique - suspiré, había olvidado que esta era otra razón por la que acepté regresar, eh visitado varias boutiques y también he aceptado trabajos ahí con el objetivo de buscar a Marinette, pero dudo que este ahí y ya es tarde para cancelar.

-Sí, ya voy para allá - colgué y guardé mi teléfono en mi bolsillo. El señor Tom me extendió una bolsa con chouquettes.

-¿Quieres tomar un café? - me ofreció.

-Lo siento, me llamaron del trabajo y debo irme, pero volveré para aceptar con gusto su invitación - saqué mi cartera para pagarle, pero la rechazó.

-La casa invita.

-¿De verdad? - asintió - gracias - le di un abrazo y después me despedí de la señora Sabine.

...

-Oh, pero miren quién está aquí - dijo un compañero que tuve en Nueva York, es odioso - Creí que tendría competencia pero solo eres tú Agreste - yo solo mostré una sonrisa forzada, odiaba a este tipo.

Una señorita se acercó a nosotros y nos indicó que nos asignarían a un diseñador para que nos acompañe en nuestra sesión. Tayler, mi compañero odioso pasó por mi lado y me empujó para meterse primero a una de las habitaciones en dónde nos van a preparar, yo suspiré con pesadez y entré a la puerta que estaba a lado de la suya para esperar a la persona que me ayudaría.

La puerta se abrió y unos tacones sonaron en la habitación, al parecer una diseñadora me ayudará. Me levanté del sillón que le daba la espalda a la entrada y giré para darle la cara y saludarla.

-Le agradecería si hacemos esto rápido señorita, no tengo ganas de pasar todo el día aquí - hice una pequeña reverencia. La verdad no tenía humor para hacer esto. Al enderezarme mis ojos se sorprendieron al ver a aquella dama que también estaba en shock por mi presencia.

-En-enviaré a otro diseñador - trató de abrir de nuevo la puerta para salir, pero sus manos temblaban y su torpeza le impidió salir.

-Marinette... - me acerqué lentamente a ella y la acorrale entre mis brazos y la puerta.

En verdad era ella, aunque su apariencia era diferente seguía siendo hermosa.

Sus ojos... Cómo extrañé el azul que tenían; su piel pálida y suave que muero por volver a tocar y acariciar; sus labios carmesí que ansiaba volver a probar; su cabello   azabache que le ayudaba a peinar; su fragancia seguía siendo intensa, pero ahora era diferente, ya no era  el lavanda que me hacía pensar en ella, ahora su olor era a naranja.

-Le enviaré a alguien más rápido para que termine su sesión, yo soy muy lenta.

Acuné su rostro en mis manos y lo acaricié con mis pulgares, no era un sueño, ella era real. Ella en verdad estaba en frente mío después de todos estos años, al fin la he encontrado. Traté de abrazarla, pero ella me apartó y retrocedió.

-Eres tú, Marinette - se alejó hasta chocar contra el sofá - Tenemos que hablar mi amor - ella negó con la cabeza y unas cuantas lágrimas salieron de sus celestes. Mi cuerpo temblaba al igual que el de ella.

-No me vuelva a llamar Así. Usted y yo dejamos de ser algo hace mucho tiempo - su forma de hablarme me dolió ¿Por qué me hablaba como si fuéramos lejanos?

-Necesito que me escuches Marinette, no sabes cuánto tiempo te busqué - ella seguía evitando mi mirada - viajé a Shanghái, estuve un tiempo trabajando en el restaurante de tu tío con la esperanza de que llegaras ahí, también fui a New York, buscando en cada empresa de moda tu nombre y resulta que todo este tiempo estabas aquí.

-Basta, no quiero escucharte.

-Necesito que lo hagas, necesito decirte la verdad - ella bufó y caminó hasta la puerta, pero la detuve tomándola del brazo.

-Suelteme - su mirada fría se sintió como si mil cuchillas desgarran todo mi cuerpo. Una de sus colegas entró y nos miró. Tuve que soltarla...

-Marinette, tú deberías estar con las modelos - la miré de reojo y ella se puso roja, seguía siendo la misma despistada, a pesar de los años tenía la misma esencia en su personalidad.

-S-sí, me equivoqué de puerta, lo lamento - avanzó para marcharse.

-Espera ¿Podemos hablar cuando terminemos? - ella miró a la señorita y después a mí.

-Lo siento señor Agreste, pero estaré muy ocupada - cerró la puerta y desapareció.

La sesión tardó tres horas y Tyler solo se acercó a mí para revisar mis fotos y los atuendos que usé.

-Si en verdad no te apasiona esto ¿Porque sigues haciéndolo? Tu rostro se ve tan antipático - chistó la lengua y aventó la cámara a un sofá que estaba cerca. ¿Cómo iba a salir bien si mi cabeza ha estado dando vueltas desde que volví a verla?

-Eso no te importa - No tenía ánimos para fingir cordialidad, lo cuál lo dejó boquiabierto. Tomé mi chaqueta y salí de allí, ya había terminado, así que no importaba si ya me marchaba.

Las señoritas que estaban en la recepción se abalanzaron a mí tratando de conseguir mi número o tratando de hacerse las interesantes, odiaba cuando me hacían esto. Con amabilidad me safé de su asalto y salí de inmediato de la boutique.

Suspiré con pesadez y me senté en los escalones para esperarla, el tiempo pasaba, observé cómo cientos de personas caminaban a diferentes dirección. El sol se iba ocultando poco a poco y ya se me estaban durmiendo las piernas y el coxis.

¿Será mejor entrar y preguntar su horario? Me levanté y decidí entrar, pero antes de ingresar de nuevo de nuevo choqué con ella y casi cae de espaldas, la tomé con fuerza para evitar eso. Yo me sentí feliz, pero ella seguía con la misma actitud fría y me empujó.

Continuará...

Grietas Del Corazón (Adrinette / Felinette)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora