Capítulo 34: Antídoto.

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Félix.

Abrí mi clóset y saqué algunas mudas para llevarlas al departamento de Marinette, en verdad me emocionaba hacer esto ya que avanzaríamos rápido y quizás hasta podríamos vivir juntos después de discutirlo con mi madre.

-La tela de estos trajes son realmente suaves - los dedos de la azabache disfrutaban la textura de mi ropa.

-¿Te gusta? - me acerqué a ella y la abracé por detrás, ella asintió sin despegar su mirada de la prenda - Podrás quitarme esto cada que tú lo desees - murmuré en su oído y ella aventó el traje a la cama con vergüenza.

-Fel... Ahora no - besé su cuello y bajé un poco el cierre de su vestido - Detente, alguien podría entrar.

-Nadie entra sin tocar - le terminé quitando lo que quería y la dejé expuesta ante mí. Quité el seguro de su sosten y ella lo atrapó con sus brazos para evitar que cayera al suelo.

-Ah... No sigas - decía eso, pero tampoco hacia nada para alejarse de mí, ella también quería esto. Mis manos viajaron hasta sus brazos y los quité para que me dejara caer la prenda y me permitiera acariciar y apretar sus pechos.

-Disfruta mi amor - ella impulsó sus glúteos hacia atrás y empezó a mover las caderas, causando una fricción contra mi erección - Déjame hacerte el amor Marinette, déjame tenerte en mi cama.

-¿Seguro que nadie entrará? - dijo mientras se subía al colchón y se daba la vuelta para abrir sus piernas y darme acceso. Quité sus tacones sin apartar mi mirada de la suya y me subí para posicionarme entre sus piernas - ¿Y si te quedas así? Me gusta como se te ve este traje.

-¿Disfrutas verme en traje?

-Como no tienes una idea - jaló de mi corbata y besó mi boca con una pasión que se incrementaba más y más. Metí mis dedos entre sus pantis y masturbe su sexo que ya estaba húmedo.

-Me haces perder la cordura - me separé de sus labios y bajé a sus pechos para meter uno a mi boca.

-Félix... Aaah - tomó unos mechones de mi cabello y los jaló un poco.

-Eres un manjar.

-Y tú un pecado - guío sus manos a mi cinturón y me lo quitó con agilidad. Desabotonó y bajó el cierre para liberar mi erección. Sus manos tocaron sin pudor mi viralidad y yo jadeé por lo placentero que era.

-¿Estás lista? - asintió y bajó sus pantis.

-ponte en cuatro - ordené con una voz grave y sus pupilas se dilataron por mi petición, sin titubear se volteó y obedeció. Sonreí victorioso y me acerqué para entrar poco a poco en ella. Sus gemidos salieron sin control y comencé a embestirla con un deseo incontrolable.

-Más, Más fuerte - susurró entre uno y otro gemido. Tenerla así y que el ruido que nuestros cuerpos provocaban con cada embestida me ponían más duro - ¡Ah Félix!

-Marinette, yo...

-No, aún no - se levantó y se separó de mí, eso interrumpió mi orgasmo. Ella se levantó de la cama y me tomó de la mano para jalarme hasta la orilla, se sentó encima de mí y volvió a tomar mi miembro para vuelva a penetrarla. Me estaba montando y sus pechos rebotaban frente a mí. Me estaba volviendo loco, sentí como sus piernas se tensaron y sus jadeos eran más pausados y sonoros.

-Hazlo ya mi mademoiselle - mordí su labio y la apegué más a mi cuerpo. Su orgasmo provocó un grito que me éxito y me ayudó a llegar también. Nuestras respiraciones se encontraban agitadas.

-Dios Félix, ah... - su rostro estaba empapado de sudor y sus piernas aún temblaban por el orgasmo - Por favor dime que no pararemos esto.

-¿Por qué lo dices? - enrede su cabello entre mis dedos.

-Porque no en mucho tiempo tendré un vientre más abultado - dijo con tristeza.

-Entonces tendremos que encontrar posiciones que no te lastimen. No me cansaré de tenerte así mi cielo - la abracé.

-Me dolerá mucho si te llego a perder.

-Será imposible separarme de tí - en verdad quería convencerla de que la amo y que no la dejaré - ¿Cuantas semanas tienes mi amor?

-Dieciocho. De hecho en la próxima cita con el ginecólogo ya sabré que es, por eso ayer estaba muy feliz.

-Bien, te acompañaré a tu cita ¿De acuerdo? - ella asintió y frotó su nariz con la mía - Después de que nazca nuestro bebé, y si tú me lo permites, lo llevaremos a registrar y le daré mi apellido.

Marinette se sorprendió por mi propuesta.

-No es necesario, con que me ayudes a criarlo es suficiente, no tienes porque ir en serio con lo de tu apellido.

-Es mi hijo también.

-Pero...

-Tal vez no lo concebí, pero quiero tomarlo como mío y amarlo como es debido, así como también tomar las responsabilidades y las obligaciones correspondientes.

Ella quiso hablar, pero la puerta de mi habitación sonó y nos sobresaltó, Marinette por los nervios me empujó y tomó su ropa. Yo me acomodé el pantalón y la camisa y me peiné para disimular un poco lo que había hecho hace un momento.

-Félix... - la voz de mi madre hizo que ambos nos tensaramos. Señalé mi baño y ella asintió. Se metió ahí y yo me dirigí a la puerta para abrir - ¿Por qué tardaste, cariño?

-Estaba dormido, n-no esperaba que estuvieras de regreso hoy mismo.

-Lo sé... Tenemos que hablar ¿Me acompañas? - asentí y salí con ella, cerrando mi puerta detrás de mí.

Saqué mi teléfono y traté de contactar a Claude.

*¿Donde estás?

Estoy en mi habitación - contestó de inmediato.

*Perfecto, ve a mi habitación y toca la puerta, ahí está Marinette, ayudala a salir y llevala a casa

¿Puedo preguntar "por qué"?

*Mamá llegó y dudo que Marinette quiera verla después de lo que hicimos.

Ok, ok. Entiendo, yo me encargo.

*Gracias - Guardé mi teléfono y me senté a lado de mi madre, su expresión era seria, con calma le pidió té a Alicia y después suspiró.

-¿Por qué no me dijiste que hablabas con la esposa de tu primo? - No quería preocuparla... Pero ahora ella lo sabe y seguramente mi tío le llamó para reclamarle eso.

Continuará...

Grietas Del Corazón (Adrinette / Felinette)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora