capítulo 13: Una noche.

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Marinette olía a lavanda esta noche, me gustaba su olor, este producía calma en mi interior.

-Ahora... - me empujó un poco y me sentó en el sofá, puso sus manos, una de cada lado de mí sobre el respaldo, estaba acorralado - ¿Cual es el motivo por el que tomaste una habitación? - la tomé de la cintura y la obligué a que se sentara encima de mí.

-Para descansar. Estoy demasiado cansado que no tenía ganas de manejar - cerré mis ojos y fingí el cansancio. Abrí un ojo para ver su reacción y ella solo se acurrucó en mi pecho.

-Es una lástima... - besó mi cuello y empezó a deshacer el nudo de mi corbata - La cama se ve que es cómoda y grande... - sentí una sonrisa ladina en sus labios.

-Tienes razón... Sería una pena desperdiciar esto con una siesta - me levanté con ella en mis brazos y la llevé hasta el centro de la cama conmigo encima ahora. Ella no esperaba esta reacción y empezó a ponerse nerviosa.

-¿Qué pasa? - le sonreí de manera coqueta.

-Creí que en verdad estabas cansado.

-No... No lo estoy - ella rió.

-Me mentiste - me abrazó.

-Y tú caíste - besé con ternura su mejilla y me senté en la orilla, ella hizo los mismos y se sentó a mi lado. Después de que yo me quité los zapatos, me puse de cuclillas para poder quitarle sus tacones mientras que me miraba con ternura. Le di un rápido masaje en cada pie, aunque ya estaba acostumbrada a estas cosas porque siempre se lo hacía.

-¿Seguro que quieres hacerlo? - me reincorporé y besé su cuello mientras que con mis manos recorrí sus piernas - hoy fue un día largo para tí, no me molestaría si prefieres dormir - yo negué, la última vez que dormí en su casa jugó conmigo y no podía desaprovechar esta oportunidad.

Continúe con mis caricias y subimos al centro de la cama.

-Adrien...

-dime amor - amaba como se retorcía por mis caricias y amaba los suspiros que soltaba. Aunque ella lo negaba, sabía que también quería continuar.

-Espera, no quiero obligarte a hacerlo.

-Vamos amor... Te he extrañado, sí quiero hacerlo, la última vez fuiste cruel al provocarme cuando estabas en tus días - la semana pasada había tenido su periodo y no pude tocarla ya que sufre mucho con los cólicos. Yo mismo me había prohibido tocarla en esos días desde que empezamos a ser pareja.

-Lo siento... - yo negué y mordí su lóbulo derecho.

-Sabes que nunca me ha molestado  esperarte.

-Gracias por mimarme cuando me llega - en su periodo siempre tenía preparado un kit: dulces, ropa interior especial para evitar sus manchas, suficientes toallas femeninas y una compresa caliente para sus cólicos. Desde que tuvimos nuestra primera vez ella se abrió más conmigo respecto a ese tema ya que necesitaba conocer mis límites en aquellos días. También sabía cuándo comenzaba a ovular porque había más tensión sexual de su parte, como hoy.

-Marinette... - abrió sus piernas para que yo pudiera acomodarme entre ellas, pero su vestido era demasiado largo como para que yo pudiera estar cómodo - ¿Puedo? - ella entendió mi pregunta y asintió.

Con cuidado la levanté para que se sentara y así facilitar el trabajo de bajar el cierre de su vestido, con cuidado bajé la cremallera y con la yema de mis dedos recorrí un camino hasta su espalda baja.

-Adrien... - susurró en mi oído y dejó un rastro de besos húmedos en mi mejilla.

Me alejé un poco y con suavidad bajé la parte de su atuendo que cubría sus pechos, su escote era en forma de corazón, por lo que no llevaba puesto un sostén...

Grietas Del Corazón (Adrinette / Felinette)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora