Félix.
En verdad no sabía que decir...
-Tengo cuatro meses y medio, no te lo dije porque no estaba preparada para confesarlo, me avergonzaba que me juzgaras. Solo no quiero perderte - dijo mientras perdía su estabilidad poco a poco.
La tomé de las mejillas y limpié su rostro, ella es hermosa incluso con el maquillaje hecho un desastre. Si está embarazada y no tiene un pretendiente, eso significa que está sola en esto...
-Mademoiselle, deja de llorar.
-Lo siento, lo lamento, perdóname - se disculpó de mil formas. Apretó los ojos mientras negaba con la cabeza y yo no sabía cómo calmar su sentimiento - sé que odias las mentiras - hipeó - sé que tal vez no cambie en nada confesarlo ahora, sin embargo no tenía idea de tus sentimientos, no trataba de hacerte daño.
-Marinette...
-Soy un desastre, seguramente me debes estar odiando ahora y lo comprendo, soy una completa idiota...
-¡Marinette! - abrió los ojos con asombro por mi grito - Deja de hablar.
-Pe-pero - la tomé de la cintura y la acerqué a mi cuerpo, nuestra respiración chocaba contra la del otro.
-No esperaba esto, lo admito, sin embargo no veo ningún problema ni tampoco lo veo como una buena excusa para que me digas que no podemos estar juntos - ella abrió la boca para hablar y yo la tapé con cuidado para que no lo hiciera - Si tú en verdad me amas... Déjame estar a tu lado, déjame entrar a tu vida y a la de tu bebé - toqué de nuevo su vientre que estaba un poco abultado y ella dio un pequeño sobresalto al sentir mi tacto.
-Félix...
-¿Sí mi cielo? - sonreí y froté mi nariz con la suya.
-Voy a tener un hijo.
-Lo sé.
-A un hijo que no es tuyo.
-Lo sé - su llanto invadía la habitación.
-¡¿Por qué sigues aquí?!
-No lo se... Tal vez sigo aquí porque te amo.
-Deberias irte, buscar a alguien que sí merezca tu atención y tu amor. Tal vez, si quieres, tener a un hijo que sí sea tuyo.
-No lo haré. No quiero ir con nadie más.
-Por favor, Félix...
-No lo haré Marinette... Solo tú estás en mi cabeza, solo tú fuiste capaz de atravesar mi corazón. No quiero que nadie más intente algo que tú lograste con naturalidad y sin esfuerzo, te amo a tí y solo a tí - la abracé y ella se resistió, sin embargo no dejé que se apartara de mis brazos, no quería separarme de ella ahora que había probado su calidez y su amor - Entiende que no habrá nadie más, entiende que no voy a buscar a nadie más y que el amor no se escoge, solo surge. No puedo dejar de amarte si me lo exiges.
-¿Qué pasará cuando dejes de amarme?
-Tú dijiste que tal vez alguien deje de amar cuando le rompen el corazón. Sé que tú nunca partirás el mío.
-Fel... - dejó se resistirse y correspondió a mi abrazo, al fin había cedido - Félix... - soltó con un grito ahogado.
-Dime mi amor... - ella no dejaba de llorar. Se apartó de mí y tocó mis mejillas, sin darme cuenta yo también lloraba.
-No te merezco.
-No digas eso, nunca pienses eso - susurré cerca de sus labios y después los atrapé. Me volví adicto a ella con solo probar un poco de su amor, no iba a ser sencillo, pero por ahora no quería pensar en eso, ahora solo quería que mi cielo y mi todo dejara de llorar - Te amo Marinette, te amo tanto mi Mademoiselle...
Jalé a mi amada hasta la cama y me senté en el colchón mientras ella se agachaba un poco para seguir con nuestro beso.
Mi cuerpo comenzó a temblar. Nunca había hecho esto.
-¿Te incomodo? - mis orejas ardían por la vergüenza, sabía que esto avanzaría más y eso me asustaba. Claramente no es su primera vez, pero sí la mía.
-Marinette, y-yo nunca... - Shit... Esto en verdad era patético - Yo nunca lo he hecho - me sonrojé y ella sonrió con ternura.
-¿De verdad? - asentí con nerviosismo -Creí que tú...
-No me he sentido lo suficientemente atraído por alguien como para llegar a sentir amor o deseo.
-Oh Fel... - besó con delicadeza mis labios. Mis manos acariciaron su espalda y subimos un poco más hacia la cabecera.
-Me gusta como hueles, me gusta tu voz, tu belleza, su torpeza - susurré.
-Tú hueles a menta - viajó hasta mi cuello y yo apreté un poco más su espalda. Su olor a naranja ahora era mi favorito - Su voz grave es algo que me encanta.
-¿Ah sí? - asintió sin despegarse de mí y yo di vuelta a la situación, ahora yo quedé encima de ella, sus ojos brillaban como una noche estrellada y sus mejillas estaban tan rojas que la delató su piel pálida - ¿Que sucede? ¿Estás nerviosa? - le sonreí coquetamente y ella asintió.
-Eres Félix Fathom, un británico que vive en Londres y que su lengua materna es el inglés - dijo en un susurro, fue extraño ¿Porque diría eso? - Eres Félix, mi Félix - me abrazó y hundió su rostro entre mis hombros y mi cuello - Te amo y me duele amarte - besé su cabeza - No quiero que te vayas, no quiero que me dejes, quiero que estés conmigo.
-Aquí estoy Marinette, no me iré... Me tienes solo para tí. Me atrapaste y ahora que estoy contigo será imposible alejarme, no podría vivir sin tí ahora mi amor.
-¿Lo prometes?
-Lo juro. Nadie podrá separarme de tí, a menos que tú me lo pidas - ella negó - Te amaré hasta que te canses de mi amor; Te amaré incluso cuando tú ya no lo hagas; Te amaré por años, por siglos - sentí mi hombro húmedo, mis brazos comenzaban a cansarse por el soporte de mi peso que estaba poniendo en ellos, no quería lastimarla.
-¿Incluso si pongo más prioridad a mi hijo que a tí? - me separé de ella y me quité de encima, la tomé de las manos y la ayudé a sentarse para vernos cara a cara. ¿Sería estúpido lo que haría? No... ¿Tal vez ingenuo? Tampoco.
-No solo quiero ser tu pareja. Quiero ser parte de tu vida y eso incluye a la vida de tu bebé. Sé que no confías aún en mí, pero déjame demostrarte que voy en serio. Puedo tomar como mío a este pequeño, puedo incluso darle mi apellido. Déjame ser tu amante, Marinette, déjame ser su padre.
Me asustaba tomar esta responsabilidad, sin embargo, si me niego y huyo por este sentimiento, puede que en un futuro me arrepienta y me sienta vacío... Ahora que conozco como es Marinette, me es difícil imaginar mi vida sin ella, regresar a mi pasado no será malo, sin embargo no será lo mismo.
Continuará...
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Grietas Del Corazón (Adrinette / Felinette)
FanfictionUna serie de acontecimientos y malas decisiones obligan a Marinette a irse a vivir en Londres. La decisión de un rubio francés provoca que pierda al amor de su vida, él creyó que podría protegerla de una situación que lo tenía entre la espada y la p...