¿Cómo había ocurrido? ¿Cómo había bajado la guardia?, Preguntas que llevaba haciéndose las últimas 72 horas.
La vergüenza aún oprimía su pecho y bañaba su cuerpo con un color carmesí nada sutil.
Él había expresado claramente y más de seis veces, que no bebería, había pedido de favor que no le ordenaran alcohol.
Les importó una mierda claramente.
Ni siquiera notó la diferencia, la bebida que le habían servido sabía dulce y era refrescante. Por supuesto, que se tomaría un total de 8 vasos. ¿O fueron 9?
La cuestión era, que sabía delicioso.
Cuando comenzó a sentirse mareado, le preguntó a Win el nombre de la bebida que estaba tomando. Éste le contestó que no sabía, que sólo le había pedido al bartender algo sin alcohol.
Cero alcohol mi trasero.
Esa bebida tenía más alcohol que el cuerpo de su propia tía. Sin ofender a nadie, claro.
El no tener costumbre de beber lo llevó a emborracharse rápidamente y al parecer, Gun era un ebrio bastante alocado y pegajoso. Perdía el miedo a todo y prácticamente se lanzaba a lo que quisiera, sin pensarlo dos veces.
Y aquella noche al parecer, lo que quería no era algo, sino a alguien.
Recuerda haber abierto los ojos y escaneado el techo del dormitorio, no reconoció nada de el y mucho menos el pequeño candelabro que colgaba del mismo.
¿En dónde estaba? ¿Y por q-?
-¡Ouch!- se escuchó quejar.
Su cuerpo dolía, como si lo hubieran partido en dos o como si un camión le hubiese pasado encima unas tres veces para asegurarse de que estaba muerto.
Parpadeó unas cuatro veces antes de despegar su mirada del techo y observar la habitación con mayor detalle. Era... Lujosa. Las cortinas eran de color negro y eso evitaba que el sol se colara por las ventanas. Las sábanas que lo envolvían eran de un rojo pasión y se sentían tan suaves contra su piel desnuda que-
Espera
Levantó la sábana con delicadeza y su mano tembló con pesar ante lo que estaba a punto de ver, ni siquiera sabía porque se molestaba en hacerlo, él podía sentir que estaba desnudo.
Sin embargo, cuando la levantó por completo no vio solamente sus pies, sino los de la persona con la que se había acostado.
Giró su cabeza ligeramente hacia la izquierda y ahogó un grito cuando vio la cabellera del pelinegro suavemente colocada sobre la almohada. Sus ojos estaban completamente cerrados y su pecho subía y bajaba con suma tranquilidad.
Se asustó.
Nunca había hecho algo parecido, jamás había despertado a la par de otra persona y mucho menos después de tener relaciones. Porque eso era lo que había pasado ¿Verdad?
Por esa razón estaba desnudo y sus caderas junto con su interior dolían como el infierno. Entró en pánico.
Saltó de la cama y al querer escapar, el dolor en su espalda baja y de otras partes, le obligaron a caer al piso como un costal de papas. Gravedad estúpida.
El movimiento brusco de la cama, acompañado del fuerte ruido de su cuerpo al chocar contra la madera, lograron despertar al mayor.
Éste se reincorporó de inmediato con el sueño todavía nublando su mente, su vista no enfocaba completamente sus alrededores.
-¿Qué pasó?- murmuró, mientras rascaba su nuca.
El joven, parpadeó varias veces para enfocar mejor los objetos dentro de su habitación. Observó debajo de las sábanas y notó lo mismo que había visto el menor.
-¡Carajo!-
En ese momento, el pequeño estudiante de música se levantó del piso, apoyando su cuerpo sobre la cama y al ver los ojos alarmados del joven frente a él, no pudo hacer más que gritar. Algo que su compañero de noche imitó.
-¿Pero qué? ¡¿Cómo?!
-¡No lo sé!
Ambos se cubrieron el cuerpo con las sábanas. Uno salió corriendo hacia el baño y el otro se quedó afuera tratando de recolectar su ropa del piso. Se cambió como si fuese un superhéroe creado para competir contra flash.
Al estar listo, abandonó la habitación y la residencia sin dedicarle una palabra al futuro doctor.
El joven se estremeció.
Si, tan horrible como lo recordaba.
No sólo había hecho el ridículo al bailar pegado junto al chico, sino que había despertado al día siguiente desnudo, sudado, adolorido y en la misma cama que aquel hombre.
Esa mañana descubrió 2 cosas al abrir los ojos. Número uno, ya no era virgen y número dos, había perdido su virginidad con Tinnaphob Jirawatthanakul. Un estudiante de la facultad de medicina en su misma universidad.
El chico estrella del campus.
Aquel chico que siempre estaba rodeado de estudiantes populares, aquellos que buscaban su consejo y cercanía. El tipo al que todos miraban con admiración y respeto.
Para Gun, era sólo un chico alto, molesto y engreído.
Todavía le parecía increíble el resultado de su borrachera. Pudo haber escogido algo mejor si su objetivo era enredarse con alguien. Increíble.
Ya habían pasado tres días y los fantasmas de aquella noche todavía lo acechaban en cada sueño. Quizás no recordaba el encuentro en su totalidad, pero si fragmentos en los que sentía el peso del mayor sobre su cuerpo.
Pecho contra pecho. Piel contra piel.
Recordaba caricias a lo largo de sus piernas y suaves besos sobre su cuello, como si una mariposa rozara sus suaves alas contra su piel desnuda.
Se removió incómodo sobre su silla en el comedor.
Estaba tratando de hacer su tarea, pero su mente seguía divagando gracias al dolor en su parte baja, aquel malestar que todavía no lograba desaparecer.
¿Por qué? ¿Habían sido tan salvajes?
No lo recordaba así. No recordaba nada más bien, pero los destellos de aquellos besos, le hacían pensar que fue un encuentro suave y delicado.Carajo, en serio deseaba poder recordar algo, cualquier cosa.
No es que lo haya disfrutado, en realidad ni siquiera recuerda la sensación de tener ... Eso, dentro de él, pero había sido su primera vez y la primera vez nunca se olvida.
Él si lo hizo.
Cambió la página de su libro de texto y mordió el extremo de su lápiz descuidadamente.
Aunque si lo pensaba bien, tal vez era lo mejor ¿No? De esa forma podrá olvidar que perdió su virginidad con el chico arrogante de segundo año. Podrá fingir que nunca pasó y esperar a su príncipe azul.
Si, eso sonaba mucho mejor.
Volvió a concentrarse en las notas musicales en su libro, decidido a dejar que su mente borrara cada pequeña memoria de su noche caliente.
¿Su dolor en la cadera baja? Se había caído bailando durante la fiesta de aniversario.
¿Los pequeños recuerdos mientras duerme? Simplemente, sueños eróticos bastante realistas.
No dejaría que nada le recordara aquella desafortunada noche con el idiota de Tinnaphob. Nada.

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Mío, Tuyo, Nuestro.
FanfictionUna noche borrosa deja tras ella uno de los sucesos más extraordinarios en la vida de una mujer, pero ¿Qué sucede cuando el receptor de tan ansiado regalo, es un chico? ¿Es algo bueno o malo? Dependerá de la manera en que lo mires. No soy dueñ@ de l...