XXXI

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Lo primero que Gun hizo al pasar por el umbral de la puerta y adentrarse al apartamento, fue desplomarse sobre la cama y extendiendo sus brazos, invitó al mayor a hacer lo mismo.

Este le dedicó una sonrisa y se recostó a su lado, ambos se colocaron de costado para poder verse y apoyaron su peso sobre los codos. Nadie dijo nada y no es que a Gun no le picaran las ganas por hablar, quería hablar de muchas cosas, pero los orbes oscuros del mayor le invitaban a contemplarlo en total silencio.

Era como perderse en un bosque y olvidar por completo en donde estaba ubicada la salida. Se estaba perdiendo por su propia voluntad y no tenía ninguna queja al respecto.

-¿Entonces...?

-Entonces...

Tinn rio dulcemente y el menor tuvo que enfocar bien la vista para poder aferrarse al presente y dejar de lado el laberinto en aquellos ojos, al menos, por un minuto.

Enfócate Guntaphon.

-Yo... quiero hablar contigo.

-Soy todo oídos.

-Estuve pensando un poco y... Me gustaría formar parte de la vida del bebé.

Los ojos del mayor, a diferencia de unos segundos atrás, estaban bien abiertos y no era un secreto decir que, estaba sorprendido, pero Gun no sabía si era algo bueno o malo.

-Creí que no eras una persona de niños, si no te gusta, está bien. Podemos llegar a un acuerdo.

-No, Tinn. Yo realmente quiero.

Pasaron unos segundos y el pelinegro parecía examinarlo con la mirada, aquella que usaba para regañarlo o para sacarle la verdad a la fuerza. Sin embargo, una sonrisa pequeña comenzó a tirar de sus labios.

-¿Qué te hizo cambiar de opinión?

El cantante desvió la mirada mientras se concentraba en un punto inexistente, ubicado detrás de la cabeza del estudiante. Necesitaba ordenar sus pensamientos antes de compartir las cosas con él.

Su mano libre descendió hasta su estómago y metió la mano debajo de su camisa, para acariciar su abultado vientre con sumo cuidado. El pelinegro notó la acción y su sonrisa se agrandó ante la vista, pensó en colocar su mano sobre la del menor, pero no quería irrumpir en su espacio personal, por lo que se dedicó a observar.

-Es mi pequeño y he llegado a tomarle aprecio. Me gusta hablarle cuando algo me molesta, me entristece o me divierte. Es una parte de mí que, me necesita y yo lo necesito.

Tinn levantó su mano libre para pasarla por los cabellos revueltos del contrario, un gesto que provocó un hormigueo en las manos del vocalista, tanto en la que sostenía su cabeza, como la que descansaba sobre su vientre.

-Siempre y cuando sea algo que tú quieras, serás bienvenido a formar parte de su vida. Si soy sincero, era algo que esperaba, deseaba que cambiaras de opinión para que pudiésemos hacer esto juntos.

-Juntos...

Tinn asintió -Ya tienes un lugar aquí con nosotros y no podía imaginarte de regreso en tu apartamento.

-No, ni yo - musitó, su vista comenzaba a nublarse por las pequeñas lágrimas que comenzaban a formarse en sus ojos sin pedirle permiso.

-Hey ¿Qué sucede?

Él negó -Toda mi vida me he sentido solo, a pesar de tener a Por, necesitaba de alguien que me necesitara y me quisiera por lo que soy.

-Gun...

-Hay tanto dentro de mi mente que, no sé por dónde iniciar, pero necesito sacarlo, compartirlo.

-Mientras estés cómodo, puedes contarme.

Mío, Tuyo, Nuestro.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora