XLIV

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Sus dedos comenzaban a doler de tanto apretarlos debajo de la mesa. La espera para que la psicóloga se uniera a la reunión era espantosa y agradecía mil veces, que Tinn hubiese arreglado todo a manera de que fuese virtual.

Desearía que estuviera a su lado en ese momento.

-Deja de tronar tus dedos, te vas a lastimar - Book cubrió sus pequeñas manos con la propia y apretó suavemente.

Su novio había tenido la segunda parte de su excursión en el hospital y aunque quería cancelarla, Gun le convenció de que no lo hiciera y que llamaría a Book para tener apoyo moral.

Suspiró.

La laptop sobre la mesa y a escasos centímetros de su rostro parecía juzgarlo, reflejando en el fondo negro, sus facciones demacradas y enfermas. No había podido dormir bien últimamente y era algo que lamentaba por los dos seres que habitaban en aquel apartamento, además de él.

Encontrarse con Gim, había traído miles de recuerdos de vuelta, los cuales, pensaba que había enterrado y olvidado para siempre, sin embargo, las pesadillas se encargaban de recordarle una vez más, lo triste de su pasado...

Todo parecía estar tranquilo, demasiado, a decir verdad.

Giró la cabeza y su vista fue en automático hacia el reloj en la pared. 18:25 PM.

Debía irse a las 19:00 en punto para juntarse con Por en la entrada de la escuela secundaria. Él formaba parte del comité de decoración, por ende, ya se encontraba allá.

Pasó las manos por su esmoquin de segunda mano y luego, trató de alisar su cabello con el calor de sus palmas. Debía lucir bien, necesitaba hacerlo.

Esa noche sería diferente, quería llegar y bailar hasta que se le quemaran los pies, hasta que su cuerpo doliera y no por las palizas de su mamá, sino por disfrutar de la vida y de una fiesta de graduación que merecía.

Cuando el reloj marcó las 18:45pm. Decidió que no tenía nada de malo el adelantarse, deseaba alejarse de esa casa lo más rápido que pudiera y así evitar cualquier encuentro con su m-

El sonido de la puerta le provocó escalofríos y se congeló completamente cuando los pasos sobre la madera no eran iguales. El cuerpo que se acercaba a la cocina se tambaleaba de un lado a otro y el tacón de punta, era un delator bastante obvio.

Cerró los ojos y se giró para ver a Gim caminar de manera inestable hasta la sala. Aun no lo había visto, pero si movía un músculo, era probable que lo hiciera.

La vista de la mujer se elevó y cuando sus ojos enfocaron a su hijo, de pie y recargado sobre la isla de la cocina, rio con fuerza y forzadamente.

-Mírate, luces ridículo.

Él no respondió.

- ¿P-por qué estás vestido así? ¿De dónde sacaste dinero para comprar-te eso?

-Corto el césped de los vecinos ¿Lo olvidaste? Tú misma me ofreciste para eso, mínimo, debo cobrarles por gastar mis tardes en ello.

La señora se levantó y envés de caminar directamente hacia él, como Gun temía, esta rodeó su presencia y se dirigió al estante, en donde guardaba el alcohol. Tomó la botella más grande, la destapó y dio un largo sorbo.

Guntaphon aprovechó eso y comenzó a caminar hacia la salida con paso apresurado. Colocó la mano sobre la perilla y-

-Alto

Él se detuvo.

- ¿A dónde vas, pequeña basura?

-Hoy es al baile de graduación G-mamá. Por me está esperando allá.

Mío, Tuyo, Nuestro.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora