XL

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Debió haber sabido que sería un problema desde que le ocurrió durante su primera cita. Quizá, si hubiese tomado cartas en el asunto desde ese día , habría evitado que aquello siguiese ganando terreno. Pero no lo hizo.

Sería bueno comenzar con un pequeño resumen de los últimos acontecimientos en la vida del pequeño y lindo cantante.

Cada día podía sentir que su cuerpo crecía y el holgado y grueso Hoodie, ya comenzaba a apretarle alrededor de su estómago, logrando que, bajo la vista detallista de alguien, se pudiera notar una pequeña curva. Había crecido bastante en sólo dos semanas, agarrándole totalmente desprevenido.

Bueno, ¿Que esperaba realmente? Ya se encontraba en el 5 ½ mes.

La mayoría de los días caminaba apretando sus libros contra el pecho o los bajaba un poco y lograba cubrir la curva de su vientre. No sólo era difícil lidiar con los curiosos, aquellos que lo miraban de manera rara por su forma de comportarse, era también el miedo a ser descubierto lo que estaba jugando en contra suya.

No quería llamar la atención, eso era lo último en su mente, sin embargo, su actitud sobreprotectora lo estaba dejando en evidencia ante sus compañeros, por ejemplo; se abrazaba a sí mismo durante el almuerzo cuando no tenía los libros cerca para formar una barrera, o cuando caminaba pareciendo paranoico, buscando algún indicio en las miradas de los demás, algo que le dijera que sospechaban.

No debió haber esperado tanto para dejar los cursos presenciales, ahora lo sabía, pero tampoco contaba con que a su bebé se le antojara crecer de golpe en tan sólo quince días. Ya debería estar acostumbrado a esperar lo inesperado, esa era la base de su embarazo después de todo.

Sin embargo, la razón por la que estaba allí, caminando por las instalaciones del edificio central en busca de la dirección, recorriendo el lugar a paso apresurado y sin detenerse a saludar a aquellos quienes le sonreían, era porque tenía miedo. Odiaba sentirse así y mientras más se enfocaba en sus alrededores, más regresaba a ese flashback que lo orilló a donde estaba en ese momento.

No, ya no podía seguir así. Necesitaba alejarse de todos y tomó la decisión justo después de que sus compañeros organizaran un mini concierto espontáneo en el área común.

Ese día... terminó de confirmar sus sospechas, que realmente estaba jodido mentalmente.

Los estudiantes comenzaban a acercarse al enorme salón, emocionados por la banda que se presentaría para todo el campus y Gun se enteró sólo cinco minutos antes de que se trataba de Chinzhilla. Los colores se le cayeron del rostro y sintió que cada una de sus extremidades se congelaba.

No podía subir al escenario, simplemente no podía hacerlo.

Todos lo verían, sus ojos estarían puestos sobre él y lo juzgarían, ellos se darían cuenta de su secreto, de lo que esconde y aquello que debe permanecer oculto ante el ojo humano.

Otra vez no. Ya no.

Su respiración se tornó irregular y de antemano sabía lo que iba a ocurrir, se excusó para correr hacia el baño y cerró la puerta detrás suya. La desesperación por respirar se agrandó y llevó ambas manos sobre su pecho para intentar calmarse.

Recuerda haber pasado por eso, cuando Tinn le había inscrito en ese pequeño concierto múltiple en aquel hermoso terreno con miles de mesas alrededor. No pudo presentarse ese día y tampoco podría hacerlo frente a los cientos de estudiantes en aquel salón.

Su cabeza dolía, tanto que la sintió arder en fiebre, como si el cpu de su cuerpo se hubiese quemado y el humo escapase por sus oídos.

¿Así sería su vida? ¿Ya no podría subirse a un escenario sin temer a los miles de ojos que estarían puestos sobre él?

Mío, Tuyo, Nuestro.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora