XXI

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No lo iba a negar. Gun no era de los chicos inmaduros que tienden a negar sus sentimientos incluso sabiendo perfectamente que son reales.

No, él no era así.

Sintió algo por Tinnaphob la noche de la feria, sí. Y aunque no lo ha estado negando, si ha tratado de ignorar o evadir ligeramente al mayor.

¿Por qué?

Porque no está completamente seguro de si lo que siente es afecto o un simple crush por una persona que se preocupa por su salud y, dadas las casualidades de la vida, esa misma persona resulta ser el padre del bebé que espera.

Ha decidido ignorarlo por el momento y concentrarse en lo que hasta ahora es real en su vida, en su presente. Las citas que siguieron con Mark fueron bastante tranquilas. Al parecer, el chico asumió de que simplemente el cantante no era una persona extrema y trató de llevarlo a lugares tranquilos.

Lo llevó al cine, al centro comercial por smoothies, a exposiciones de arte, etc. Fue divertido, pero había algo que lo estaba inquietando.

En ningún momento sintió las hormigas recorrer por debajo de su piel o a las burbujas rebotando dentro de su estómago. Desde aquella noche junto a Tinnaphob, únicamente las sentía cerca del mayor.

No lo admitiría en voz alta, pero la mayoría de las veces que estaba afuera con Mark pensaba en lo que Tinnaphob podría estar haciendo en el apartamento. Ansiaba las horas de regresar para poder escuchar el regaño del día o un simple comentario con respecto a cómo debería dejar de comer muchos postres.

-¿Te gusta?

-No. Al menos eso creo. Es decir, es un tipo controlador y sobreprotector que está acostumbrado a salirse con la suya.

-Pero...

El menor suspiró -Supongo que me agrada cuando se preocupa por mí, aun cuando es sólo por el bebé.

-¿Qué más?

-¿A qué te refieres?

-Debe haber otra cosa.

-No. No lo hay.

-Muy bien, te creeré por el momento, pero sé que me estás mintiendo o quizás aún no te das cuenta.

-¡No hay otra cosa Por! Me gusta que se preocupe, que cuando está a mi lado me sienta protegido, como si hubiera una especie de campo a su alrededor que calma mi ansiedad. Él es... Seguridad.

-Entiendo, al menos estás dejando que tus sentimientos se vayan desenvolviendo. Creo que sabrás con el tiempo si realmente te gusta.

-¿Tú crees?

El tecladista asintió y su vista se desvió para posarse detrás del chico frente a él. Negó con la cabeza -Quizás deberías descifrarlo antes de que te lo quiten.

-¿De qué hablas?

Señaló con la mirada hacia el otro extremo de la cafetería y el cantante giró lentamente para poder averiguar a lo que su pequeño amigo se refería.

Tinnaphob estaba sentado como de costumbre con un libro en las manos, pero su vista no estaba en las páginas, estaba dirigida hacia una linda chica castaña.

Lo que fuera que estuviese diciendo parecía importante y de un momento a otro, el estudiante de medicina sonrió ligeramente y asintió mientras le respondía a la joven.

No iba a mentir diciendo que no sintió un tirón dentro de su pecho, pues jamás había visto que Tinnaphob sonriera en la universidad y mucho menos que el gesto no fuese dirigido hacia él. Era decepcionante.

-No importa. No somos nada.

Trató de que su ligera molestia no se notara para no dar ideas erróneas sobre sus sentimientos. Si bien se había sentido raro con Tinnaphob en los últimos días, eso no quería decir que mágicamente se había enamorado del mayor.

Apartó la mirada y la regresó a su sándwich.

No. No estaba celoso, pero por alguna razón, había perdido el apetito y eso, ya era algo de qué preocuparse.

-Si tú lo dices.

No se habló más del tema y el vocalista lo agradeció enormemente. No deseaba poner esfuerzo en descifrar lo que estaba comenzando a desarrollarse en contra de su voluntad.

El día acabó rápidamente y se sentó en las bancas para esperar a Tinnaphob. Era irónico como la cantidad de estudiantes iba mermando y cuando el mayor llegaba, ya no había muchas personas que podrían chismosear de sus encuentros.

Metió las manos en la bolsa delantera del hoodie y acarició distraídamente su pancita, utilizando las yemas de sus dedos.

Vio al futuro médico dar vuelta por el pasillo y al mismo tiempo, la maestra de arte, Kily, pasó junto a él con una cantidad anormal de libros en sus brazos. La escena le recordó cuando Mark le ayudó con los libros hace semanas y sonrió inconscientemente.

Lo que no esperó, fue que Tinnaphob se detuviera, le sonriera a la señora y se ofreciera para llevar los libros por ella. Su respiración se le atascó en la garganta y no logró apartar la vista, incluso cuando los dos ya se habían alejado.

Su corazón parecía un terremoto, sacudiéndose dentro de su pecho y logrando taladrar una salida para liberarse de su pecho.

Eso nunca le pasaba con Mark. Estar junto al chico era tranquilo y tierno, pero ver a Tinnaphob era como si...

-¿Listo?

Sintió que su alma había abandonado su cuerpo por el susto. Se dio la vuelta y el mayor estaba detrás de él con esa clásica mirada indiferente, orbes como glaciares que no se derretían ante nada.

Ojos que eran intrigantes.

Asintió, se puso de pie y antes de que pudiera agarrar su mochila, el mayor la tomó en sus brazos y comenzó a avanzar lento para que Gun pudiese caminar a su lado.

El viaje en automóvil fue silencioso y Gun se tomó un momento para apreciar el interior y no pudo evitar compararlo nuevamente con el de Mark. El auto de Mark era lujoso, rígido y frío.

El automóvil de Tinnaphob era suave, cálido y-

-Pensaba que... si no estás muy cansado, podríamos cenar afuera.

La propuesta lo descolocó y su corazón volvió a acelerarse. A ese paso, le daría un ataque cardíaco muy pronto. Algo en él estaba rebotando de felicidad para su sorpresa, como si lo hubiese esperado por mucho tiempo y recién se estaba dando cuenta.

¿Qué debía responder?

Las cosas en su relación habían mejorado enormemente y no quería retroceder a los primeros días al negarse a salir.

-Si. Eso me gustaría.

No estaba mintiendo.

Mío, Tuyo, Nuestro.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora