Al principio, Gun debe admitir que se sentía un poco escéptico sobre los métodos que la psicóloga estaba utilizando para ayudarle con su caso, sin embargo, dos meses después de la primera sesión, podía respirar tranquilo ante la mención de su madre, ante las miradas de los demás e incluso, ante los cambios que su cuerpo estaba sufriendo.
Grandes cambios.
Arrugó la frente mientras examinaba su cuerpo reflejado en el espejo, su vista vagaba desde su rostro, hasta la punta de sus pies y volvía a subir para continuar con el camino hasta abajo. Repetía la acción una y otra vez hasta lograr estar satisfecho con la vista, pero no lo lograba.
Sus mejillas habían engordado y lograban que su rostro se viera más redondo de lo que en verdad era, aumentando así, el sonrojo de sus cachetes. Siguió con el análisis y bajó la mirada hasta toparse con sus pechos, aún no entendía porque le dolían y estaban más pronunciados, si al final de cuentas no le iba a dar pecho a su hijo.
Ese fue un dato que descubrió en su última visita con el Dr. Note. Resulta que su cuerpo no está capacitado para eso tampoco y después de varios exámenes, el hombre mayor confirmó sus sospechas, el bebé debería alimentarse con leche de fórmula y no materna.
Note, lo catalogó como una Hipoplasia, pero seguía investigando, porque no estaba convencido con el diagnóstico y ellos tampoco. Así que, prometió darles una mejor respuesta cuando la tuviera.
Todo en su caso era prácticamente nuevo después de todo, así que, no lo culpaba.
No estaba diciendo que le decepcionaba, pues realmente, el que la leche saliese de sus pezones ya sería demasiado extraño para él y no quería volver a recaer en sus pensamientos autodestructivos.
Simplemente se sentía algo... ¿mal?
No sabía realmente el motivo de aquel sentimiento que lo agitaba de vez en cuando, quizás, era porque no le estaba dando a su hijo todo lo que necesitaba, aún si Tinnaphob le aseguraba que no era de gran importancia, pues muchos bebés no recibían pecho y se desarrollaban perfectamente.
La opresión en su pecho seguía allí, él quería darle el mundo a su bebé, como todo padre y, si leía en internet que la leche materna era la mejor opción, no importaba cuanto le tratasen de convencer, él sabía que no le estaba dando lo mejor a su pequeño.
Suspiró y terminó de bajar la mirada hasta que se topó con su enorme vientre de ocho meses.
Tal vez ya no pensaba que fuese un fenómeno y la palabra 'anormal' había dejado de tener el efecto que antes tenía en él, sin embargo, no podía dejar de pensar en que lucía extraño y ridículo. Había aumentado de peso y su cuerpo lo reflejaba en todas sus extremidades.
No se sentía una abominación, pero tampoco se sentía bonito, guapo o sexy.
Parecía que estaba habitando otro cuerpo, uno que no le pertenecía y el simple pensamiento, le orillaba a llorar, algo que también detestaba, pues estaba harto de llorar por cualquier cosa que pensara, viera o escuchara. Era horrible sentirse débil y a merced de sus sentimientos, los cuales, eran terriblemente controlados por las hormonas.
Dejando todo el drama de sus sentimientos alterados, en serio se sentía mal cada vez que se miraba al espejo y se daba cuenta que había aumentado de peso en contra de su voluntad. Tal vez, eso era lo que más le molestaba, el hecho de que ocurría sin que el pudiera evitarlo.
Sentía que ya no era atractivo ante los ojos de Tinn, aunque el mayor le recordara todos los días lo lindo y tierno que se veía.
Bueno, no todo era malo.
Su bebé era más activo con el pasar de los días, algo que agradecía por supuesto, pues cada movimiento le indicaba que la criatura estaba sana y salva. Los días por conocerlo se acercaban, porque a diferencia de otros embarazos, él no necesitaba estar a la expectativa, no, él sabía perfectamente el día en que su pequeño bebé iba a nacer y eso le emocionaba.

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Mío, Tuyo, Nuestro.
FanfictionUna noche borrosa deja tras ella uno de los sucesos más extraordinarios en la vida de una mujer, pero ¿Qué sucede cuando el receptor de tan ansiado regalo, es un chico? ¿Es algo bueno o malo? Dependerá de la manera en que lo mires. No soy dueñ@ de l...