VI

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El silencio era algo que podías palpar en el aire. Era denso, frío e incómodo por varias razones. La primera, era que Gun parecía un muñeco de trapo sin vida.

Permanecía sentado en la única silla del apartamento, solamente contemplando sus manos frente a él como si fuesen a desaparecer en algún momento.

Quería ayudar, pero no sabía que decir. La situación era irreal y el mayor tenía todo el derecho de estar abrumado y en su mundo.

-¿Crees que ella sabía?

La repentina pregunta le llevó a elevar su rostro. La voz de su amigo, era rasposa gracias a todo el llanto de las horas pasadas.

-¿Quién?

-Gim.

-No- afirmó sin ninguna duda -Puede que ella sea una maldita perra, con todo respeto, pero si ella nunca te llevó a un hospital fue porque no le importabas y ya.

-Número uno, Ouch. Número dos, quien te viera tan inocente y tienes una boquita de-

-Sabes que sólo es con ella. En serio la odio.

-Lo sé - musitó.

-El punto es que ella no se preocupó tanto como para saber algo así. Además, aunque el destino no te permitió saberlo antes, ya lo sabes. Eso es un punto a favor.

-Ya es tarde.

-Gun

-Sabes, siempre odié cuando mi madre me llamaba anormal, diferente y la peor de todas, "fenómeno". Sin embargo, ahora veo que es cierto, si lo soy, aunque no por los motivos que ella creía.

-No digas esas cosas.

-¿Qué? ¿La verdad?, Ya escuchaste al doctor, soy un fenómeno de la naturaleza que puede tener hijos.

-¡No, él dijo que eras un milagro Gun! Y lo habrías escuchado correctamente si le hubieses puesto atención.

-¡Perdóname por haber estado ocupado digiriendo el hecho de que en menos de ocho meses tengo que expulsar un bebé de mi sistema!

-Ok, no quise gritarte. Lo siento.

Él negó -Sabes ¿Quién nos asegura que esté diciendo la verdad?

-¿Disculpa?

-Viste lo feliz que estaba, quizás era una broma y había una cámara escondida en el consultorio - razonó en voz alta.

-Gun por favor. Eso es ridículo.

-¿Más ridículo que un hombre embarazado? ¿Ah?

Se puso de pie y caminó hacia la puerta.

-¿A dónde vas?

-A buscar una segunda opinión y si es necesario una tercera que me diga que está mal. ¡Que todo este diagnóstico de mierda está mal!

-¡Detente allí Guntaphon!

La mano de Gun se quedó congelada sobre el pomo de la puerta. Lentamente, se dio la vuelta para encarar el rostro enojado de su pequeño amigo.

-Puedes ir y pagarte el mejor hospital, el más lujoso que quieras, pero el resultado no va a cambiar. Vas a tener un bebé Gun y te guste o no, esa es tu realidad en este momento.

Sus ojos se llenaron de lágrimas ante cada palabra, ¿Por qué le estaba ocurriendo esto a él?, De todas las personas en el mundo.

El destino tenía que escogerlo a él, al chico sin padre, con una madre de adorno y por último, al joven que era nada más que un pobre diablo luchando por sobrevivir mes con mes.

Mío, Tuyo, Nuestro.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora