XIX

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Tenía razón, ver las atracciones a la distancia era mejor que estar parado frente a ellas y además de eso, sentir el retumbar del suelo bajo sus pies no estaba ayudando en lo absoluto.

Mark a su lado parecía bastante emocionado, como si fuese un niño en una dulcería. Se sentía mal, pues en otras circunstancias sabía que habría disfrutado del lugar.

Caminaron juntos hasta estar de pie frente a la enorme rueda con pequeñas cabinas de colores. Bueno, a ese juego si podía subirse, era tranquilo y las vueltas iban lentas.

Desde lo más alto tenía una vista panorámica de sus alrededores y debía admitir, que el lugar era precioso. Estaba lleno de color y vida, además las personas parecían hormigas desde arriba.

-¿Es precioso no crees?- preguntó, aun estando maravillado por lo que había más allá del parque.

-Ya lo creo.

Al girarse para el mayor, pudo comprender que su respuesta no era dirigida al lugar, sino a él. Aquello le provocó un leve sonrojo.

-Um, me refería a la vista.

-Oh, claro. Yo también.

Si, por supuesto.

Al terminar las cinco vueltas, Gun intentó convencer a Mark de que sería mejor si comían algo primero y la verdad, no estaba mintiendo, si tenía bastante hambre.

Caminaron buscando algo delicioso y su decepción fue grande al notar que sólo vendían comida frita ¿Por qué un parque tan grande vendía únicamente eso?

Terminaron en un puesto de churros y malteadas. Al parecer, el chico amaba las refrescantes bebidas y podía entenderlo, eran deliciosas. Los churros por otro lado...

No era que le disgustaran, simplemente no se le apetecía en lo absoluto, cada vez que el olor llegaba a su nariz, sentía que iba a devolver el contenido de su estómago. El olor a aceite era prominente y más aún si sólo lo reutilizan una y otra vez.

A decir verdad, toda el área de comida olía a aceite.

Observó al mayor comer mientras él se limitaba a beber su malteada de chocolate. No era la comida que hubiese deseado, pero era una especie de cita y no iba a echarlo a perder sólo por eso. Además, tenía otras cosas de qué preocuparse.

-¿Seguro no quieres otra cosa? Creí que tenías hambre.

Él asintió -Muy seguro. Resulta que sólo era sed.

-Ok, pero si quieres otra cosa sólo dímelo. Lo compraré para ti.

Gun volvió a asentir algo distraído. Pensaba en opciones para que la cita terminara bien, debía haber otras maneras en que podrían divertirse sin la necesidad de subirse a algo ¿Verdad?

-Muy bien, vamos a los carritos chocones.

¡¿A los qué?!

-Oh - entró en pánico -No... ¿No quieres esperar un poco? Acabas de comer, podrías vomitar.

-¿Tú crees? No fue algo muy formal.

-Eso no importa, comida es comida y debes hacer digestión primero.

-Está bien ¿Qué sugieres?

Diablos ¿Qué sugería?

Comenzó a ver alrededor buscando algo que lo salvara por la próxima media hora. Cualquier cosa.

Después de unos segundos, logró ubicar un puesto de tiro al blanco. Era perfecto, no necesitaba usar la fuerza para eso. Jaló al joven hasta que estuvieron frente al tablero.

-Eres un genio

El menor recibió el cumplido con una sonrisa forzada y se limitó a observar cómo Mark jugaba y fallaba al mismo tiempo. Al parecer, que el dardo diera en el espacio que tenía el no. '100' era más complicado de lo que parecía.

-¿Quieres intentarlo?

Si era sincero, no, no quería. Pero la sonrisa y la mirada alentadora en los ojos del estudiante, le obligó a aceptar la propuesta.

Se detestaba a si mismo por no estar disfrutando de su salida, en serio quería, pero la preocupación por su pequeño era más grande que la euforia por el parque de atracciones.

Visitaron la casa embrujada, la tienda de recuerdos, de la cual no quiso comprar nada, y diversos juegos inofensivos. Fue una tarde linda, pero sólo eso y era su culpa.

-Ya que hicimos digestión ¿Qué te parece si subimos a la montaña rusa?

Nuevamente, las manos que simulaban estar dentro de las bolsas delanteras del hoodie, se apretaron sobre su estómago intentando sostenerlo de manera sutil.

No puedes...

No puedo, no podemos.

-¿Por qué no vas tú? Yo te espero aquí.

-Vamos, no debes temerles a las alturas, yo estaré a tu lado en todo momento.

Si les temiera a las alturas, no habría subido a la rueda de la fortuna contigo.

-No es eso, simplemente no me siento muy bien y odiaría vomitar encima tuyo.

-Oh ¿Te duele algo? ¿Necesitas alguna pastilla?

Su preocupación le recordó a alguien, pero era distinto de alguna forma. Ahora que lo pensaba, Tinnaphob no le había enviado un mensaje en toda la tarde para checar como estaba.

Negó con la cabeza y sonrió apenado.

-Estoy bien, ve y disfruta del juego, yo te espero aquí.

Un poco indeciso, Mark comenzó a alejarse para formar su fila. Dejando salir un suspiro de alivio, Gun buscó la banca más cercana y tomó asiento.

-Te dije que estaríamos bien, no pasó nada ¿Ves?

Acarició su estómago suavemente mientras miraba alrededor buscando alguna especie de distracción en lo que esperaba a Mark. Rápidamente, se dio cuenta de que había algunos puestos detrás del área de comida, en los cuales, habían peluches colgando del techo. No tardó en ponerse de pie para caminar hacia ellos.

Los animales de felpa eran un imán para él, siempre había sido así. Su vista ya había caído sobre un precioso gatito gris, con un lazo color amarillo alrededor de su cuello.

Sus ojos brillaron y compró cinco intentos para ganarlo. Únicamente debía 'pescar' cinco peces de colores, lo cual, sintió que era demasiado fácil. O el juego era de esa manera o la chica que estaba atendiendo se lo había facilitado.

Juzgando por como lo estaba viendo, debió ser lo segundo.

Terminó el juego y con una enorme sonrisa pidió al pequeño gatito, lo recibió y si la chica le dijo algo después de eso, hizo caso omiso.

-¿Crees que te gustará? Bueno, a los bebés les gusta todo, pero en serio espero que te guste. Así tendrás algo mío cuando te vayas.

Su sonrisa se desvaneció por completo ante lo que dijo, odiaba admitir que la idea de alejarse del bebé comenzaba a ser algo incorrecta. Sin embargo, sabía que era lo mejor para los dos, así que no debía abrirle espacio a esa clase de pensamientos.

Apretó al afelpado animal cuando un leve dolor en su vientre se hizo presente. No era algo para alarmarse, Note se lo había explicado, pero no podía evitar sentir miedo ante cada sensación nueva en su cuerpo.

Había pasado el primer trimestre, eso era motivo de celebración para los tres, pues quería decir que el bebé estaba desarrollándose perfectamente y el riesgo de perderlo era bastante bajo.

-Debes prometerme que lograremos terminar esto juntos, así podré darte el regalo en persona.

Sabía que el animal en sus manos representaba el deseo de conocerlo, significaba que todo estaría bien y el pequeño lograría atravesar los cinco meses que restaban.

-Volvamos con Mark, el juego ya debe haber terminado.

Mío, Tuyo, Nuestro.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora