Después de una pequeña pelea con Tinnaphob por haber salido tarde del trabajo, se encontraba sentado en el asiento impecable del copiloto de aquel Mercedes Benz.
El pelinegro había pasado a recogerlo al taller. Sinceramente, no se había dado cuenta de que ya había anochecido y no ayudó el que Tinnaphob lo encontrara con un carburador de motocicleta en las manos.
¡No estaba haciendo nada! Simplemente, estaba de pie junto a la motocicleta que Force estaba arreglando. Además, el mayor le estaba explicando cada paso mientras cambiaba las piezas, así que, básicamente, estaba aprendiendo.
Ni siquiera quería recordar la cara que su jefe puso cuando Tinnaphob ingresó al taller con el ceño fruncido y prácticamente le obligó a ir en busca de su mochila para irse. Cuando Force lo enfrentó y Tinnaphob no se hizo para atrás, supo que debía intervenir para que alguien no resultase herido.
Así que, si lo pensaba bien, él, sí tenía todo el derecho de estar molesto porque el estudiante lo avergonzó frente a su jefe.
-Lo siento - se disculpó - No me di cuenta de que ya era tarde. Habían muchas motos y necesitaban ayuda. Sólo sostuve las herramientas y las partes livianas mientras ellos trabajaban.
-No importa. No volverás allí.
¿Perdón?
-¿Y quién decidió eso? Es mi vida Tinnaphob y no tienes poder sobre mis decisiones.
-Es peligroso.
-No, no lo es.
-¿Puedes jurarlo?
Se quedó callado y regresó su vista a la ventana. Escuchó al futuro doctor maldecir por lo bajo.
-Yo sólo... No quiero que te lastimes. Es peligroso y más cuando sabemos que el embarazo no es seguro.
-El embarazo no es peligroso. Note dijo que era como medida de precaución y estoy siendo cuidadoso. Solicité estar solamente en diagnóstico, no debo hacer ninguna fuerza.
La mandíbula del mayor se tensó y apretó el volante hasta que sus nudillos perdieron todo el color.
-¿Por qué eres tan terco? Quizás no te importe nuestro hijo, pero a mí si y quiero conocerlo. Necesito que dejes de ser irresponsable y renuncies al trabajo Guntaphon.
-¡Por supuesto que me importa el bebé!
Es mi sangre después de todo. Sólo no quiero ser una carga en tu vida durante estos meses, necesito sostenerme a mi mismo y no ser un parásito.El auto se desvió a un lado del camino y el motor fue apagado. El estudiante dio un giro de 90° en su asiento para poder encararlo.
-No eres un parásito. Estás viviendo en mi casa, sí. Comes mi comida, sí. Pero, no lo haces para aprovecharte de mí, tú estás cargando con una enorme responsabilidad y con un peso que, estoy seguro, yo jamás podría llevar. Estás cargando vida y no mereces menos que estar cómodo mientras lo haces.
Los orbes oscuros del mayor lo miraban con una intensidad tan escalofriante que sintió su corazón acelerarse ante las palabras. Era como si hubiese participado en una maratón de diez kilómetros.
"No mereces menos"
Tres palabras que lograron calar hondo en su cuerpo. Nadie le había dicho aquello antes y se sintió... bien. Estupendamente bien.
-Si me importa el bebé - musitó, sin romper el contacto visual -Quiero que nazca y que tenga la vida que a mí me hubiera gustado.
-Entonces, debemos hacer esto juntos Guntaphon.
Él asintió -Hablaré con mis jefes mañana.
Tinnaphob parecía satisfecho con la respuesta y volvió a encender el motor de aquel Mercedes blanco. El auto se puso en movimiento y el resto del viaje fue un borrón en su mente.
Al llegar, le deseó buenas noches al mayor y se escabulló dentro de su habitación. Necesitaba estar solo, aún cuando aquel hombre le había insistido en que comiera algo. No tenía hambre.
Se acurrucó sobre la cama y dejó que lo que había dicho hiciera nido en su cabeza. El haberlo dicho en voz alta, lo había vuelto tan real y le dio cierta profundidad a sus sentimientos.
En serio, quería tener al bebé. Deseaba que todo fuese perfecto para que la criatura tuviese una vida feliz al lado de Tinnaphob.
Le importaba.
Quizás era su instinto paternal el que se estaba desarrollando dentro de sus huesos o tal vez, era el sentimiento de querer ser útil. De servir para algo.
Llevó su palma sobre su estómago plano y frotó suavemente. Había un bebé allí dentro, un pequeño niño o niña que lo necesitaba para vivir. Para aferrarse a la vida.
Alguien lo necesitaba.
Era un sentimiento tan poderoso que sonrió ante el pensamiento. Nadie nunca lo había necesitado antes, al menos, no como el pequeño lo hacía y Por no contaba obviamente.
-¿También crees que soy terco?
Permaneció en silencio, como si esperase recibir alguna especie de respuesta. Era algo extraño y surrealista el pensar que aquel pequeño estuviese creciendo allí dentro.
Por el momento, él era su casa.
Suspiró con una pequeña sonrisa -Bueno, vamos a hacer esto juntos, pero debes poner de tu parte.
Se puso de pie para ir en busca de algo para comer. El bebé, al parecer, tenía hambre y por ende las ganas también habían regresado a él con bastante fuerza. No le importaba que vomitaría todo al día siguiente.
Caminó hacia la puerta, la abrió y se encontró con una rebanada de pastel sobre un plato. En el piso.
No debía preguntar quién la había puesto allí, a menos que los fantasmas pudiesen materializarse para poder abrir el refrigerador, la respuesta más lógica se encontraba en la habitación contigua.
Se agachó para tomar el plato en sus manos y el delicioso olor de la piña, logró que su estómago rugiera. Cerró la puerta y regresó a la cama.
-Recuérdame agradecerle a tu papá mañana. Por ahora, disfruta de este postre que, estoy seguro, sabe tan bien como se ve.
Llevó el primer pedacito a su boca y gimió ante el delicioso sabor del pastel. Oh, era tan dulce.
Definitivamente le agradecería a Tinnaphob y lo invitaría a seguir comprando en la misma pastelería. Aquellos postres habían llegado a ser rápidamente sus favoritos.
Tomó otro pedazo y lo metió a su boca. Estaba exquisito.
-Oh, sé que lo estás disfrutando tanto como yo pequeño.
Sonrió y siguió comiendo mientras hablaba tranquilamente con la criatura dentro suyo.

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Mío, Tuyo, Nuestro.
FanfictionUna noche borrosa deja tras ella uno de los sucesos más extraordinarios en la vida de una mujer, pero ¿Qué sucede cuando el receptor de tan ansiado regalo, es un chico? ¿Es algo bueno o malo? Dependerá de la manera en que lo mires. No soy dueñ@ de l...