XXVI

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Cuando Gun estuvo de pie frente a la puerta de madera, sintió como las ansias de ver a sus mayores crecían con bastante rapidez. No los había visto en semanas y extrañaba tenerlos cerca.

Levantó su temblorosa mano para tocar dos veces y esperar a que aquella puerta le fuese abierta, no debió esperar mucho, pues a los segundos un muy sonriente Book apareció del otro lado.

Lo siguiente que registró, fueron un par de brazos rodeándolo con fuerza y al mismo tiempo, con mucha suavidad. Devolvió el gesto mientras escondía su rostro en el cuello del mayor, aspirando ese delicioso aroma dulce.

El contador lo jaló hacia el interior de la casa sin romper el abrazo y ambos rieron por los pequeños pasos que daban, Book hacia atrás y él hacia adelante. Se separaron y su exjefe cerró la puerta detrás suya, con una enorme sonrisa tirando de sus labios.

-¡Gun! Estoy tan feliz de verte.

-Lo mismo digo Bee.

-Espera ¿Por qué tienes eso puesto? Hace mucho calor afuera.

-Yo, bueno, esto me ayuda a ocultar mi estómago.

Los ojos del mayor se iluminaron y un pequeño grito se escuchó por toda la casa -Quiero ver, muéstrame.

-¿Mi estómago? ¿Ahora?

-No Gun, mañana. Por supuesto que ahora, quiero verte.

Algo dudoso, el cantante tomó los extremos de aquel hoodie, tiró hacia arriba, pasando por su cabeza y brazos. Su uniforme universitario quedó a la vista y su pequeña pancita llegaba a asomarse discretamente bajo la tela blanca.

-Oh, mírate - tomó ambas manos del vocalista -Te ves genial, no tienes que esconderte de mí.

-No puedo evitarlo, me da pánico que lleguen a enterarse. No es algo... Normal.

-Lo normal es subjetivo. Además, no tienen por qué saberlo, eres libre de esconderlo del mundo. Sólo, no lo hagas conmigo.

El menor sonrió y ambos tomaron asiento en los sillones que ocupaban la mitad de la amplia sala de estar. Hablaron de los acontecimientos más relevantes, aquellos que no habían podido compartir por medio de llamadas telefónicas.

-¿No comes nada que esté frito?

Él negó -Cada vez que huelo el aceite, es como si estuviese oliendo lo más asqueroso en mi vida.

-Vaya ¿Y qué sueles comer?

-Me gustan los postres, las frutas y verduras.

-¿Verduras? Se me hace difícil creer que prefieres los vegetales a unos buenos Nuggets de pollo.

-No sé realmente por qué no puedo comer cosas fritas, pero sÍ sé que es debido al embarazo. A veces pienso que el bebé es vegetariano.

-No inventes, aún es muy pequeño para saber eso.

-Si, bueno. Sea como sea, prefiero ignorar las frituras y todo lo que tenga aceite, por su bien y el mío.

-¿Qué hay de los vómitos por las mañanas? ¿Todo sigue igual?

-Ya se calmaron. Digamos que ahora sólo me molestan las náuseas, pero soy capaz de controlarlas.

-Me alegra escucharlo.

-Gracias Book, en serio, me gusta tener a alguien con quien hablar ¿A qué hora crees que regrese Force?

-¿Ya se te olvidó el horario de salida diablillo?

-Oh, claro. Lo siento - sonrió apenado.

-No te disculpes, mejor sígueme contando los chismes en tu vida. Por cierto ¿Cómo va tu relación con el chico de medicina?

Mío, Tuyo, Nuestro.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora