CAPITULO 20 LOS OJOS SON EL ESPEJO DEL ALMA

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Sabrina regreso a su escritorio y encontró una planta bonsái y una caja con sus chocolates preferidos con una nota y extrañada la abrió.

— Se cuanto adoras las plantas y los chocolate disfruta este regalo y feliz cumpleaños

¿Quién sabia de su cumpleaños?

¿Quién sabia que adoraba las plantas y chocolate?

Sus amigos sabían que no le gustaba celebrar su cumpleaños y ellos respetaban el hecho que ella no quisiera celebrarlo

Cristhofer desconocía su cumpleaños

¿Luka? Ella jamás le dijo en que fecha cumplía años, pero tenia acceso a su currículum.

Decidida a ponerlo en su sitio se dirigió a su oficina.

El estaba en su computadora pero al ella entrar dejo lo que estaba haciendo y centro su atención en ella, noto su rostro descompuesto y la caja de chocolates que traía consigo y la planta.

La vio caminar a su escritorio y poner con brusquedad ambas cosas sobre su mesa y en tono airado le increpo:

— Luka tu no eres quien para enviarme regalos

— Soy tu jefe- le señala con disgusto incorporándose en su asiento- y si me da la gana le hago regalos a una de mis empleadas en su cumpleaños, que debes hacer tu simplemente agradecerlo, no te enrolles Sabrina, no es nada sentimental, no te estoy pidiendo que volvamos, eso ambos sabemos es imposible, así que relájate y disfrútalo.

Al principio se descoloco por sus palabras airadas pero también afectadas pero le gano sus propios sentimientos en conflicto.

— No los quiero, no quiero nada de ti- resoplo.

El rodeo el escritorio y se paro justo frente a ella, clavando su mirada molesta en ella quien desvió la mirada incapaz de mirar esos hermosos ojos que podían delataría aun. Dicen que los ojos son los espejos del alma y los suyos podían revelar que seguía enamorada de ese hombre.

— Perfecto, entonces compórtate de manera madura, llevemos la fiesta en paz, y acepta esto como un gesto de jefe a su empleada.

— Con todos tus empleados tienes este gesto- cuestiono con ironía.

— ¡No me jodas Sabrina!-grito furioso- porque simplemente no lo aceptas, es porque crees que tu novio se molestara.

— No quiero nada que venga de ti- sostuvo orgullosa.

El cruzo sus brazos y se dio un tiempo para detallara su semblante que seguía siendo tan triste ¿Qué le pasaba? Pero ella era orgullosa, ella lo estaba sacando de su vida y eso dolía.

— Entonces porque sigues trabajando aquí- cuestiono en el mismo plan de discusión.

Ella suspiro profundo y ahora si sosteniéndole la mirada, para lo cual tuvo que levanta bien el rostro, porque el era demasiado alto 1,90 mientras que ella solo tenia 1,65.

— Tienes razón quizás deba irme, por cierto he recibido una oferta de Cristhofer para trabajar con el.

Oír eso lo afecto pero se sobrepuso y con su mejor mascara sentencio.

— Recuerda que tienes un contrato con Riverdali por un año, y si lo incumples tendrá consecuencias.

— ¿Me amenazas? ¿Qué harás demandarme?- cuestiono en tono irónico y recriminatorio.

— Posiblemente lo haga- acepto con frialdad.

— Tu fuiste quien dijo que no mezclaramos lo profesional con lo personal-le recordó y ahora fue ella quien advirtió- que esto no se repita.

Cuando Sabrina salió echa un bólido Luka descargo un suspiro de frustración

¡Quien entendía a esta mujer!

Seguía siendo tan irascible, un huracán de emociones

La única que lograba sacarlo de quicio pero como una vez dijo su madre, la única que despertaba en el sentimientos profundos.

La amaba con todo y sus locuras, su carácter malgeniado, su impuntualidad, su desorden, esa mujer- niña que seguía conservando su inocencia y optimismo.

Al menos era mejor verla enojada que triste eso si es algo que no podía soportar.


Sabrina fue directo al tocador de damas cuando sus emociones estaban al límite y no pudo evitar que las lágrimas fluyeran con libertad hasta convertirse en desgarradores sollozos.

La puerta se abrió y era Mía que enseguida la abrazo y Sabrina no la rechazo, siguió llorando descargando todo su dolor.

Cuando se hubo calmado un poco.

— ¿Qué te hizo mi hermano?

— No quiero hablar de eso, y no es por el que estoy así-aclaro soplándose la nariz con un pañuelo.

— ¿Segura? Se que soy la hermana de Luka pero también tu amiga, puedes confiar en mi.

— No quiero, no en este momento- dijo en tono suplicante, cansado, dolido.

— Que necesitas Sabrina- pregunto Mia afectada por no lograr penetrar esa muralla que Sabrina había erigido delante de ella.

— Irme a casa- respondió simplemente sin emoción.

— Esta bien, puedes irte, aunque por experiencia se que la soledad no es lo mejor, llama a tus amigas, pero no te quedes sola- le aconsejo.

— Esta bien- concedió para que se quedara tranquila pero no llamaría a nadie, solo quería estar sola y cuando estuviera mas calmada llamaría a su padre porque sabia que el la estaba pasando peor.

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SOBREVIVIENDO A MI EXDonde viven las historias. Descúbrelo ahora