Destinados

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Margot


Llegué a la habitación del hotel con el corazón en la mano, el cuerpo temblando y una sensación de hormigueo en mis labios que no podía dejar de sentir.

¿Qué es lo que acaba de pasar? ¿Cómo rayos permití que me besara, sobre todo, cómo es que terminé correspondiendo de vuelta y con una necesidad que ni siquiera sabía que tenía?

Siempre pensé que Gonzalo sería el único amor de mi vida, el único hombre capaz de revolucionar todo en mí, el único capaz de despertar cada uno de mis deseos y hacerme olvidar del mundo con tan solo sentir el suave roce de sus labios o el agradable calor de sus brazos, pero cuan equivocada me encontraba.

Lo que sentí cuando ese hombre me besó fue incluso más intenso de lo que alguna vez pude sentir. Quisiera creer que se debe al tiempo que llevaba sin sentir los labios de alguien más sobre los míos, que sentí que flotaba en lo más alto de una nube y mis sentidos se embotaron tanto, que perdí la noción del tiempo.

Todavía siento sus labios sobre los míos, incluso el roce de su lengua con la mía todavía me genera escalofríos. No sé por qué me besó y tampoco comprendo por qué le devolví el beso con la misma intensidad.

Acaricié mis labios y cerré los ojos, tratando de entender muchas cosas a la vez que se aglutinaron en mi cabeza. Sentía la euforia recorrer todo mi ser, muchas emociones entrelazadas que chocaban entre sí y hacían que mi corazón palpitara desesperado. Miedo, nervios, emoción, culpa. Todo me gobernó de una manera brutal, así que no encontré ninguna otra salida que llorar por todo lo que me rebasaba y me hacía sentir tan mal como bien.

Cientos de porqués era lo único que pasaba por mi cabeza. ¿Por qué me besó? ¿Por qué yo? ¿Por qué estaba siguiéndome? ¿Por qué?

Me tiré en la cama y cerré los ojos con fuerza, tratando de sacarme de la mente a ese hombre y sus suaves y carnosos labios, pero cada segundo los podía sentir sobre los míos, provocando en mí una fuerte oleada de calidez y emoción a la cual no le podía encontrar explicación ni razón.

***

Me levanté de la cama cuando mi pierna empezó a doler y me tomé mis medicamentos. Pasé la noche en vela, tratando de sacar de mi mente el desvergonzado beso que ese hombre me robó y todas esas emociones que me tienen vuelta un ocho. Gracias a la nueva recete que me dio la Dra. Cavalier, he podido dormir más, pero anoche no tomé mis medicinas por estar pensando en ese hombre. 

Bufé de mal humor y me quedé sentada en la cama por largo rato, todavía sin poder sacar de mí todo esa revolución y la culpa. Gonzalo no está más, eso lo entiendo y sé que no voy a durar toda una vida amando a un hombre que ya no está físicamente a mi lado, pero quería que él fuese el único en mi mundo. No quiero a nadie más a mi lado que no sea a Gonza.

Me bañé y me acicalé lo más rápido que pude y bajé con el resto de los chicos y la Dra. Cavalier que se encontraban en el restaurante para desayunar todos en conjunto. No tengo hambre y tampoco tengo ganas de nada, pero lo menos que quiero es llamar la atención de mi doctora, pues este viaje tiene un fin muy diferente y muy lejos de las sesiones de terapia que nos da. 

Estos pocos días la he pasado muy bien, he disfrutado mucho en compañía de mis compañeros, pero ese hombre aparece de la nada y todo mi buen ánimo cae al piso. ¿Por qué siempre me lo tengo que encontrar? ¿Acaso estoy maldita y él es mi castigo o qué diablos?

Anoche me quebré en los brazos equivocados, permití que alguien más viera mis debilidades. No quiero seguir pensando en cómo terminó todo, pero es imposible sacarme de la cabeza la calidez y suavidad de sus labios.

Inconsciente o no, mis ojos se movieron por el restaurante del hotel en busca de ese hombre tan descarado, pero al no verlo por ningún lado una parte de mí se decepcionó.

No entiendo qué pasa conmigo y mis emociones. No quiero verlo, pero a la vez quiero enfrentarlo y preguntarle por qué hizo lo que hizo. habiendo muchas más mujeres en este mundo. Fue un simple beso, pero para mí fue mucho más que eso.

—Ya deja de pensar en ese hombre, Margot —me reprendí, dibujando una falsa sonrisa en mi rostro cuando llegué a la mesa donde todos los del centro se encontraban.

El desayuno fue tranquilo como lo ha sido todos estos días mientras la secretaria de la Dra. Cavalier nos decía cuál era el itinerario del día. No tengo ánimos para hacer nada, pero debo hacerlo, más porque le prometí a mamá que lo intentaría.

Me ha costado integrarme con mis compañeros, pero todos tenemos algo en común, y es esa soledad y lejanía del mundo que nos hace ser un poco cercanos e intentar integrarnos. Este viaje ha sido de gran ayuda para todos nosotros, no lo voy a negar, pero anoche di dos pasos atrás con lo que pasó en el lago. Todavía no entiendo qué fue lo que paso, solo soy consciente de un par de labios suaves y cálidos cobijando los míos.

No hago más que pensar en ese hombre y en lo mal que me siento. No quiero volverme a enamorar, ni a ilusionarme con algo que no tiene cabida. Le entregué mi corazón a un solo hombre y él se lo llevó con todos mis sueños y mis deseos. 

***

Antes de que Gonza falleciera, visitamos lugares preciosos a lo largo de Estados Unidos y España, pero el Ripley's Aquarium of Canada es sin dudarlo uno de los mejores y más bonitos en el que he estado.

Me hice al final del grupo de las personas que harían parte del recorrido, viendo con atención todos los peces que allí habitan. No puedo caminar tanto sin cansarme, pero trato de llevar el ritmo y aguantar lo que más pueda. Empiezo a adaptarme mejor a la prótesis, aunque todavía me incomoda bastante.

Me perdí en el hermoso contraste de colores de los acuarios, de todos esos peces de diferentes especies y tamaños. Tomé varias fotos para mostrarselas a mamá y le pedí a una de mis compañeras que me tomara una a mí con el fondo de los tiburones y cientos de peces de colores. No tenía buena cara por el trasnocho, pero salí bien que es lo importante. 

Me detuve a apreciar las tortugas y aproveché para fotografiarlas. Me encantaría venir aquí una vez más, pero con mamá, mi hermano y mi cuñada a pasar unas vacaciones en familia. Ellos merecen descansar luego de tanto sacrificio que han hecho en estos dos últimos años.

—¿Será que estamos destinados a encontramos por el resto de nuestras vidas?

Todo mi ser se congeló al escuchar su voz, y mi corazón se aceleró de una forma que jamás lo había hecho cuando me giré hacia él y me regaló una sonrisa tan atractiva como dulce.    

  

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