Motivo

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Caí una vez más y volví a tocar el fondo de aquel pozo, pero la soledad, el vacío , la tristeza y ese frío tan penetrante no me gustaron ni un poco. Perdí mi trabajo debido a todos los problemas que tuve hace tres meses con Gabriel. Dejé todo atrás y en pausa porque no podía más. Antes veía el sentido de la vida, ahora todo es gris. No hay colores donde sea que mis ojos miren.

Pero tenía que tocar ese fondo una vez más para darme cuenta de que no podía seguir así, dependiendo de otros y esperando que otros me salven. Yo misma debo hacerlo por mi cuenta, salir de mis miedos, inseguridades y soledad y disfrutar de mi vida por mí.

Entre Keith y yo nació una amistad muy bonita. Él y su novia Melanie, aquella chica que confundí que era otra más en la vida de Gabriel, son muy buenas personas. Me han dado cientos de consejos, aunque todavía no tienen ni la menor idea de mi relación con Gabriel. Ellos creen que mi depresión se debe a la muerte de Gonza y de toda la desgracia de mi pierna.

He asistido nuevamente a mis terapias diarias y en grupo. La Dra. Cavalier me recetó mis medicamentos para seguir combatiendo la depresión, la ansiedad y el insomnio. Me motivó a asistir a otros grupos de ayuda.

Trato de hacer todo lo que está en mis manos para no caer en esa depresión una vez más, por eso, aunque no estoy trabajando, no he dejado de diseñar. Dibujar lo es todo para mí, disipa todo lo malo de mi mente y me hace olvidar de todos los problemas que me agobian.

Mi primera meta de superación personal es dejar atrás mis miedos e inseguridades atrás, es por ello que empecé a usar vestidos y faldas cortas. Al comienzo me sentía muy avergonzada de salir así a la calle, que otros vieran esa parte de mí que esconde una tragedia y mucho dolor, pero si otros me aceptan, ¿por qué yo no puedo hacerlo? Es mi cuerpo y la primera persona en amarlo tal y como es debería ser yo misma.

Extraño a Gabriel, conversar con él, dormir en sus cálidos brazos y contemplarme en su mirada. Lo amo loca y profundamente, pero es mejor caminar cada uno por un sendero diferente. Aun recuerdo sus palabras y me siento muy mal, porque lo atrapé entre la espada y la pared hasta que el filo lo atravesó por completo. Por más amor que sintiera por mí, él tenía su límite y yo lo rebasé.

He recapacitado y aceptado mis errores, pero en lo único que tengo culpa es en convertirme en mi propia enemiga y hacerme daño a mí misma. Me frené mis propios pasos y ahora en mi camino no hay nada, pero sigo contando con mis dos pies y ellos están muy dispuestos a seguir avanzando sin dejarse caer.

He estado en una montaña rusa de emociones desde hace tres meses. Aunque encontrarme con Gabriel en cada salida que tengo con Melanie, Keith y su hija Katie, es una tortura para mi corazón, ambos nos hemos mantenido a raya, dándonos escasamente el saludo. En algunas ocasiones nos tiramos uno que otro comentario en broma, pero no tomamos el valor suficiente para intentarlo una vez más.

Todos creen que nos odiamos a muerte, que lejos están de la realidad. Yo muero por treparme en sus brazos y robar sus labios, no obstante, son deseos que ya no puedo cumplir por más que quiera. No logro descifrar si está mejor sin mí, pues ha actuado tan neutro cada vez que estamos frente a frente. Quisiera saber lo que siente y piensa de nuestra situación, pero ya no estamos juntos y ya no es necesario que nos preocupemos por el otro.

Keith me llamó para ofrecerme una oferta de trabajo, a la cual le he dado mil vueltas. Trabajar con él sería un castigo y una bendición, pues tendría que ver a Gabriel día a día y mi corazón no soportaría esa presión.

Soy feliz al verlo dos o tres veces por mes, pero volver a trabajar con él nuevamente me pone a dudar. Mi corazón aún late con fuerza por el suyo, aún lo amo y aún sueño con un nosotros. No sé qué tan doloroso y dañino sería volver a trabajar con él, más cuando tendríamos que vernos todos los días.

Viéndome indecisa, Keith me dijo que tomara el trabajo desde casa, que no era necesario que fuese a la empresa. Si era necesaria mi presencia, tenía que asistir, pero de resto no tenía ningún problema. Ahora entiendo por qué Gabriel lo quiere tanto, pues Keith es un gran amigo, con un corazón de oro y gigante.

°°°

—¿Cómo te sientes, mi amor? —inquirió mi madre, sentándose en la cama y tocando mi frente.

—Un poco mejor, aunque todavía siento muchas ganas de vomitar.

—Marcus viene en camino. Le dije que desde hace tres días estabas enferma y quedó en llevarte con el doctor.

—Ya me siento mejor, mamá. No debiste molestarlo.

—No estás bien. Te la pasas en el baño, vomitando todo y sin fuerza alguna para levantarte de la cama. Me preocupa que sea algún medicamento lo que te está haciendo daño.

Cerré los ojos y me mantuve en silencio, pues no tenía nada de fuerzas para discutir con mi madre. No sé qué pudo haberme pasado y por qué me siento de esta manera, si los medicamentos que estoy tomando son los mismos de siempre.

Mi hermano llegó en cuestión de minutos y, con la ayuda de mi madre, me llevaron al auto. Me sentía muy débil, todo el cuerpo me dolía, en especial la pierna. Cualquier cosa me hace salir corriendo al baño y el mismo agotamiento me mantiene con sueño durante el día.

Mi doctor de cabecera me atendió ipso facto. Me hizo varias preguntas que respondí sin problema y me tomó muestras de sangre, para saber si había alguna afectación en mi sistema. Mi madre y mi hermano se veían muy preocupados y no era para menos, si nunca me había sentido de esta manera. La debilidad en mi cuerpo era intensa.

Me hospitalizaron de inmediato y por pedido del doctor me pusieron únicamente suero. Dormí un rato, porque el frío que sentía en el cuerpo no me permitía descansar debidamente, además de que el olor al hospital me tenía muy mareada y con ganas de vomitar.

—¿Cómo te sientes, Mago?

—No muy bien, doctor. Tengo mucho malestar y con ganas de vomitar.

El hombre sonrió, ajustándose los espejuelos en su lugar.

—Es lo más normal en el estado en el que estás.

—¿Cuál estado? —preguntamos al unísono.

—Estás embarazada. Solicité al ginecólogo que te revisara y tomara tu caso, pues ya saben que después del accidente que sufriste, perdiste un bebé y, a raíz de eso, era imposible que volvieras a quedar en embarazo. Tenemos que saber cuánto tiempo tienes de gestación y qué riesgos existen, si el bebé viene en óptimas condiciones y, en especial, qué tipo de embarazo tienes. Tenemos que evaluar tu estado y el del bebé cuanto antes...

El doctor seguía hablando y explicando sobre los riesgos de mi embarazo, pero en lo único que podía pensar era en la noticia que acababa de darme.

Me dijeron que nunca más podría tener hijos, que el daño era inmenso y que no tenía oportunidad en un futuro si llegaba a desearlos. ¿Cómo es posible que haya quedado embarazada? Todavía no logro entender cómo sucedió.

La emoción y la nostalgia de sus palabras me hicieron llorar y reír de felicidad. No podía entender cómo era posible que estuviera embarazada, pero en lo único que podía pensar era en este milagro divino que el cielo me había otorgado, no solo para hacerme la mujer más dichosa de este mundo, sino para convertirse en el motivo más importante para nunca más rendirme.

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