-¿Qué es toda esta mierda? -dije en un bajo gruñido cuando inspeccioné a fondo la gran habitación que tenía enfrente de mis narices y no encontré a nadie-. ¿Dónde están? -mi tono se levantó un poco esta vez. Miré por encima de mi hombro derecho, y me encontré con un Kenny nervioso, moviendo sus pies demasiado y mirando de un lado para el otro-. ¿Qué está mal, hermano?
Su mirada se movió, y sus grandes y oscuros ojos quedaron mirando fijamente los míos haciéndome saber que algo no iba bien... ¿pero el qué?
-¿Vas a hablar? -le dije mientras lo miraba con el ceño fruncido.
Escuché un sonido. Eran pisadas que se acercaban rompiendo pequeñas ramas de árboles y haciendo que las hojas crujieran bajo los pies de la persona que se acercaba hacia nosotros. Empecé a negar con la cabeza. No, por favor, Kenny no.
Lo miré y vi la culpa en sus ojos, pero también vi el dolor y el peligro en ellos. Mi mirada se volvió helada y mi mandíbula se apretó. Todo esto había sido una maldita trampa y yo había caído como un tremendo estúpido...
-¿Por qué me has hecho esto, Kenny? -se quedó callado sin decir nada mientras las pisadas se acercaban y surgían nuevas de los árboles que se encontraban en nuestro alrededor. Negué con la cabeza y dejé que una pequeña risa fría saliera del fondo de mi garganta-. ¿Sabes? Yo te consideraba un hermano, pero me has fall... -me interrumpió con la voz fuerte que acostumbrara a tener.
-Corre Justin, corre sin mirar atrás ya o será demasiado tarde -con una mano me empujó por el hombro intentando que saliera corriendo pero no me movía de mi sitio y lo miraba con los ojos llenos de rabia.
-No pienso irme sin Avery -dije mientras mi puño impactaba contra su pómulo, haciéndole gemir y agachar su cabeza, mientras un murmullo salía de sus labios-:
-Ella no está aquí Justin... -expulsó toda la sangre que tenía en su boca y me miró a los ojos-, Romina la tiene en otro lado, no sé dónde, pero te puedo jurar que ella no está aquí... Esto era una trampa.
Como había pensado. Una maldita trampa.
-Dime algo... -comencé a hablar-, ¿tú también estás en todo esto, Kenny?
No hubo contestación por su parte, sólo silencio, haciendo que las pisadas se escucharan con más fuerza. Supe que sí que estaba metido en este lío cuando levantó sus ojos y los clavó en mis pupilas.
-Vete, o tendré que matarte.
No, no quería morir, no dejarla sola en este mundo. No. Metí mi pistola en la parte trasera de mi pantalón tejano, y apagué mi linterna, cortando toda la luz que había en aquel sitio, haciendo más difícil localizarme gracias a toda la oscuridad que nos envolvía. Empecé a escuchar susurros de personas, dándome a entender que había hecho bien en apagarla, ahora no podían localizarme.
Con mucho cuidado y lentamente, fui moviendo mis pies a través de aquella larga extensión de terreno, intentando recordar dónde estaba el coche.
Cuando llevaba bastante tiempo andando entre todo los árboles, miré hacia atrás, encontrándome con el techo de la vieja fábrica, donde no estaba Avery.
¿Dónde estaría mi pequeña? ¿Dónde Romina la tendría secuestrada?
De golpe, escuché un disparo y un grito masculino. Una voz ronca y grave salió de ese gemido. Kenny había sido disparado... y si me pillaban, yo sería el siguiente. Volví a coger la pistola de mi bolsillo trasero y comencé a correr a través de aquel campo grande y frondoso.
Mis piernas se cansaron al poco tiempo de estar corriendo sin parar. Apoyé ambas manos en mis rodillas y miré hacia mi alrededor. Encontré mi Mustang gracias a que la luna hacia resaltar el color negro y los cristales delanteros polarizados. Con las pocas fuerzas que me quedaban, corrí como un loco hasta llegar a la puerta.
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La silla eléctrica.
FanfictionMe querían matar, me querían muerto por ser el criminal con más muertes en su expediente. Querían que me fuera directo al infierno por causar tanto dolor. Pero un criminal, también merece una segunda oportunidad ¿no? Al parecer, yo era el único que...