34 ─ Te necesito de vuelta en Nueva Jersey

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-¿Me veo bien de rubia? -preguntó Avery llegando a mi lado. No se parecía en casi nada a su 'yo' anterior.

-¿Dónde está mi Avery y qué has hecho con ella? -pregunté mirando a Bella que se encontraba detrás de ella con una pequeña sonrisa. Se encogieron de hombros.

-Si quieres que tu Avery siga en casa, será mejor que tomemos precauciones -sonrió Bella mientras admiraba la obra de arte que había creado en la cabeza de mi chica.

Cogí un mechón de su pelo entre mis dedos y estaba sedoso y brillante. Un bonito rubio con pequeñas mechas castañas.

-Te queda bien... -miré sus profundos ojos, ahora de color gris gracias a las lentillas que había escogido Bella -. Todo en ti se ve bien, enana -observé su cara y vi un pequeño lunar encima de su labio, el cual no estaba antes-. ¿También le has puesto un lunar falso? -arqueé una ceja hacia mi amiga, la cual rió.

-Eso fue idea de tu chica Justin, a mí no me mires -miré a Avery, la cual sonreía como si se tratase de un ángel.

-Siempre me ha parecido sexy tener un lunar ahí -se encogió de hombros y fue hacia el espejo más cercano. Admiró su vistoso cambio y sonrió-. Al parecer, mis amigas tenían razón -nos miró a través del cristal mientras yo fruncía el ceño.

-¿En qué? -iba a preguntar, pero Bella se me adelantó.

-Siempre me decían que el rubio me quedaría bien -puso su pelo hacia adelante, haciendo que las extensiones y su pelo natural cayera en cascada por sus pechos-. ¡Me encanta! -se giró hacia Bella y la abrazó-. Muchas gracias, Bell.

-De nada, cariño -sonrió mientras también la abrazaba.

-Ahora bien -dije carraspeando con mi garganta-, déjame disfrutar de mi chica y su cambio de look.

-Intentad no gritar mucho -me guiñó un ojo. Miré a Avery la cual estaba roja como un tomate y le sonreí de lado.

-Tranquila, no te enterarás de que estamos teniendo sexo salvaje -de un momento a otro, Avery estaba a mi lado dándome un codazo en el brazo y Bella riéndose. La rodeé con mi brazo derecho y besé su sien mientras veía como se iba alejando Bell, en dirección a la cocina.

-¿Y bien? -la miré atentamente-. ¿Te gusta el rubio en mí? -sonrió como una niña pequeña y sus dientes como perlas salieron a la luz, haciéndome sonreír en un acto reflejo.

-Me gustas rubia, morena... También creo que me gustarías de pelirroja -Avery se tensó debajo de mi brazo. Era la clase de tíos que siempre la jodían en los buenos momentos-. Lo siento Avery... -me miró con una pequeña sonrisa.

-No pasa nada por hablar de las pelirrojas, Justin.

-Sí, sí que pasa -cogí su mentón-. Pasa si una pelirroja está en busca y captura para matar a mi novia... -besé sus labios-. Perdóname por ser tan imbécil a veces... Solamente estoy empezando a aprender lo que tengo, y lo que no tengo que decir -le dí una pequeña sonrisa y la abracé-. Nunca nadie me prohibió nada Avery, y estoy intentando controlarlo todo, pero toma su tiempo.

-Lo sé Justin -se aferró a mi cintura-. Y lo estás haciendo muy bien, por ahora -rió flojito.

-Espero no joderlo Avery -la abracé a mí-. Y, si te digo la verdad -me separé un poco de ella para mirarla a los ojos-, tengo miedo, miedo de perderte. De que no aguantes toda la presión a la que estamos sometidos y me abandones el día menos esperado... Tengo miedo de que una noche cojas tus cosas y te alejes de mí para siempre... Estoy bien contigo, y no quiero que nada cambie. Ahora mi vida es casi perfecta.

-No pienses en eso Justin -me cogió la cara entre sus suaves manos-. No vale la pena que te martirices con eso, ya que nunca va a pasar. Vas a tener Avery hasta que te aburras -sonrió mientras se ponía de puntillas y besaba mi barbilla.

La silla eléctrica.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora