9 ─ Juli

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Cuando abrí la puerta, me encontré con una gran sorpresa. No había ni Dios allí. Cuando estaba a punto de cerrar la puerta, un poco más tranquilo, sentí como algo me cogía ambas piernas. Miré hacia abajo y abrí los ojos demasiado viendo lo que tenía agarrado a mis piernas.

-¿Qué mierda?

Allí abajo, cogido de mis piernas, había un niño pequeño. Rubio, con los ojos azules y me llegaba por las rodillas. Miré para ambos lados del gran bosque que nos rodeaba y no había rastro de nadie. Me agaché cuando el pequeño me soltó y me puse enfrente suyo. Cerré la puerta con un movimiento de mano.

-Hey, pequeño, ¿cómo te llamas? -le pregunté.

-Juli, así era como siempre me llamaba mi mamá.

-Y Juli, ¿dónde está tu mamá? -se encogió de hombros.

-Me dijo que iríamos a un lugar mejor. Me trajo hasta aquí y me dijo que corriera hacia aquí sin mirar atrás, que mi papá me daría todo lo que necesitaba.

-¿Tu... qué? ¿Papá? -él asintió-. ¿Y cómo se llama tu mamá?

-Carol.

-Entonces, después de eso, ¿ella desapareció?

-Sí, se fue corriendo... -sus pequeños ojos azules se nublaron por las lágrimas y le acaricié la mejilla.

-No llores ¿sí? -el asintió pero sus pequeñas lágrimas caían de los ojos del rubio-. ¡Ryan! -grité desde mi sitio y enseguida escuché pisadas que bajaban desde el segundo piso. Al verme con el pequeño se paró de golpe. Y ya no tuve dudas, eran idénticos. Ry era su padre.

-¿Qu... quién es él? -preguntó en shock. Seguramente por su fuerte parecido.

-Él es tu hijo, Ryan.

-¿Te... tengo un hijo? -me encogí de hombros.

-¿Recuerdas a alguna Carol? -sus ojos se iluminaron.

-¡¿Carol?! -asentí-. ¿Tu mamá se llama Carol Benavides? -el pequeño asintió avergonzado y Ryan se puso de cuquillas enfrente de él-. ¿Dónde está tu mamá, pequeño?

-Ella... ella se fue... -otras gotas saladas salieron al instante.

-¿Dónde se fue? -preguntó Ryan, secando con su dedo pulgar cada lágrimas que el pequeño derramaba.

-No lo sé... Ella me dijo que mi papá me podría ofrecer lo que ella no podía.

-No entiendo...

-Yo tampoco, sólo sé que dejamos nuestro sitio para vivir y vinimos aquí... -comentó triste.

-¿Y dónde vivíais?

-Mm... Debajo del puente del centro... -a Ryan le cambió la cara.

-Mierda -maldijo y se levantó de golpe-. Tengo que ir a buscarla. ¿Justin, puedes cuidar de...?

-Juli -se presentó el pequeño.

-¿De Juli mientras yo no estoy? Esto es muy importante.

-Claro que sí Ryan, ves.

-Gracias bro, te debo una.

Cogió su cazadora negra y desapareció más rápido que la luz. Y allí, de nuevo me quedé a solas con el pequeño Juli, el cual me miraba expectante.

-¿Te dolió? -dijo señalando uno de mis tatuajes.

-No mucho, soy un tipo fuerte, ¿por qué? ¿Te gustaría tener uno? -él asintió y sonreí-. Quizás, cuando seas mayor enano -el hizo un puchero-. Aunque, puede ser que mañana te traiga una sorpresa, ¿te gustaría? -él asintió contento-. Pero para eso, tienes que dormir ¿sí?

La silla eléctrica.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora