24 ─ Salvar a mi princesa del temible ogro

3.4K 156 3
                                    

-¿Por qué tito? Ella era buena... -dijo entre sollozos y mi alma se partió. Me puse de cuquillas enfrente suyo y levanté su mentón para ver como las lágrimas abandonaban sus ojos con rapidez.

-Porque los ángeles querían cuidar de ella Juli -acaricié su mejilla y el pequeño cerró los ojos, obligando a todas las lágrimas a salir.

-¿Ella no era feliz aquí, conmigo? -asentí con la cabeza.

-Ella era feliz contigo moco, pero casi siempre, las cosas no salen como nosotros queremos... Y no hables en pasado porque aunque no la veas, sigue aquí, a tu lado, y puedo jurar que en este mismo momento te está abrazando porque no le gusta que llores -le ofrecí una pequeña sonrisa mientras secaba sus lágrimas con mi dedo pulgar.

-¿Ella no quiere que llore? -negué con la cabeza, y por el rabillo del ojo vi como Avery se giraba y su espalda se movía rápidamente, señal de que estaba llorando.

-¿Te gustaría ver a tu mami llorar? -enseguida un 'no' salió de su boca mientras negaba con la cabeza-. A ella tampoco le gusta verte así, ella sabe que aunque seas un moco -soltó una pequeña risita-, eres fuerte como tu papi y como yo. Todo un hombre -lo cogí y le di un abrazo fuerte.

-¿Algún día volveré a verla? -pasó sus brazos por mi cuello intentando rodearlo pero no llegaba.

-Si lo deseas con todo el corazón, aparecerá -le dije en el oído-. ¿Por qué no vas a abrazar a la tita? Está triste, y tú no quieres que ella esté así, ¿verdad? -él negó separándose un poco de mí y corrió hacia Avery, la que seguía con las manos en su cara intentando hacerse la fuerte mientras sollozaba en silencio.

El pequeño llegó a su lado, abrazó sus piernas y la miró desde abajo. Avery al verlo, lo cogió en sus brazos y se pusieron a llorar los dos. Una lágrima salió contra mi voluntad y me acerqué a ellos, abrazándolos a los dos mientras escuchaba como sollozaban sin parar.

De golpe el llanto de Juli paró. Lo miré confundido y vi como su mirada se perdía en un punto detrás de mí. Me giré temiendo lo peor, pero allí no había nada.

Todo seguía como antes, no había nada, no había nadie que nos apuntara con una pistola, no estaba Romina, tampoco Ryan. ¿Entonces qué?

-¿Qué pasa Juli? -le pregunté, intentando que me mirara, pero no lo conseguí.

-Mamá está aquí -me congelé en mi sitio y me erguí enseguida al escuchar éso. ¿Carol estaba aquí? Es decir, ¿su fantasma? Volví a girarme para encontrarme, nuevamente, con nada. ¿Qué si era solamente una ilusión? Acaricié el pelo del pequeño.

-¿Qué hace mamá? -le pregunté.

-Ella me mira triste -comentó-. Supongo que no me quiere ver mal, ¿verdad? -asentí-. ¡Espera mamá! -empezó a moverse en los brazos de Avery para que lo dejara salir, y antes de que se cayera, lo dejó ir.

El pequeño empezó a correr hacia la entrada -Mamá, ¡no te vayas! -gritaba mientras salía por la puerta seguido de Avery y de mí. Corrimos por detrás del niño, -el cual seguía al fantasma de su madre mientras gritaba.

Empecé a escuchar sollozos viniendo de cerca, y mientras nos acercábamos más, más fuerte se hacía el ruido. Me ceño se frunció al empezar a reconocer la zona. Era donde habíamos enterrado a Carol.

Nos paramos todos de golpe.

-Mamá se ha parado al lado de papá -dijo con voz rota, mientras él veía algo que nadie veía. Yo sólo veía a Ryan arrodillado enfrente de la tumba de Carol, recitando trozos de una canción...

La silla eléctrica.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora