6 ─ Ella me pertenece

4.6K 208 9
                                    

-¡¿Qué mierda Bieber?!

¿Qué hay mejor que despertarse con un grito de una jodida voz que está atada en mi habitación? ¿Qué hay mejor que escuchar por la madrugada como alguien golpea el suelo y grita? Yo creo que nada.

Miré el ventanal que había en mi habitación y aún no había salido ni el sol y ya estaba la perra dando por culo.

-¡¿Me quieres contestar de una maldita vez?! ¡Llevo como media hora...! -la interrumpí con un grito.

-¡Cállate de una puta vez! -la miré con ojos ardiendo de furia. Nunca despertaba de buen humor. Hoy menos-. Ahora estás a mi merced, así que, por tu bien te agradecería que dejaras de gritar. Quiero dormir un par de horas más, ¿está bien perra? -ella negó con su cabeza.

-¡Quiero que me sueltes! -gritó meneándose en la silla intentando soltarse pero sin éxito.

-Entonces, no me dejas otra opción que amordazarte, nena.

Cogí la cinta adhesiva de mi mesilla de noche, corté un trozo bien grande para esa bocota que no dejaba de hablar, me levanté olvidándome de que estaba desnudo, pero enseguida lo recordé gracias a la cara sonrojada de Avery. Me puse enfrente suyo y la amordacé.

-Me gustas más cuando no puedes hablar y estás callada -acaricié su agitado pelo y ella se apartó de mi toque-. Ni se te ocurra volver a rechazarme o te irá peor, amor -hablé entre dientes cogiendo su mentón haciendo que me mirara-. Cuando duermes pareces un ángel, cuando te despiertas eres un demonio -aguantó mi mirada-. Ahora, me dejarás dormir ¿verdad? -no contestó-. Bien, lo tomaré como un sí. Que descanses mi vida -besé sus labios por encima de la cinta adhesiva y volví a mi cama donde me tumbé, me tapé y dándole una última mirada a la chica atada, me dormí.

-Amor -escuché entre sueños-. Mi amor, despierta -sentí unos dedos pasearse por mi torso desnudo y abrí los ojos de golpe. Allí estaba Romina, acostada a mi lado pero por encima de las sábanas.

Miré a Avery que miraba atenta la escena y le sonreí con picardía. Después, volví mi vista a Romina.

-¿Cómo mierda has entrado, Romina? -pregunté apartándome.

-Olvidas que Ryan sabe como abrir puertas con cerrojos -me sonrió-. Ya Ryan se pasó hace un rato a hacerle una visita a tu amiguita -la miró y Avery le lanzó una de sus miradas frías y llenas de odio. Seguro que si pudiera decirle algo, sin duda se lo diría. Y no sería nada bonito.

-¿Ryan vino a hacerle una visita sin mi consentimiento? -apreté los puños y ella asintió.

-¿Pasa algo, nene? -preguntó deslizando uno de sus dedos por mis músculos.

-Sí pasa algo. No quiero que ninguno de los dos la visite, ni la mire, ni le hable sin mi consentimiento. Si me entero de que algo así ha pasado de nuevo, las pagaréis.

-Oh -fue lo único que pudo decir y se puso rígida-. Quiero que me castigues, pero en la cama como lo sueles hacer -me besó el lóbulo de la oreja y después lo chupó haciendo que mi piel se erizara.

-Ya está bien Romina. Ves a prepararme el desayuno, no tengo tiempo para tus tonterías. Olvidas que ahora estás con Ryan, no conmigo -bufó y se dirigió hacia la salida pero la interrumpí antes de que pudiera llegar-. Prepara también el desayuno para Avery.

-Ella puede aguantar sin comer. Con ese cuerpecito que tiene seguro que pasa días sin comida. Estará acostumbrada.

-Cállate y prepara desayuno para ambos Romina. No te lo vuelvo a decir.

-Está bien, gruñón.

Se fue dando un fuerte portazo y suspiré. Aveces Romina me sacaba de quicio. Era un grano en el culo cuando quería.

La silla eléctrica.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora