-¿Pero dónde estamos? -Bella preguntó nada más bajar del Mustang al ver el conjunto de edificios que teníamos delante de nuestras narices-. ¿A esto le llaman motel? -hizo una mueca de disgusto y se dispuso a volver al coche pero antes de que pudiera dar tres pasos, la paré-. ¿Qué? -me miró-. ¿En serio piensas quedarte aquí? -señaló de mala manera hacia el lugar.
-Es lo mínimo que voy a hacer por Avery. Y tendrías que entenderlo y apoyarme, no abandonar a la primera de cambio. Sabes que sin ella no pienso irme de esta maldita ciudad.
-Pero Justin... -empezó con una voz dulce-, y si por algún caso ella ya no está...
-No acabes esa frase Bella. Yo sé que ella sigue viva, esperando a que yo vaya a buscarla -sonreí mientras levantaba mi cabeza hacia el cielo-. Y eso es lo que voy a hacer, y nadie -miré a todos fijamente-, y he dicho nadie -remarqué la última palabra- me va a poder parar -solté el brazo de mi amiga-. Y si alguien se quiere ir, que lo haga ahora, porque después no quiero quejas.
Saqué todas las maletas de mi coche y lo cerré con el botón del mando a distancia. Me puse la mochila a la espalda y me dirigí hacia el par de edificios que estaban medio derrumbados. Suspiros se escucharon desde atrás y un gruñido bajo de mujer y después todo volvió al silencio hasta empezar a escuchar pasos que se acercaban a mí y me seguían.
-¡No te creas que siempre te obedeceré! -gritó mi amiga rubia desde atrás-. ¡Lo hago por Avery, que es una chica buena y no se merece nada de lo que está pasando! -sonreí y negué con la cabeza. Ésta mujer no sé como no había mandado a Jaden a un psiquiátrico.
-Cállate ya, mujer -dije mientras subía las escaleras que llevaban a la recepción de uno de los edificios.
-Imbécil -susurró Bella por detrás. Hice caso omiso y seguí con mi paso seguro por el piso.
Todo a mi alrededor estaba echo un desastre. Las paredes estaban medio amarillas de tanto humo que se veía en la habitación (ya que el recepcionista estaba fumando y supongo que fumaría como un carretero), en las paredes también había rajas, pintadas... Las luces que iluminaban un poco los pasillos se encendían y se apagaban continuamente haciendo que todo pareciera más tenebroso.
-Buenas noches -le hablé al joven detrás de la recepción que me miró con el cigarro entre los labios. Se sentó mejor en la silla y apoyó sus codos en la mesa mientras nos miraba atentamente.
-Bienvenidos -sonrió de lado mirando a mi amiga.
-Será mejor que no me mires así y ni me sonrías si no quieres acabar con los dientes para dentro, gilipollas -tuve que toser para aguantar la risa después del comentario de Bella.
-Queríamos tres habitaciones -miré a mi alrededor-, de las mejores que tengas, por favor -el joven dejó de mirar a la chica que le había dado calabazas y comenzó a mirar en su antiguo ordenador.
-Quedan libres la 36, la 28 y la 25. Son de las mejores que tenemos y están en el segundo piso, ¿les parece bien? -intentó darnos una sonrisa y sólo le salió una mueca.
-Sí, estará bien, ¿cuánto es?
-Son 10€ por noche -dejó salir el humo de su cigarro hacia arriba mientras comenzaba a sacar las llaves de nuestras habitaciones de un cajón.
-*-
-¿10 euros por noche por esto? -preguntó Bella nada más abrir la puerta de su habitación.
-No te quejes y duerme.
Mi habitación sería la 36. Abrí la puerta y me encontré con una cama de matrimonio con la manta roja, dos mesitas de noche, un armario viejo y un espejo. Dejé mi mochila en la cama y me senté en ésta mientras suspiraba y miraba a todos lados.
Aunque fuese pequeña, se me hacía grande sin ella. Avery, no sabes cuanto te echo de menos.
Abrí con lo que viajaba y saqué una foto de los dos y la acaricié con mi dedo índice su cara como si la pudiese tocar a través de eso.
-Ojalá estuvieras aquí y te pudiese ver a mi lado, y no en foto, cielo... -dejé a un lado la foto y saqué de mi mochila alguna de su ropa. Su diminuta ropa (comparada con la mía)-. Prometo no dejarte ir nunca, defenderte de todo si hace falta... pero por favor, aparece enana -arrugué su camiseta entre mis manos y la acerqué a mi nariz y pude notar que todavía conservaba aunque fuese un poco de su olor-, no sabes la falta que me haces desde que te fuiste.
Giré la foto y busqué un bolígrafo con el que empecé a escribir por detrás.
"Te extraño."
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La silla eléctrica.
FanficMe querían matar, me querían muerto por ser el criminal con más muertes en su expediente. Querían que me fuera directo al infierno por causar tanto dolor. Pero un criminal, también merece una segunda oportunidad ¿no? Al parecer, yo era el único que...