21 ─ ¿Trampa?

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-¿Justin? -sentí como una aguda voz me llamaba, intentando sacarme de mi trance de hace un par de minutos-. ¿Pasa algo malo? -cogió mi cara entre sus manos haciéndome mirarla directamente a esos oscuros ojos que me hacían perder la cabeza.

-Tengo que irme -dije sin más, levantándome del sofá. Kenny frunció el ceño y se levantó también. Avery solo me miró desde su asiento con una mueca extraña.

-¿Dónde vas? -dijo con una voz fuerte Kenny, colocó su mano en mi hombro parándome.

-No importa, sólo me tengo que reunir con alguien -mi amigo frunció aún más el ceño.

-Te acompaño -dijo sin pensarlo. Gruñí intentando separarme de él.

-Ni por asomo -dije entre dientes-. Tú te vas a quedar cuidando de Avery y Juli mientras yo voy a ver qué mierda pasó, ¿bien? -sentí como otra persona en la sala se movía. Avery se había levantado del sofá y me enfrentaba con una mirada seria.

-No, él no se va a quedar cuidando de ninguno de los dos porque nosotros vamos a ir contigo -hizo una pausa en la que me permitió gruñir y negar con la cabeza-, y cuando digo todos, es todos Justin Bieber -se cruzó de brazos.

-Por mucho que te enfades, no voy a permitir que expongas tu vida, ni la de Juli, ¡mierda! -me puse enfermo al pensar en la escena que me encontré semanas antes cuando fui a ver por primera vez a Riveira.

-Si nos tiene que pasar algo, nos puede pasar aquí o allí, ¿no lo entiendes? -preguntó entre dientes-. Por mucho que nos quedemos en casa, ella puede entrar, ya lo ha hecho varias veces.

-Avery, no me hagas esto por favor. Hazme caso de una puta vez, quédate en casa tranquila y a salvo, estaré de vuelta cuando menos te lo esperes -sus manos se levantaron hacia arriba con una mueca de desesperación.

-¿Que no entiendes? -mi ceño se frunció no entendiendo a donde quería llegar-. ¡Qué no voy a dejarte solo! Que lo que quieras hacer, lo vas a tener que hacer conmigo, que donde quieras ir, yo iré contigo, ¿tanto cuesta de entrar eso en tu testaruda cabeza? -mi cuerpo se puso tenso.

-No quiero discutir -dirigí mi mirada hacia mi amigo que miraba la escena en silencio-. Cuídalos bien Kenny, y no dejes que Avery haga algo desquiciado -negué con la cabeza imaginándomelo.

-Creo que el único que está a punto de hacer algo desquiciado aquí, eres tú -comentó Kenny, de nuevo, poniendo su mano fuerte y grande en mi hombro-. Cálmate, cuéntanos. ¿Qué pasó para que quieras irte así, de buenas a primeras? -me puse de los nervios.

-No tengo tiempo, es algo urgente... Necesito llegar lo antes posible por favor, dejen los interrogatorios. Nada malo me va a pasar.

-Yo voy a acompañarte -dijo Fredo, hablando por primera vez. Yo asentí conforme, pero Kenny seguía sin soltarme.

-Justin, ¿quién te escribió? -apretó su agarre. Me encogí de hombros y seguido de eso, me solté, poniendo bien de nuevo mi cazadora negra.

-No importa, de verdad -cogí las llaves de mi coche, dispuesto a dirigirme a la puerta de salida cuando alguien apretó de nuevo mi hombro. Me giré fulminando a Kenny, pero no era él. Mi mirada se volvió menos intensa al darme cuenta de que era Avery.

-Justin, déjame acompañarte, por favor -dijo en un susurro.

-¿No entiendes que ella puede estar cerca? ¿Que te puede pegar un tiro entre ceja y ceja? ¿Que te puede matar y yo no puedo hacer nada para salvar tu vida? ¿No entiendes que esté preocupado por eso? -negué con la cabeza y cogí su mano entre las mías, y la besé suavemente donde se encontraba su pulso.

La silla eléctrica.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora