3 ─ Pronto nos volveremos a ver

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Veía como salía humo de mi lado, escuchaba como los rayos de electricidad pasaban por los cables de la silla y cerré los ojos esperando el choque de la electricidad con mi cuerpo, pero, esperaba y esperaba, 5 minutos y todavía no sentía nada.

De golpe, algo se abrió a mi lado. Una pequeña rendija y por ella apareció... ¡Ryan! Éste me sonrió.

-Si no sales en menos de dos minutos de esa maldita silla, te chamuscarás.

Le sonreí mientras me desataba todos los cables de mi cuerpo. Trajo con él un cuerpo sin vida y lo miré interrogante.

-Tuve que matar a alguien para que todo el mundo se piense que eres tú. Cuando la silla queme su cara, no se podrá saber quién fue, y no harán prueba de sangre porque de esta sala es casi imposible escapar, hermano.

-Te debo la vida -le sonreí.

-Lo sé -puso al muerto en la silla y ambos escapamos por la rendija que conducía a los tubos de ventilación.

Después de un rato andando por los estrechos tubos de ventilación, vimos la luz del día. Tuvimos que bajar por unas cajas ya preparadas por Ryan y corrimos calle abajo.

Un coche negro nos esperaba en una callejuela oscura y de mal olor. Ryan abrió la puerta del copiloto y yo me metí en la parte trasera. Y ahí la vi. Romina arrancó el coche.

-Te salvamos el culo otra vez Bieber -habló la novia de Ryan.

-No sabes cuánto os lo agradezco.

-Somos una familia hermano, no podíamos dejar que murieras sin pelear.

-Te queda mucha vida por delante, Justin -habló Romina conduciendo por aquellas calles, donde había personas celebrando mi “muerte”-. Si supieran que estás vivo, no celebrarían -rió la pelirroja.

-Deberían temer. Ahora sí, voy a acabar con las personas que quedan en mi lista y ya podré morir tranquilo.

-Sólo queda Andrés y Valentín por morir -habló mi amiga y yo asentí.

-Aunque, ahora tengo también a otra persona...

-¿A quién quieres matar, Bieber? -preguntó Ryan.

-No, matar no. Pero atormentar, sí.

-¿Nombre? -preguntó éste.

-Avery Torres, policía especializada de Nueva Jersey.

-¿Qué te hizo ésa perra? -preguntó Romina.

-Ésa perra fue la que me cogió y me llevó a la cárcel.

-Morirá.

-No, no morirá -sentencié con los dientes apretados-. Ni se te ocurra Rom, y Ryan, a ti tampoco.

No hablamos más durante todo el viaje. Rom aparcó en el aparcamiento de nuestra casa y apagó el coche. Salí de golpe y toqué con cariño mi Mustang negro y nuevo. Ryan me apartó del coche y me hizo subir con él a casa. Donde los tres nos tiramos al sofá. El rubio encendió la tele.

Justin Bieber muerto tras la silla eléctrica”, fue la primera noticia en recibirnos.

-Parece que todo el mundo se piensa que estás muerto -asentí.

-Bien hecho, amigos -les sonreí a ambos.

-¿Y cuándo piensas hacerle una visita a tu amiguita? -fruncí el ceño-. Avery creo que se llamaba.

-Mañana empezaré a vigilarla, y en el primer momento en el que esté sola, la haré una visita muy agradable. Hoy estoy demasiado cansado como para tener que lidiar con la pequeña perra. Hoy, necesito algo para evadirme -miré a Romina y ella me sonrió y enseguida se puso encima mío.

La silla eléctrica.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora