31 ─ Los chicos malos no lloran

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Capítulo dedicado a Cammila1234, gracias por leer mi novela, ¡aquí lo tienes nena! :)

Mi mirada se desplazó hacia el suelo del parque donde se encontraba tirado Juli, porque como le había advertido, se caería. Y así lo hizo. Enseguida me levanté del banco sin importarme nada más.

Ya tendría tiempo de decirle a Avery cómo me sentía.

-¡Te lo dije! -grité mientras me arrodillaba al lado del pequeño que se cogía su rodilla con las lágrimas apunto de salir de sus pequeños ojos azules. Ahí decidí que lo mejor sería que no le echara la bronca en este mismo momento-. ¿Te duele mucho, moco? -acaricié su cabello.

-Sí, duele mucho tito -hizo un puchero. Lo cogí entre mis brazos y lo llevé al banco donde aún estaba Avery sacando algo de su bolso. Al poco me tendió un par de tiritas y un desinfectante.

-¿Cómo es que llevas todo eso en el bolso? -su ceja se arqueó-. Digo, las chicas con las que he salido solían llevar perfumes, compresas, pintalabios... Pero nunca desinfectante y tiritas -reí y ella se encogió de hombros.

-Si tienes unos sobrinos revoltosos a los cuales te obligan a llevar al parque, te acabas acostumbrando -reí, pero al segundo paré. Ella seguramente echaba de menos a sus sobrinos y a sus hermanos/as. ¿Cómo no había pensando en que algún día esto pasaría?-. ¿Piensas echarle rápido el desinfectante, o qué? Si no lo haces, puede ser que tengamos que ir a urgencia a que le limpien la herida, Justin -habló bajándome de nuevo a la Tierra. Simplemente asentí y abrí el gran frasco.

-¿Tienes algodón, por alguna casualidad? -empezó a rebuscar en su bolso marrón. ¿Era posible que también llevara eso ahí metido? Sacó el algodón con una sonrisa en la cara y mis ojos se abrieron. Esto era peor que el bolsillo mágico de Doraemon.

-Muchas gracias -hablé concentrado mientras empezaba a echar el líquido en el algodón blanco.

-¿Dolerá, tito? -preguntó Juli mientras se aferraba a mi camiseta roja de tirantes. Lo miré con una pequeña sonrisa. Oh, claro que iba a doler pequeño.

-No, no mucho, algo sí que te dolerá, pero después te encontrarás mejor, ¿vale? -él asintió no muy convencido y puse con cuidado el algodón en su rodilla haciendo que Juli saltara en mis brazos y me mirara con una mirada de 'no iba a doler, ¿no?'. Seguí con mi tarea con mucho cuidado.

-Después te compraré un helado por comportarte como todo un hombre-comentó Avery moviendo su monedero haciendo resonar las monedas que habían dentro. Juli asintió con la cabeza conforme pero no sonreía. Creo que la curación le estaba haciendo perder la cabeza. Bueno, así aprendería a hacerme caso, porque yo se lo dije por su bien.

-Bien, enano, ahora sólo queda poner las tiritas para no recibir más golpes en las heridas que te hiciste, ¿sí? -él asintió limpiándose las pequeñas lágrimas que se habían salido de sus bonitos ojos-. ¡Hey, los chicos malos no lloran, y eso es lo que tú eres! -reí y le revolví el pelo.

-¿Cómo que los chicos malos no lloran? -preguntó Avery y me dio un pequeño golpe en la cabeza-. Yo te he visto varias veces llorando, y que yo sepa, tú también eres uno de ellos -sonrió con suficiencia.

-Eso pasa a veces, muy pocas veces me verás llorando, pequeña -le sonreí esta vez yo a ella mientras ponía varias tiritas en la rodilla de mi sobrino que seguía en mi regazo.

-Todos tenemos sentimientos Justin -comentó con un encogimiento de hombros.

-Sobre eso tenemos que hablar Avery -me miró con el ceño fruncido y yo no la miré, estaba “concentrado” haciendo bien lo que estaba haciendo.

La silla eléctrica.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora