13 ─ Soy tu única opción

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-Hey Bieber -saludó mi amigo desde el otro lado del teléfono.

-Kenny -dije en forma de saludo.

-¿Qué puedo hacer por ti, amigo?

-Me jode que me conozcas tan bien tío -me senté en el banco que se encontraba en mi porche.

-Escupe, tengo trabajo.

-Eso mismo quiero pedirte -sonreí, aunque no me pudiese ver, de manera angelical. Sentí como bufó.

-No me esperaba menos. Pero debes saber que puedo tardar un poco en conseguirte lo que quieres...

-Soy tu amigo, tu hermano blanco, tío.

-Veré qué puedo hacer para ponerte el primero en la fila de mis trabajos. Bien, ¿me vas a decir?

-Quiero que investigues a alguien.

-Soy todo oídos -comentó.

-Juan Riveira. Quiero que sepas todo sobre él.

-¿Juan qué?

-Riveira -comenté bufando. ¿Desde cuándo era Kenny sordo?

-Ese nombre... Se me hace conocido. No sé donde mierda lo escuché.

-Me importa una maldita mierda eso, Kenny. Quiero saber dónde vive, qué hace cada segundo y con quién se junta el malnacido.

-¿Te la jugó? -yo negué con la cabeza.

-No.

-¿Entonces?

-Sólo hazlo Kenny, ¿desde cuándo pides tantos datos? Antes sólo lo hacías, sin preguntas.

-Perdóneme señorito por querer saber por qué mi amigo blanco está tan enfadado.

-Maldita sea, ¿cómo sabes que estoy enfadado?

-Oh sí, es normal en ti sentir tanto odio en tus palabras, pero no tanto como hoy.

-Estoy como siempre -moví mi pierna de arriba a abajo nervioso por tanta conversa.

-Claro que no, Bieber.

-Claro que sí, Hamilton -él rió.

-Oh, claro que sí -dijo irónico-. Estás igual que siempre... Por eso me llamaste Hamilton -rió de nuevo.

-No le veo la gracia, imbécil.

-Yo de ti no me insultaría, puedo fácilmente colgarte y dejarte con la maldita duda en tu cabeza.

-Si no fuera tan importante, juro que te colgaría por mí mismo.

-Entonces, es importante -concluyó.

-Sí, es importante, ¿contento? -él hizo un sonido con la boca diciendo que sí y suspiré.

-¿Irás a matarlo también?

-Sí -contesté tranquilo.

-¿Has matado ya a los demás? -gruñí.

-No, aún no, pero que aprovechen lo que les queda de vida porque Bieber está de vuelta.

-Claro -rió con su voz profunda-. Te tendré el trabajo hecho antes de que te des cuenta hermano.

-Gracias tío, te debo... -empecé a recordar todas las que le debía-, muchas, te debo muchas -ambos reímos.

-Sabes que por el tío que salvó la vida de una de mis hijas, puedo hacer lo que él quiera.

-Consígueme una buena puta para esta noche -sonreí.

La silla eléctrica.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora