7 ─ Nunca nadie me querría

4.7K 214 11
                                    

Apagué el agua de la ducha caliente que me acaba de dar. Salí, envolví en mi cintura una toalla blanca que se encontraba en el baño.

Caminé hacia mi habitación. Cuando llegué, antes de entrar escuché unos susurros. ¿Qué mierda estás haciendo ya Avery? Abrí sin miramientos la puerta para pillar a la policía con las manos en la masa en lo que mierda estuviera haciendo y me llevé una gran sorpresa.

Allí, de pie, enfrente de ella estaba Romina. Tenía su dedo índice en su mentón como advirtiéndole de algo. Di un golpe duro a la puerta y Rom me miró con ojos que gritaban miedo. Se apartó de golpe de ella.

-Esto... Esto no es lo que parece Justin.

-Oh claro que es lo que parece mierda. ¿Qué cojones le has dicho?

-Nada, sólo como van las cosas en esta casa -Avery apretaba la mandíbula mirándola.

-Sé que algo más Romina. Escupe.

-Nada más, créeme joder -sin dejarme decir más, desapareció de mi vista. Avery agachó su cabeza y miró el piso.

Maldecí en voz alta y di un puñetazo en la blanca pared de mi habitación. Giré mi cabeza hacia una sorprendida Avery.

-¿Qué te dijo? -me acerqué, me senté en el filo de la cama quedando enfrente.

-Nada, ella te dijo -habló en un fino tono.

-Sé que mintió. ¿Qué mierda te dijo, Avery?

-¿Desde cuándo me llamas Avery y no Torres? -preguntó intentando evitar el tema.

-No me cambies la conversación Avery. Cuéntame.

-No tengo nada que... -la interrumpí.

-Romina puede ser muy peligrosa nena. Dime.

-No quiero...

-Bueno, si viene esta noche y te descuartiza mientras yo no estoy por no decirme, será tu problema.

-¿Hablas enserio? -tragó fuerte.

-Claro que sí. Romina también es una delincuente como yo.

-¿Y cómo puedo fiarme de ti, Bieber?

-Tienes dos opciones. Creer en mí o... -me acerqué a su oído y le susurré-, morir.

Me fui al simple lavabo que había en la habitación. Os preguntaréis, ¿por qué mierda no usó la bañera de el lavabo de la habitación y se fue a otro? Pues porque, por “arte de magia”, hoy el agua no llegaba hacia allí. Gran casualidad.

Acabé de ponerme mi ropa, me afeité, me eché loción para que mi piel no se irritara, eché una colonia sensual, peiné mi pelo hacia arriba y listo. ¿Cómo las mujeres podían tardar tanto en arreglarse? ¿Qué tenían que hacer para pasar horas dentro del lavabo antes de salir? Siempre me desesperaba esperar, por eso, siempre, cuando quedaba con una tía, llegaba media hora tarde.

Apagué la luz del baño y salí, viendo luz por toda la habitación. Luz que entraba por el ventanal tan grande que tenía. Y allí seguía, mirando el suelo, callada.

-¿Y bien? ¿Me vas a decir? -me miró.

-¿Y si te digo, qué? Ésa tía se enfadará más.

-¿Me vas a decir? -la ignoré.

-No, no te lo pienso decir.

-Bien, haz lo que quieras. Me voy al salón a ver la televisión nena. No me eches de menos.

-¿Me vas a dejar aquí, aburrida? -me preguntó en un grito ahogado. La verdad es que dudaba que estuviera histérica porque la dejaba aburrida... Era porque no quería que le hiciera una visita Rom.

La silla eléctrica.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora