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28 de octubre 2023
3:30 a.m.
📍 Guadalajara
"Tiempo Actual"
—Quiero que estos kilos vayan para la frontera ¿si?— Hassan ordenó en voz alta para que todos sus empleados captarán la indicación.
No era secreto para nadie que el joven de 24 años se había vuelto más molesto, arrogante, avaro, mandón, agresivo y caprichoso desde que ella se había ido.
Nadie nunca lo había visto así de enojado con la vida, todos sus empleados corrían con miedo cada que veían a esa figura rondar por sus lados, temblaban como si de la muerte se tratara. También rezaban por sus vidas para no terminar como sus compañeros que Hassan había asesinado enfrente de ellos amenazando con que ellos iban a hacer los siguientes si no hacían las cosas bien.
Hassan Emilio Kabande Laija se había hecho el hombre más importante y más respetado de todos.
—ehh s-señor— la voz de un chico temerosos se escucho por atrás.
Todos las personas voltearon hacia el chico que había interrumpido al jefe, todos rezaban por él y le deseaban sus mejores deseos para que no fuera acabo ahí mismo, ya que al joven Hassan le molestaba que lo molestaran cuando trabajaba.
— ¿no sabes que me caga que me hablen cuando estoy haciendo mi puto trabajo, maldito pedazo de retraso mental?
—p-perdón señor pero esto es importante— continuo el chico.
—me vale verga que tan importante sea— saco su harma y apunto hacia su pecho— si yo fuera tú ya estuviera rezando por mi vida pero adivina que, no te haré nada porque me da pena tu vida y flojera desperdiciar mi tiempo con un idiota.
Su empleado pudo respirar de nuevo cuando vió que su patrón había guardado su arma.
—¿Qué es lo importante que tienes que decirme?
—encontramos la ubicación de mmm Nim— dijo en voz baja.
Hassan le puso su dedo en la boca para que se callara.
—no quiero oír su nombre solo dime dónde está—
—bueno, lo que le dijo mi gente de allá, es que ella está trabajando en un restaurante de comida mexicana en Sinaloa y que en las noches se sigue dedicando a los mismo.
Volteo a ver a sus guardaespaldas y les hizo una seña, después le dió unos golpecitos en el cachete del joven que no sabía su nombre y salió de ahí.
—díganle a Nata que se encargue de este trabajito, todo tiene que salir bien— prendió su gallo.
Sus dos gentes de confianza asintieron y él se subió a la camioneta negra que tenía.
—¿A dónde vamos patrón?— pregunto el chófer.
—a arreglar unas cuentas pendientes.
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Agárrense que haré un maratón y se va a poner bueno. Quiero preguntarles, ¿si les gusta que vaya poniendo un tiempo actual y uno pasado?
