Una historia Omegaverse, dónde dos lobos están destinados a salvar a las manadas pero no todo será fácil para ellos, además, ¿Podrá su amor ayudar a la profecía?
Una historia de mi completa autoría.
Contenido +21.
No acepto copias ni adaptaciones.
A...
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Maratón 1/3
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Danrah
Desperté al otro día abrazada de Jungkook y me desperté en sorpresa casi cayendo de la cama. Podía sentir la paz y felicidad que estaba experimentando Jungkook, tal vez está soñando.
Suspiré levantándome, no quiero quedarme encerrada aquí en la mansión, después de asearme en el baño bajé hasta la cocina para prepararme algo, de la nada me dieron ganas de cazar, simplemente salí hacia afuera tomándome con Namjoon que venía a buscar al Alfa.
—Buenos días, alteza —hizo su saludo para luego levantar la cabeza— ¿El Alfa está despierto?
—No, aún no despierta y pues su felicidad era tanta que no quise despertarlo —noté cuando sus ojos se fueron hasta mi cuello.
—Felicidades, alteza, veo que ya ha sido marcada, ya cuando lo desee podrá comunicarse con al Alfa y podrá saber dónde está y como se siente.
—Si, pues teníamos que hacerlo antes de la boda, que ya es este fin de semana —los nervios comenzaron a recorrer mi cuerpo.
De pequeña no me gustó cómo mi padre trató a mi madre, aunque sabía que ella era su mate se quedó con mi tía dándole una hija a cada una, pero aceptó que su Omega le hiciera la vida imposible a su mate. Mi padre nunca marcó a mi madre, eso fue lo que la terminó por destruir así que cuando mi tía pudo se aprovechó de que mi madre estaba débil para matarla.
Por eso me ha costado mucho confiar en todos, pero especialmente en los Alfas, siento que todos pueden mentir igual, a pesar de tener una mate a su lado, Jungkook siento que es diferente, algo me lo dice, por eso es que poco a poco estoy dejando que entre en mi vida, pero cada vez más seguido me siento más cerca de él y siento que me gusta más.
—¿Y a dónde se dirige? —no me extraña que aún desconfíen de mí y más después de haber visto mi transformación.
—Quiero ir a ver a Lucy —él asintió.
Caminé hasta dónde están las parteras, allí había Omegas recién dadas a luz, algunas ayudaban, otras limpiaban, labores que los demás ven normal en una Omega, pero para mí son estupideces, podemos hacer lo que queramos igual que los Betas y Alfas.
—Lucy —me acerqué a ella, tenía una canasta en su brazo.
—Alteza, que gusto verla por aquí —pude notar las miradas en mí apenas Lucy me llamó alteza.
—Quería hablar contigo, ¿Estas ocupada?
—Bueno, iba a recoger fresas para el pastel de los cachorros jóvenes, ¿Quiere acompañarme? —asentí con una sonrisa.
Todas tenían la mirada puesta en nosotras.
—Ya debería estar acostumbrada a las miradas pero aún me molesta —gruñí.
