Una historia Omegaverse, dónde dos lobos están destinados a salvar a las manadas pero no todo será fácil para ellos, además, ¿Podrá su amor ayudar a la profecía?
Una historia de mi completa autoría.
Contenido +21.
No acepto copias ni adaptaciones.
A...
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Jungkook andaba suelto en su forma animal, buscaba el rastro de Lara, pero quería controlarse para no matarla tan fácilmente, la haría sufrir lento y dolorosamente y a Irene, solo por su amigo Kim recibiría azotes durante dos horas.
La loba había salido huyendo cuando se enteró por otra de sus amigas Omegas que Jungkook ya sabía que había sido ella, iba a matar a Irene por andar hablando más de la cuenta.
Corría a toda velocidad por el bosque tenía que llegar a otro territorio sino sería loba muerta, tal vez huir por los momentos para luego tal vez volver a los brazos de Jungkook.
Que ilusa... Cómo si Jungkook fuera a amarla después de lo que le ha hecho hacía su mate, Jungkook tenía horas buscándola y aún no se bajaba su ira.
—Alfa —Yoongi se acercó— Déjenos la búsqueda a nosotros, apenas la encontremos se la llevaremos con vida, usted debería estar con su mate, acaban de perder un cachorro así que ella debe estar muy devastada, las Omegas necesitan el amor y el toque de su Alfa en momentos como estos.
El castaño sabía que lo que decía él era cierto, así que asintiendo volvió a la aldea y decidió dejarlo todo en manos de sus hombres.
Apenas llegó y fue a dónde aún tenían a Danrah, la cuál estaba dormida, con una leve sonrisa al sentir el alivio de verla con vida, pero podía sentir el horror de la pérdida de su primer cachorro, se sentó a un lado de su cama y sostuvo sus manos.
—Perdoname mi amada, te he fallado —habia comenzado a llorar— No pude protegerlos, lo lamento.
No podía dejar de llorar, su corazón estaba demasiado herido, no solo por su propio dolor sino también por el de ella. Entonces su dedos comenzaron a moverse, él los apretó más.
—¿Cariño? —él volvió a tomar sus manos y le dejó un beso en sus manos.
—No es tu culpa —su voz era débil— Es mía, yo debí tener cuidado.
—No digas eso, cariño, no es tu culpa, jamás vuelas a decir eso —se acercó a su frente para dejarle un beso— Sentí como te aferrabas a nuestro cachorro, sabes que soy tu otra mitad, lo que tú sientes yo también.
—Se que esas sufriendo también —Jungkook dejó un beso en sus labios.
—Por supuesto, mi esposa casi se va de mi vida y perdimos a nuestro primer cachorro, algo que no dejaré pasar.
—¿Sabes quiénes fueron?
—Si, amor, ya sabemos quiénes son y serán castigados, por cierto debo ir en un rato a hablar con un cómplice y darle el castigo que se ejecutará mañana y cuando atrapemos a la otra, la asesina, la torturaré tan lentamente que deseará no haberlo hecho y con eso le mandaré un mensaje a todos, para que sepan que nadie te toca.
